Los acontecimientos se suceden estos días a velocidad de vértigo.
Comenzando por Ucrania, fue muy comentada la bronca en directo y ante las cámaras que Trump y Vance echaron a Zelenski en la Casa Blanca, instándole a aceptar un alto el fuego cuando él estaba tratando de explicarles que Putin no cumple los acuerdos.
Una imagen sin duda bochornosa, que muestra a las claras cómo EEUU con Trump a la cabeza, quiere dictar a los demás lo que deben hacer. Por cierto que Marco Rubio, secretario de Estado (equivalente a ministro de exteriores) también estaba presente y su cara durante la bronca era un poema, aunque luego no dijo ni mu más allá de respaldar la posición de Trump y Vance, lógico por otra parte si no quiere perder su puesto.
De hecho, poco después de esa reunión, EEUU paralizó el suministro de armas a Ucrania y dejó de compartir información de inteligencia con este país, además de amenazar con cortar el suministro del uso de Starlink (comunicación vía satélite) como medida de presión para que Zelenski aceptase el alto el fuego, cosa que acabó sucediendo.
Putin por su parte dio largas mientras seguía bombardeando plantas energéticas y recuperaba la región de Kursk, y al final ha acabado aceptando un alto el fuego tan solo para las infraestructuras energéticas. Además, para la mesa de negociación en Arabia Saudí ya ha dicho que Rusia debe obtener todos los territorios del Donbás, pese a que parte de ellos siguen bajo control ucraniano, e insta a un cambio de gobierno en Ucrania y a un desarme de su ejército.
(En este mapa se puede comprobar el territorio ucraniano actualmente en manos de Rusia. Como se puede apreciar, no controla en totalidad las regiones de Jersón, Zaporiyia y Donetsk, pero aún así reclama su control total en la mesa de negociación).
Está por verse cómo se desarrollan esas negociaciones, y si finalmente Ucrania y Europa consiguen sentarse a la mesa. La idea de que tropas europeas se desplieguen en el frente para vigilar la paz es rechazada categóricamente por Rusia. Además, los números varían, ya que según Ucrania tendrían que ser entre 100.000 y 200.000 soldados, mientras que Francia y Reino Unido hablaban de 30.000 y ahora lo han bajado a 10.000. Es decir, de desplegarse, sería una fuerza bastante pequeña.
También hay que entender que sin la participación ni apoyo estadounidense, estos soldados europeos estarían solos frente a Rusia. Pero claro, la logística de tener permanentemente a 100.000 soldados en la línea de frente es gigantesca, mientras que una cifra como 10.000 es mucho más manejable.
Por cierto que se habla de que podrían participar en ese despliegue países no europeos como Australia, Turquía o Canadá. De hecho en Canadá, un efecto imprevisto de la política de Trump que insiste en que Canadá se convierta en el 51º Estado de los EEUU y en imponer aranceles, es que el partido liberal gobernante, muy bajo en las encuestas, ha remontado espectacularmente, al adoptar su nuevo líder un tono desafiante contra Trump.
Mientras Francia y Reino Unido están dispuestos a enviar tropas, hay algunos países como Polonia o Italia que se muestran reticentes. En el caso polaco se alega que al tener frontera con Rusia en Kaliningrado y con Bielorrusia, no pueden descuidar esos flancos enviando soldados fuera. Mientras que en el caso italiano son más prudentes y quieren ver a dónde conduce la negociación antes de mostrarse voluntarios a enviar tropas al frente.
En cualquier caso, los países europeos están cambiando también ciertos aspectos de su defensa. Algunos, como Suecia, Dinamarca, Letonia, Lituania, ya tenían o han recuperado el servicio militar obligatorio, y otros como Bélgica o Alemania se plantean recuperar un servicio militar voluntario.
Por otro lado está el rearme europeo. De momento ya se ha acordado que el gasto en defensa de los países europeos no compute para la regla del déficit excesivo. Además, habrá modelos de financiación comunitarios. El objetivo mínimo es que cada Estado llegue al 2% del PIB en gasto en Defensa, pero ya se está hablando de que esa cifra es pequeña y sería conveniente llegar al menos al 3 o 3,5%.
