martes, 12 de noviembre de 2019

Bolivia y el derrumbe del Socialismo del Siglo XXI

Los acontecimientos en Bolivia se están sucediendo a una velocidad inaudita, pero es algo que venía cociéndose a fuego lento desde hacía tiempo.

Evo Morales llegó al poder en 2005. Como en tantos otros países de América Latina se impulsó una nueva Constitución, que entró en vigor en 2009. Pues bien, según esta nueva Constitución, el cargo de Presidente tenía una duración de 5 años, renovables por una vez. Evo se presentó en 2009, y otra vez en 2014. Pese a ser tres mandatos consecutivos, se entendió que bajo la nueva constitución eran dos, y que el primero no contaba a efectos legales.

No obstante, este tercer mandato no le fue bastante, y buscó un cuarto mandato. La Constitución que él mismo había impulsado no se lo permitía, con lo que convocó un referéndum en 2016 para modificarla, que sin embargo perdió.



Sin querer dar la batalla por perdida, recurrió a los tribunales, que dictaminaron que el derecho internacional prevalecía sobre la Constitución y que por tanto podía presentarse a un cuarto mandato. 


De este modo llegamos a las elecciones presidenciales de 2019. En el sistema electoral boliviano, tal y como establece la Constitución de 2009, hay dos vueltas electorales, salvo que en la primera el 1º candidato supere por más de 10 puntos al segundo.
A medida que avanzaba el recuento se veía que iba a ser necesaria una segunda vuelta, pues Evo aventajaba por menos de 10 puntos al segundo candidato con más votos. Sin embargo, hubo un parón en el recuento, y al reanudarse, ya superaba los 10 puntos de ventaja. Con los resultados definitivos no fue necesaria una segunda vuelta electoral.

La oposición acusó al presidente de organizar un fraude masivo y llamó a la movilización. Ante la situación, Evo quiso mandar a la policía y al ejército, pero estos se negaron a reprimir a la población que se manifestaba pacíficamente. 

Por otro lado, la OEA (Organización de Estados Americanos) aconsejó repetir las elecciones, ya que había detectado irregularidades en todos los aspectos analizados del proceso electoral.



Ante esta situación Evo anunció la repetición electoral, y posteriormente su renuncia. Actualmente se encuentra en México, pues el gobierno de este país le ha concedido asilo.

Los seguidores de Evo han salido a las calles a protestar por lo que ellos llaman un golpe de Estado, y han saqueado e incendiado numerosos comercios y viviendas. La policía y el ejército se están organizando para evitar la violencia.



Bien, una vez dicho esto, la verdad es que tiene muchas similitudes con Venezuela. Allí también el nuevo gobierno de Chávez impulsó una nueva Constitución  aprobada en 1999 que también limitaba la reelección a una sola vez. Como allí el mandato presidencial es de 6 años, Chávez sólo podría haberse presentado bajo esta Constitución a las elecciones del año 2000 y del 2006. Sin embargo, una vez superado el 2006 quiso continuar, y promovió una reforma a su propia Constitución en 2007 vía referéndum, que perdió.



Negándose a aceptar la derrota, convocó otro referéndum en 2009, que esta vez ganó, con lo que con la reelección indefinida en la Constitución le permitió presentarse a las elecciones de 2012.

Ya hablé en su día de los problemas que hay con la acumulación de mandatos y el gusto al poder.

Si bien al principio parecía que el Socialismo del Siglo XXI podía ser una esperanza de redistribución de la riqueza a través de vías democráticas, con los años ha degenerado en autoritarismo, corrupción, y apego al poder. Ya denuncié en su día la situación antidemocrática en la que se encuentran Venezuela y Nicaragua.

Hoy, muchas voces de la izquierda, dicen que en Bolivia se está dando un golpe de Estado. Algunas, quiero pensar, por ignorancia y desinformación. Esto demuestra lo fácil que es hablar sobre algo sin tener la más remota idea, y también lo estúpido que es, pues quien lo hace demuestra a las claras su ignorancia.

Otras voces de la izquierda, las más, hablan de golpe de Estado a sabiendas de que no se corresponde con la realidad.
Son las mismas voces que trasladan su solidaridad a los manifestantes de Chile o Ecuador cuando protestan por causas sociales.



Pues bien, aquí nos encontramos con manifestantes que protestan por el gigantesco fraude electoral y con policías y militares que se niegan a reprimir a la población, ¡y a la izquierda no se le ocurre otra cosa que hablar de golpe de Estado!
¿Hubiesen preferido que la policía y los militares reprimiesen a la población? ¿No es lo que demandan en Chile o en Ecuador, que no les repriman? ¿Entonces por qué aquí les recriminan que dejen de apoyar a Evo?


