viernes, 18 de diciembre de 2020

Situación inaguantable

Ya ha pasado un año desde que convivimos con el COVID (teniendo en cuenta que empezó en China en este mes del año pasado), y pese a la promesa de las vacunas, la situación generada por la pandemia se está volviendo inaguantable por momentos.

Si España tuvo que enfrentarse a un confinamiento en marzo y abril para frenar el colapso sanitario, en verano relajó las medidas y falló la preparación para afrontar la segunda ola que todo el mundo sabía que vendría. 

Sí, ahora hay mascarillas, se realizan más tests y no se ha tenido que volver al confinamiento, pero las restricciones siguen siendo muy fuertes porque los hospitales siguen colapsados. Apenas se ha ampliado plantilla ni camas, con lo que en cuanto los casos volvieron a aumentar, hubo que volver a las restricciones para evitar el colapso total de los hospitales.

Ya denuncié en su día que el sistema sanitario español dista mucho de ser ejemplar. Tiene múltiples fallos, empezando porque no hay suficientes médicos, siguiendo por las listas de espera, y terminando por el mal ratio de camas por población. En estos gráficos se puede ver que hay países con mucha mayor capacidad que España en cuanto a médicos y camas de hospitales respecto a la población. 





domingo, 1 de noviembre de 2020

Francia y el islamismo

Desde hace ya bastante tiempo Francia se enfrenta a la amenaza terrorista de corte yihadista en su propio país de una forma más severa que otros países de Europa. Una de las razones principales es la inmigración musulmana que ha recibido de sus antiguas colonias en el norte de África, y la integración fallida que ha llevado a que muchos de estos inmigrantes vivan en barrios periféricos y no se relacionen con el resto de la población.

La convivencia entre la población musulmana y el resto del país no es sencilla, estallando periódicamente revueltas en los barrios mencionados anteriormente debido a las malas condiciones de vida, así como polémicas sobre diversos asuntos que afectan de una forma u otra a la comunidad musulmana, como pueden ser la prohibición de portar el velo en las escuelas alegando la ley de laicidad del Estado, la reproducción de caricaturas de Mahoma (cuando en el Islam está prohibido representar al profeta y no digamos ya burlarse de él), o recientemente, la voluntad expresada por parte del gobierno de cerrar diversas asociaciones musulmanas ya que alegan que tienen un discurso radical.

Que el terrorismo y todas sus formas (amenazas, insultos, señalamientos, financiación, apoyo, complicidad...) deben ser perseguidos y los responsables puestos ante la justicia, nadie lo pone en duda. Pero otra cosa bien distinta es promover la disolución de ciertos colectivos solamente porque no guste el discurso que realizan.

Para situarnos, hace unas semanas, tras un ataque de corte yihadista por parte de un joven paquistaní que pretendía ir contra la revista Charlie Hebdo, que había vuelto a publicar recientemente las polémicas caricaturas de Mahoma, Macron presentó un plan de acción contra lo que denominó "separatismo islamista", refiriéndose a que ciertos colectivos musulmanes estarían intentando crear una suerte de sistema paralelo al francés, obviando las leyes de la república. 

 

(Portada de Charlie Hebdo en Septiembre de 2020 en la que vuelven a publicar las caricaturas de Mahoma por las que sufrieron el atentado en 2015).

Entre algunas de las medidas más relevantes de este plan destacan el acabar con la educación escolar en las viviendas, o con la financiación de otros países de mezquitas y asociaciones, así como que sea el propio Estado el que forme a los Imanes, o acabar con el programa de formación en lengua de origen.

domingo, 4 de octubre de 2020

¿Segunda ola del Coronavirus?

Desde que acabó el confinamiento pasamos dos meses de relativa calma en los que parecía que se volvía a la normalidad, pero en agosto comenzaron a aumentar los contagios, y ya se está implantando en algunos sitios restricciones a los movimientos.

Se hacen más tests que antes, y la cifra de contagiados y letalidad se aproxima más a la realidad (antes se hacían muy pocos tests y la tasa de letalidad era mayor, al no detectarse los casos asintomáticos o leves). Aun así, parece que no se están haciendo tests suficientes. Solo los hacen a las personas que muestran síntomas y a su entorno en caso de que den positivo. Pero si alguien quiere hacérselo voluntariamente, tiene que pagar.

En consecuencia, los hospitales se están volviendo a llenar,, y aparte de las mascarillas, las distancias, la limitación de aforos y reuniones, en algunos municipios se han implantado medidas de restricción de movimientos. No sin polémica, pues como no podía ser de otra manera hay contradicciones. No se entiende que se restringa el movimiento entre municipios pero no se tomen medidas en los aeropuertos (tipo tests a los que llegan, cuarentena, o tests antes de volar).

 

(En este gráfico para Andalucía, pero que puede servir como referencia para España, se puede ver como los casos por COVID aumentan mucho desde agosto debido al mayor número de tests, y cómo las hospitalizaciones, ingresos en UCI y defunciones también aumentan, aunque en menor medida que el número de contagiados, lo que demuestra la letalidad del virus, que es mucho menor de lo que se decía, ya que la mayor parte de los contagiados son asintomáticos o de carácter leve. No obstante, el aumento de hospitalizaciones indica que el virus sigue presente y si no se toman precauciones puede volver a dispararse su incidencia como sucedió en primavera). 