En este gráfico se aprecia el porcentaje de gasto militar en proporción al PIB de los países de la OTAN entre 2014 y 2024. Como se ve, solo Polonia está por encima del 4%, y tiene previsto llegar al 5% en poco tiempo. Entre el 2,5 y el 4% se sitúan EEUU, Grecia y los países bálticos, mientras que entre el 2 y el 2,5% hay un buen número de países, entre ellos Turquía, Reino Unido, Francia, Rumanía, Bulgaria, unos cuantos países de los Balcanes, del centro de Europa y de lo los países nórdicos. Finalmente, por debajo del 2% se sitúan Croacia, Portugal, Italia, Canadá, Bélgica, Luxemburgo, Eslovenia y España, que es quien peor está, ya que solo gasta el 1,29%.
Sánchez, que decía que llegaría al 2% en 2029, ha dicho que acelerará el proceso para cumplir el objetivo con mayor celeridad. Pero se enfrenta al problema de que la mayor parte de sus socios no ven con buenos ojos un mayor gasto militar, a pesar de que Sánchez ha asegurado que eso no implicará un recorte en el gasto social. Si bien hay quien reconoce la gravedad de la situación, como ERC por ejemplo, alegan que la solución tiene que ser una mayor coordinación europea en gasto en defensa común, y tal vez avanzar hacia un ejército europeo.
Razón no les falta, pero mientras eso no se concrete, habrá que comprometerse, y no querer todo o nada. Otros, como Podemos y gran parte de Sumar, en cambio, rechazan por sistema cualquier gasto militar y reparten culpas por igual a Rusia, la OTAN, EEUU, la UE, Ucrania, Putin y Zelenski. Creen, o dicen creer, que mediante diálogo se pueden solucionar las cosas. ¿Habrían dialogado con Franco cuando se sublevó? ¿Con Hitler cuando invadió Polonia? La verdad es que su disfraz de pacifismo cae por su propio peso. No hacen más que reivindicar a la resistencia soviética frente a los nazis, al ejército republicano, o a los españoles que combatieron en la resistencia francesa. Ahí ya no hay para ellos pacifismo que valga. ¿Por qué aquí sí?
Su discurso de doble vara de medir para alabar la resistencia de los kurdos frente al Estado Islámico, la resistencia vietnamita ante los bombardeos estadounidenses, o la revolución sandinista en Nicaragua, mientras rechazan la resistencia armada de Ucrania ante la agresión rusa, cae por su propio peso.
Eso por no hablar de los que hacen el juego sucio a Putin, como Pedro Baños, difundiendo una campaña supuestamente contra la guerra, que en realidad no es más que una campaña de desinformación rusa.
Por otra parte, tenemos al PP y a Vox, que sin duda intentarán desgastar al gobierno lo máximo posible en este asunto. Quiero creer que la cordura prevalecerá y acabarán apoyando el incremento del gasto en defensa. Pero claro, viendo como Vox justifica a Trump y dice que la culpa es de Sánchez por comprar gas a Rusia, y en las votaciones en el Parlamento Europeo se niega a apoyar de forma explícita a Zelenski...tengo mis dudas.
De hecho, en Vox anda el río muy revuelto, más que de costumbre. Numerosas son las voces en su seno que se están alzando contra la deriva del partido, no solo por la falta de democracia interna y el autoritarismo de la dirección, que también, sino incluso por la línea oficial del partido de presionar al PP saliéndose de los gobiernos autonómicos si no se aceptan sus posturas, y de alinearse con Trump y la extrema derecha europea, abandonando a Fratelli d'Italia y al PiS polaco, partidos con los que hasta el momento tenían buenas relaciones.
Imagino que Vox camina por esa senda para frenar a Alvise y su partido "Se acabó la fiesta", pero le podría pasar que se crease otro partido a medio camino entre Vox y el PP. Algunas señales ya ha habido, como el think tank que va a fundar Iván Espinosa de los Monteros, antiguo diputado de Vox.
(Críticos de Vox se reunieron a finales de febrero para pedir una refundación del partido).