La respuesta es muy sencilla. A la izquierda no le importa ABSOLUTAMENTE NADA los derechos humanos. Tan solo le importa si en el país del que se trata hay un gobierno supuestamente progresista o no. Supuestamente antiimperialista o no. ¿Si se trata de protestas en Bolivia, Nicaragua, o Venezula? Golpe de Estado, conspiración, intereses extranjeros...Lo mismo que si es en Hong Kong, Irán, Siria, Libia, Rusia o el Tíbet.
Ahora, si protestan contra un gobierno "neoliberal" o "imperialista" como puede ser el de Chile, Ecuador, Brasil o Israel, entonces están muy bien las protestas y es que los gobiernos reprimen.

Lo mismo ocurre con la corrupción. Cuando se trata del PP, de Berlusconi, o del fraude de grandes estrellas del deporte, bien que critica la izquierda, pero cuando se trata de Lula, de Cristina Fernández, o de Rafael Correa, entonces no, entonces es caza de brujas e invenciones para frenar a la izquierda.



No es nada nuevo, desgraciadamente, pero no deja de ser decepcionante.

También podríamos hablar del papel de México. Su presidente, López Obrador, decía que no se iba a meter en asuntos internos de otros países, pero resulta que decide otorgar asilo a Evo. ¿Qué es eso más que injerencia?

Evo también tiene su responsabilidad. Primero por querer apegarse al poder a toda costa, vía fraude incluida, y luego porque tras renunciar al ver que ha perdido el apoyo popular y de las fuerzas y cuerpos de seguridad, habla de golpe de Estado.
¿Entonces por qué ha renunciado? Que se hubiese fugado sin renunciar. La violencia que están realizando sus seguidores es su responsabilidad. Debería llamar a la calma y a parar la violencia.

En este vídeo, Carlos Mesa, ex presidente de Bolivia, explica bien la situación:


En cualquier caso, que fácil es desde la izquierda llamar a España Estado Fascista por la sentencia del procés y cómo cuesta llamar autoritario a Morales cuando quería quedarse en el poder a toda costa mediante fraude electoral. Cuánta doble vara de medir.


El colapso de Evo Morales, unido a la catastrófica situación en Venezuela y Nicaragua, y al enfrentamiento de Rafael Correa con Lenin Moreno, viene a certificar la defunción del Socialismo del Siglo XXI. Una bonita idea que se pervirtió y contaminó de aquello de lo que denunciaba, derivando en autoritarismo, pobreza y corrupción. Ojalá la izquierda sacase conclusiones de esta experiencia para no volver a cometer los mismos errores, pero eso tal vez sea ser demasiado optimista.

2 comentarios:

Güevonadas dijo...

No creo que sea un derrumbe del socialismo del siglo XXI de forma total pero si al menos en Bolivia. Lamentablemente en Chile al parecer estas ideas están ganando terreno, recordemos que el latinoamericano promedio ha sido endulzado por la izquierda desde hace décadas, en especial en las universidades.
El latinoamericano promedio tiene su carazoncito "Rojo Rojito" como dicen los chavistas de Venezuela.
Creo que estamos ante un cierto panorama de guerra ideológica en Latinoamérica donde el Foro de Sao Paulo tiene mucho que ver.
Solo espero que se acabe este infierno rojo que ya lleva 20 años destruyendo la región. Buen artículo.
Saludos.

Anónimo dijo...

Yo creo que el socialismo del siglo XXI debe partir de que la democracia representativa es irrenunciable. Porque las utopías son irrealizables y conducen a la tortura, muerte y silencio social.

Debe anteponer principios a estrategias de poder. Aceptar que si no somos iguales ni tenemos las mismas metas no podemos obtener lo mismo. Porque ni trabajamos igual, ni aportamos lo mismo.

Enfrentarse a los poderosos, en muchos casos, no puede hacerse desde los estados nación porque mudan la sede, se trata de reducir fronteras para poder controlarlos. Y no solo fronteras, también el poder que conlleva mantener ciertas estructuras políticas caciquiles.

Principalmente debe identificar bien a sus adversarios, que no enemigos, y entender que democracia no es mayoría y que el Pueblo se puede equivocar votando, no es Dios, así que no hay que votar fuera de aquello que las leyes permitan. Y no permitir que se adoctrine a la población para que vote como nosotros queremos.

En resumen: 1) Aceptar el capitalismo y el liberalismo pero poniéndolos al servicio de la sociedad, como la economía.
2) Mantener el orden porque sin seguridad no hay libertad, no ver en la actuación policial cumplidora de su deber y las leyes ningún enemigo, no confundir pobre con bueno, remover obstáculos que impidan la igualdad y ver que la monarquía parlamentaria hoy por hoy nos protege mas de dictaduras que la república. Y si no somos capaces de someter a ésta, aceptar aquella, porque en las dictaduras se entra fácilmente pero se sale muy difícilmente, casi siempre con muertos.

3( Denunciar lo que está mal y no proponer soluciones que empeoran las cosas. Si no se tienen no se tienen.