 

viernes, 19 de junio de 2020

Libertad de Expresión. Parte 4

Con esta van cuatro entradas las que escribo sobre la libertad de expresión (aquí se pueden ver la primera, segunda y tercera entrada al respecto), prueba de que es un tema complejo y que los límites son difusos y siempre salen nuevos casos sobre los que opinar.

Recientemente se están dando nuevos casos de intento de censura en defensa de lo "políticamente correcto". Con motivo de la brutal muerte de George Floyd a manos de la policía de EEUU y de las protestas de Black Lives Matter, se está apuntando hacia símbolos que se consideran esclavistas o racistas. Fue muy sonada por ejemplo el derribo de la estatua a Edward Colston en Bristol, tirándola los manifestantes al río, al considerar a Colston un esclavista. Colston (1636-1721) fue efectivamente un comerciante que traficaba con esclavos, pero también un parlamentario británico y un filántropo que financió en Bristol la construcción de hospitales, iglesias, escuelas y residencias para personas sin hogar y ancianos, entre otras obras de caridad. 

(Momento en el que los manifestantes tiran la estatua al río. Foto de La Vanguardia).

sábado, 23 de mayo de 2020

La política y el coronavirus

Algunos pensábamos que dada la extraordinaria gravedad de la pandemia, los políticos dejarían de echarse los trastos a la cabeza y remarían todos a una. Pues ni por esas.

Tampoco es que fuésemos ingenuos y pensásemos que no fuese a haber críticas o reproches, pero de ahí a lo que estamos viendo, va un trecho.

No se trata de salvar la cara al gobierno. Yo soy el primero que puede criticarle ciertas decisiones: Actuar con demasiada lentitud al principio, autorizar y promover la manifestación del 8 de marzo, comprar mascarillas defectuosas y tests defectuosos a empresas de dudosa confianza, o decir un día una cosa y al siguiente la contraria.

Ya lo definió bien en su día Santiago Segura cuando le preguntaron qué habría hecho Torrente de estar en el gobierno, al decir que habría sido muy parecido a lo que está sucediendo.



Pero la oposición, con honradas excepciones que también mencionaré, no se está comportando a la altura de las circunstancias. 

De Vox podía esperarse en cierta medida. Aun así, no deja de ser decepcionante que su mayor preocupación sea conseguir la dimisión del gobierno, por encima de la salud de los españoles. Y para ello no dudan en apoyar las caceroladas o promover manifestaciones en coche. 

jueves, 9 de abril de 2020

Las medidas tomadas y a tomar frente al coronavirus

Pasado un tiempo prudencial creo que ya se puede ir analizando la efectividad de las medidas que se han ido tomando para hacer frente a la crisis del coronavirus.

Para empezar, como ya señalé en la anterior entrada, ha quedado demostrado que el sistema sanitario está contra las cuerdas. 

Ni siquiera sabemos cuántos contagiados hay realmente, pues no se están realizando tests suficientes. De hecho, España tiene una de las tasas de mortalidad y de recuperación más altas del mundo. ¿Por qué? Porque la cifra de contagiados que ofrece no es real. Ni siquiera la cifra de fallecidos que ofrece es real. Ya están alertando muchas CCAA que hay más fallecidos por el virus de lo que se dice, ya que únicamente contabilizan a quienes realizaron el test, pero hay muchos otros que fallecieron con síntomas, que probablemente tenían el virus, pero no se les realizó el test y por tanto no contabilizan como fallecidos por el virus.

Por si fuera poco, compran tests que no funcionan bien.



Ya se están planteando medidas de recuperación de actividad, cuando hay muchas personas con síntomas encerradas en sus casas. O personas que pueden tener el virus, ser asintomáticas, pero ser capaces de contagiárselo a otros. Actuar sin tener la información más precisa es actuar a ciegas, y es lo peor que se puede hacer. Por ello la importantcia de realizar el mayor número de tests posibles.

Según dicen, el virus podría remitir en verano pero volver en otoño. Está claro que para cuando eso suceda, el sistema sanitario español debe estar preparado para poder realizar tests a una gran parte de la población, y para enfrentar la pandemia en mejores condiciones.

sábado, 14 de marzo de 2020

La locura del coronavirus

Es difícil escribir sobre este tema ya que todo cambia muy rápido de un día para otro, y de una hora para otra. Pero algunas ideas sí que se pueden ir analizando, más allá de últimas medidas o últimas estadísticas.

La primera idea y más clara a mi juicio, es la histeria que todo esto está generando. En su máxima expresión, la gente preocupada por que pueda haber un desabastecimiento y lanzándose a comprar  productos de primera necesidad de una forma irracional, como si no fuese a ser posible volver a comprar en un año o dos.
¿Está esa histeria justificada? En mi opinión, no. La producción y distribución de bienes de primera necesidad se va a asegurar, y no va a haber desabastecimiento. Es cierto que con las medidas que se están tomando de cierre de comercios, escuelas, y espectáculos, cunde la incertidumbre. Pero el Gobierno por mucho que quiera controlar la pandemia, sabe que hay unos mínimos de la economía que tiene que asegurar, y no va a permitir que haya desabastecimiento.