En cualquier caso, está claro que el gasto en defensa ha venido para quedarse, y tiene que estar acompañado de una reindustrialización europea. No puede ser que EEUU abandone a Europa militarmente y en cambio le sigamos comprando armamento. Tenemos que llegar a la autosuficiencia, y para eso la industria europea tiene que ser fuerte. Pero claro, eso implica mucha inversión y dinero. ¿Cómo se va a financiar todo eso? Por mucha relajación de la regla del déficit que haya y por mucho que se inste a los Estados a gastar más en defensa, incluida la industria, al final tendrá que ser la UE en su conjunto quien active mecanismos, no sólo porque sea más fácil, sino porque será más eficiente, en vez de tener que estar cada Estado buscando cómo financiarse por su cuenta.
De todos modos, es cierto que hablar de tropas europeas en el frente es prematuro, a la espera de lo que suceda en las negociaciones en Arabia Saudí. Porque si Rusia no lo acepta, y EEUU no presiona para ello, no veo cómo Europa podría decidir enviar tropas arriesgándose a enfadar a Rusia y EEUU al mismo tiempo.
Si lo que se busca es una paz duradera, tanto Ucrania como Rusia tendrán que acordar las condiciones por escrito. Y si una de las dos partes no acepta algo, eso significa que duradera precisamente no será.
Con lo cual, está bien que haya Estados que se muestren dispuestos a enviar tropas si es necesario, pero también es cierto que habrá que esperar a ver si realmente es posible hacerlo. Si Rusia no cede en este asunto, y EEUU insiste en que Ucrania acuerde la paz, me temo que estaremos en un escenario de un nuevo ataque ruso a Ucrania en unos pocos años, sin tropas de contención de por medio, y con EEUU desentendido del asunto.
Espero que para entonces al menos la UE haya hecho los deberes, se haya rearmado, y pueda afrontar una confrontación con Rusia con garantías, pese a no contar con el respaldo de EEUU. Porque está claro que Rusia va a aprovechar a atacar a la mínima oportunidad que tenga, con el fin de recuperar el orgullo que perdió tras el derrumbe de la Unión Soviética. También estaría bien que para entonces hubiese alguien presidiendo EEUU distinto de Trump, pero por si acaso, mejor que Europa aprenda a caminar sola.
Al menos, los líderes alemán, francés y británico parecen entenderse bien ante la premura de la situación. Algo inesperado de todo esto es que el Reino Unido puede acabar acercándose más a Europa, tras los enfrentamientos de los últimos años. Y está por ver qué sucede a largo plazo con la ampliación de la UE, no solo de Ucrania y Moldavia, pero también de los países de los Balcanes y de Turquía. Porque es algo de lo que tendrán que empezar a hablar más pronto que tarde, y será sin duda una prioridad política. No puede ser que la UE posponga indefinidamente esas conversaciones, porque en ese caso estaría dando carta blanca a Rusia para que interfiera en dichos países.
(De izquierda a derecha, Macron (presidente francés); Merz (futuro canciller de Alemania); y Starmer (primer ministro británico)).
De este modo, la UE, además de centrarse en el rearme y reindustrialización, tendrá que centrarse en la reforma interna, acabar con la unanimidad para ser capaz de acoger a más países. Y llegar a un consenso sobre Turquía.
Hay que tener en cuenta que Turquía lleva siendo un país candidato a entrar en la UE desde 1999. Lamentablemente las negociaciones se paralizaron con la crisis de refugiados y el intento de golpe de Estado en Turquía en 2016. Ahora que EEUU amaga con retirarse de la OTAN, a Europa le interesa tener una buena relación con Turquía, que cuenta con un ejército poderoso y es miembro de la OTAN. Para ello tendrá que superar las diferencias que tiene con Grecia respecto a la soberanía de ciertas islas y de las aguas marítimas, y llegar a un acuerdo en Chipre, donde parte del territorio sigue estando bajo ocupación turca.
No obtante, otro de los obstáculos parece que está siendo ya solventado, puesto que Öcalan, el líder del PKK, ha llamado a su grupo a dejar las armas, disolverse y negociar con Turquía para llegar a una sociedad democrática, renunciando al objetivo de la independencia del Kurdistán. Esto sin duda es un gran paso, y se suma a lo que está aconteciendo en Siria, donde el nuevo gobierno ha llegado también a un entendimiento con las fuerzas kurdas para integrarlas en el ejército y la política del país, mientras estas renuncian a sus lazos con el PKK y a su objetivo de independencia.
Israel en cambio no está nada contento con esta situación. Ve cómo Turquía se fortalece cada vez más, siendo un actor relevante en la guerra entre Rusia y Ucrania, al haber suministrado drones a Ucrania, impedido el paso de barcos de guerra rusos provenientes del mar negro al mar mediterráneo a través del estrecho del Bósforo, y haber facilitado negociaciones de paz entre ambos países. Por otra parte tiene buena relación con Palestina, ha condenado sin paliativos la actuación de Israel en Gaza, y es el mayor respaldo del nuevo gobierno sirio.
Turquía no es cualquier país. Es un país importante política, demográfica y económicamente hablando. Y el hecho de que Turquía pueda formar un nuevo eje de resistencia, esta vez suní, que se oponga a la ocupación de Israel en Palestina, y que encima tenga voz de peso en la UE o en la OTAN, preocupa sobremanera en Israel.
Por ello están tratando de contrarrestar el poder de influencia que tiene Turquía en Siria, e intentan debilitar al nuevo gobierno sirio realizando ataques en el sur del país. A Israel le interesa la debilidad de sus vecinos. Que no haya nadie con autoridad ni legitimidad para contrarrestarle. Y eso, una Turquía democrática dentro de la UE y una Siria democrática unida y vecina de Israel, podría servir como ejemplo para otros paíes como Egipto, Jordania o el Líbano, y por tanto verse Israel rodeado de Estados con líderes caristmáticos y legítimos no dispuestos a callar ante sus atropellos.
Israel prefiere mucho más gobiernos débiles, autoritarios, ilegítimos, fragmentados, que no tengan el respaldo de su población, para así poder manipular y hacer y deshacer a su antojo.
(En la imagen, el líder de las fuerzas kurdas Mazloum Abdi a la izquierda, y el nuevo presidente sirio Ahmed al Sharaa a la derecha, en la firma del acuerdo).
De momento no le está saliendo bien la jugada en Siria, y eso que el país se enfrenta a numerosos problemas. De hecho, la caída del régimen fue tan rápida, que sus antiguos partidarios respaldados por Hezbollah e Irán consiguieron reagruparse y lanzar emboscadas en la zona costera, tomando varias poblaciones y ejecutando y quemando vivos a varios miembros de las fuerzas de seguridad del nuevo gobierno, además de realizar matanzas a suníes y a alawitas que no estaban de acuerdo con ellos.
Esto provocó que los diferentes grupos armados aún presentes en Siria se desplazasen a la costa para retomar el control de las poblaciones y liberar al resto de rehenes que seguían en poder de los antiguos partidarios del régimen. Aunque les consiguieron expulsar a la montaña, el saldo de muertos fue catastrófico, en especial teniendo en cuenta que hubo ciertos grupos que aprovecharon para realizar matanzas a civiles alawitas.
Tiempo les faltó a ciertos antiguos partidarios de Al Asad en Europa para alertar sobre el peligro islamista del nuevo gobierno sirio que estaba realizando matanzas a alawitas, sin especificar el contexto ni nada de lo sucedido. Tampoco es de extrañar, ya que suelen acostumbrar a generalizar cuando les interesa.
La parte buena es que el nuevo gobierno sirio ha dicho que va a investigar lo sucedido y que llevará a los responsables ante la justicia. Y es que el nuevo esqueleto de administración en Siria está aún en construcción. Hubo hace poco una conferencia de diálogo nacional, y se ha aprobado una declaración constitucional, como paso previo a la redacción y aprobación de una constitución, para lo cual se ha creado un comité de expertos.
Es decir, pese a todas las dificultades, siendo una de ellas el número considerable de armas y grupos armados que operan en el país, el nuevo gobierno está dirigiendo bien la situación, tratando de llegar a un entendimiento entre todos los grupos, y dialogando con la comunidad internacional.
Cosa que a Israel no le hace ninguna gracia, y por ello aprovecha para bombardear excusándose en el apoyo a la comunidad drusa, quienes por cierto, ya ha llegado a un acuerdo con el nuevo gobierno sirio.
Pero claro, mientras Israel cuente con el respaldo de EEUU y el silencio timorato de la UE, tampoco le preocupa en exceso, y por ello se permite reanudar la guerra en Gaza rompiendo el acuerdo de alto el fuego.