Lo cierto es que el comportamiento de la gente ante esto llama la atención. Si ante una cosa como esta reaccionan de este modo, ¿qué no harán cuando haya una guerra o una enfermedad mucho más contagiosa como el ébola? Espero que esto genere algo de empatía y que cuando vean a inmigrantes intentar saltar la valla, llegar a las costas en cayuco, o cruzar la frontera, se pongan en su piel por un momento, y piensen, si yo reaccioné de este modo ante una enfermedad en un país desarrollado, ¿qué no haría si tuviese que huir de una guerra, una matanza, la miseria, o la esclavitud? A ver si con todo esto empezamos a ponernos un poco más en el lugar de los demás.


La segunda idea que se puede analizar es la seriedad de la enfermedad. Sí que tiene unas tasas de mortalidad más altas que una gripe común, pero tampoco nos dejemos llevar por el alarmismo. Hay enfermedades muchísimo más contagiosas y letales que esta, como la tuberculosis, el sarampión, el ébola o la malaria. Es cierto que esta enfermedad es nueva, que no hay tratamiento, que se está expandiendo rápidamente, y que fallece gente que ya estaba en situaciones vulnerables. Pero está claro que no todo el mundo la va a contraer ni que todo el mundo va a morir de esto. Se acabará pasando, como ha sucedido con otras enfermedades. 

sábado, 7 de marzo de 2020

Libertad de expresión. Parte 3

El tema de la libertad de expresión siempre es complejo, pues los límites suelen diferir según a quien se pregunte. En su tiempo ya intenté hablar de lo que yo entendía que entraba dentro de la libertad de expresión y de lo que no (aquí, y sobre todo, aquí).

No obstante, en los últimos meses se han ido sucediendo diversos casos de los que me gustaría hablar. Uno de ellos es el caso Zozulya, del que ya hablé cuando los ultras del Rayo boicotearon su fichaje. Ahora ha vuelto a la actualidad puesto que se suspendió un partido entre el Albacete -equipo en el que milita actualmente Zozulya- y el Rayo, debido a los insultos que los ultras de este último equipo proliferaban contra el jugador. 
Pues bien, hubo muchos que hicieron hincapié en que no se suspendían partidos cuando se proclaman insultos racistas u homófobos. Como ya dijeron varios periodistas deportivos, alguna vez tenía que ser la primera, y esperemos que a partir de ahora cada vez que se insulte en el campo, se suspenda el partido, pues todo el mundo tiene derecho a la dignidad.




sábado, 29 de febrero de 2020

El precio del poder

Entre elección y elección se va reconfigurando el mapa político español. Unos partidos suben, otros bajan, se forman coaliciones, y se cede en posturas programáticas. Es el precio por llegar al poder. Pero entre pagar ese precio y lo que se va a conseguir estando en el poder, no está muy claro si compensa.

Empezando con Ciudadanos, vemos que la estrategia de confrontación con el PSOE le salió cara, y en la repetición electoral se estrelló, cuando anteriormente se había quedado a muy poco de superar al PP. Eso llevó a que Rivera dimitiese. Arrimadas se erigió como lideresa -pese a que aún no lo es oficialmente al haber una gestora-, y amplió la oferta de última hora de Rivera para llegar a un entendimiento con el PP y el PSOE, cuando dentro del propio partido se había defenestrado a otros que propusieron eso mismo, como Garicano o Nart. 

Sin embargo Sánchez optó por lo que se había negado a hacer hasta ese momento, dar cabida a Iglesias en el gobierno. Ahora Arrimadas ha optado por buscar una coalición con el PP en Galicia, País Vasco y Cataluña. La fortaleza de Feijóo en Galicia le ha facilitado bloquear ese acuerdo en Galicia. Sin embargo, la debilidad de Alonso en el País Vasco ha hecho que Casado se imponga, lo que ha llevado a que Alonso dimita.




No todos dentro de Ciudadanos comparten la estrategia de coalición con el PP -que al principio se intentó "vender" como suma constitucionalista a la que se añadirían figuras independientes-, y Francisco Igea ya ha anunciado que se presentará al liderato del partido contra Arrimadas. Hay que recordar que a Igea le impusieron el pacto con el PP en Castilla y León -cuando el PP lleva gobernando en esta Comunidad desde hace más de 30 años-, y que le intentaron hacer un pucherazo electoral para que no saliese elegido como líder en Castilla y León. 

Hay quien dice que lo que busca Arrimadas con esta coalición es esconder los malos resultados que podría obtener Ciudadanos, y puede que no les falte razón. Pero parece claro que con esa estrategia, Casado tiene cada vez más cerca su objetivo de volver a juntar el centro derecha bajo un mismo paraguas, aunque para eso haya tenido que montar un lío tremendo en el País Vasco, que está por ver si no le pasará factura.