Recordemos que durante la primera fase del alto el fuego, Hamás fue liberando rehenes periódicamente mientras Israel a cambio se retiraba de ciertas zonas de Gaza, liberaba prisioneros palestinos, y permitía la entrada de ayuda humanitaria.
Durante esta primera fase, ambas partes tenían que negociar para poner en marcha la segunda fase, pero Israel fue alargando los plazos, motivo por el cual Hamás llegó a pausar la primera fase momentáneamente, aunque después aceptó continuar tras la intervención de los mediadores (EEUU, Egipto y Qatar).
Sin embargo, la primera fase concluyó sin que se hubiese llegado a un acuerdo para implementar la segunda fase. El problema está en que Netanyahu tiene en su gobierno a ministros extremistas que se niegan a que la segunda fase entre en vigor, ya que temen que esto ayude a consolidar a Hamás en Gaza, al implicar una retirada total de Israel de la franja.
Y como Netanyahu necesita del apoyo de estos partidos extremistas para continuar en el cargo, intentó alargar la primera fase con el apoyo de la mediación de EEUU de modo que continuase el intercambio de rehenes por prisioneros, pero sin llegar a implementar la segunda fase que implicaría su retirada completa de la franja.
Hamás se negó, alegando que el acuerdo estipulaba claramente que la segunda fase debía entrar en vigor. Israel, como medida de presión, impidió el acceso de ayuda humanitaria y cortó el suministro de electricidad a Gaza. Sabedores de su impunidad, piensan que los crímenes de guerra solo los cometen otros, nunca ellos, ya que al fin y al cabo están luchando contra animales y cucarachas, tal y como han descrito varios en Israel a los palestinos en Gaza.
No contentos con ello, al ver que Hamás seguía sin ceder, Israel ha optado por reanudar la ofensiva en Gaza, con bombardeos masivos que han causado centenares de muertos, y anunciando que esta vez la ofensiva será más contundente aún.
Todo ello pese a los familiares de los rehenes que aún siguen cautivos en manos de Hamás y que pedían que se implementase la segunda fase para que estos fuesen liberados.
Está claro que a Netanyahu le preocupa más permanecer en el poder que la suerte de los rehenes, y que sabe que cuenta con el respaldo de EEUU, quien le protege en la ONU, con lo que una vez que Trump se ha asentado en el poder, y tras haber conseguido la liberación de buena parte de los rehenes, ha estimado que ya era suficiente, y que podía volver a la situación previa cuando aún estaba Biden en el poder.
Mala situación para los palestinos. Esta vez ya no va a haber unas elecciones estadounidenses de por medio, ni un nuevo presidente que va a tomar posesión, para presionar para un alto el fuego. Con lo que me temo que la ofensiva israelí continuará durante mucho tiempo, ante desgraciadamente, el silencio cómplice de EEUU.
La UE y los países árabes y musulmanes condenarán la ofensiva, pero poco más. No habrá sanciones a Israel, no se romperán relaciones, ni se formará una coalición de ayuda a Palestina.
Me temo que Trump dejará hacer, y cuando la situación sea insostenible, volverá a insistir con el éxodo de los palestinos para reconstruir Gaza.
Unos de los pocos que ayudaban a los palestinos, los rebeldes huthíes de Yemen que atacaban a barcos israelíes en el estrecho de Mandeb, se lo van a tener que pensar, después de que EEUU les haya bombardeado en represalia.
Lo mismo que Irán, que tras perder Siria y verse debilitado en Líbano, no se atreve a realizar acciones mayores por miedo a la represalia estadounidense. No en vano los bombardeos en Yemen son un aviso a Irán, quien financia a los rebeldes huthíes.
Como decía antes, el único faro de esperanza para los Palestinos podría venir de Turquía. Pero habrá que ver hasta dónde está dispuesto a llegar Erdogan, si pasará de las palabras a los hechos. Porque aunque ha roto el comercio con Israel, y las relaciones diplomáticas están en mínimos, poco más podría hacer más allá de condenar, al no ser que decidiese algún tipo de intervención militar, cosa que no parece probable a día de hoy. Pero tal vez si la ofensiva y el sufrimiento palestino se alarga en el tiempo, no descartaría que llegase a amenazar con ello, al menos como medida de presión para obligar a Israel a ceder y negociar.
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