domingo, 4 de agosto de 2019

El poder de la gente (Puerto Rico, Argelia, Sudán, Hong Kong)

En los últimos meses se han desarrollado protestas pacíficas en diversos lugares del planeta que han desembocado en renuncias por parte de los dirigentes. Es una muestra de lo que se puede conseguir si la gente se une con un objetivo claro.

El caso más reciente lo tenemos en Puerto Rico, donde sus habitantes ha salido a manifestarse en masa contra el gobernador Ricardo Rosselló, después de que se filtrasen conversaciones de mensajería en las que insultaba a distintos colectivos (mujeres, homosexuales, personas con discapacidad, o los muertos por el huracán). Por otra parte se informó también de que el FBI estaba investigando al gobierno por casos de lavado de dinero y corrupción.

Tal fue el escándalo que hasta los cantantes más conocidos de la isla salieron a manifestarse encabezando las protestas, lo que da una idea de la importancia de la música y la referencia de los cantantes en la sociedad. Entre ellos, Ricky Martin, René (Residente, Calle 13), y Bad Bunny. De hecho, estos dos últimos compusieron una canción conjunta respecto a la situación de crispación con el gobernador.




Tras la presión popular Rosselló se vio obligado a dimitir. Veremos si su sucesor logra estar a la altura.
Claro que esta es solo la enésima crisis que sufre Puerto Rico después de declararse en bancarrota y sufrir el huracán María que dejó más de 4.000 muertos, sin electricidad al territorio durante varios meses, y con las infraestructuras fuertemente dañadas. En ambas crisis se señaló como agravante la ley jones de 1920, que obliga a que todos los bienes transportados a Puerto Rico lo sean en buques estadounidenses, mientras que los que ondeen otra bandera, deben pagar impuestos especiales. Esto puede tener algún sentido para el territorio continental, pero obviamente para Puerto Rico le perjudica bastante, especialmente a la hora de recibir ayuda internacional.
En la crisis de la deuda también tuvo que ver que se eliminaron los incentivos fiscales para que las empresas invirtiesen en la isla. A esto hay que añadirle los datos alarmantes de pobreza, paro y emigración hacia el continente.


Cabe recordar que Puerto Rico es un Estado libre asociado a EEUU, lo que significa que ni es un Estado más de EEUU, con los mismos derechos y obligaciones (no pueden por ejemplo votar en las elecciones presidenciales estadounidenses), ni es un Estado Soberano. Esto obviamente no es beneficioso, y para tratar de solucionarlo ya se han realizado varios referéndums para determinar el estatus político de la isla, pero hasta el momento no se han tenido en cuenta por el gobierno estadounidense. En el último de 2017 el 97% de los votantes se posicionó a favor de la adhesión, aunque no llegó a votar ni la cuarta parte del censo electoral.
Era el quinto referéndum que se celebraba sobre la cuestión. En 2012 se había celebrado otro con más del 60% de los votos válidos a favor de la estatalidad, y un 78% de participación. Sin embargo, hubo 470.000 votos en blanco, que sumados a las opciones de mantener el status quo o de independencia, superaban a la de la estatalidad.
En los referéndums de 1967 y 1993 ganó la opción de mantener el status quo, y en el del 98, la mayoría no se decantó por ninguna opción.
Se dice que EEUU sigue dando largas por miedo de los republicanos a que Puerto Rico se convierta en un Estado que vote siempre al partido demócrata y al que haya que estar enviando dinero constantemente. Por no hablar del tema del idioma, ya que en Puerto Rico el español es idioma oficial.

Además de en Puerto Rico, en Hong Kong también están últimamente muy revolucionados. Esta vez, con motivo de la ley de extradición a China, que muchos temían que se utilizase contra opositores políticos. Tal ha sido la presión popular que las autoridades de Hong Kong se han visto obligadas a cancelarla. Sin embargo los manifestantes siguen protestando, exigiendo la dimisión de la gobernadora Carrie Lam.
No es la primera vez que los ciudadanos de Hong Kong salen a las calles a manifestarse. Ya en 2014 tuvo lugar la revolución de los paraguas


(Joshua Wong, uno de los líderes de la revolución de los paraguas, no dudó en unirse a los manifestantes contra la ley de extradición tras su salida de la cárcel. Foto: La Razón).

(se la denominó así debido a que los manifestantes utilizaron este utensilio para protegerse de los gases lacrimógenos de la policía), en la que protestaron por una reforma electoral que creaba un comité para seleccionar candidatos, normalmente partidarios de la línea oficial del gobierno chino. Los manifestantes demandaban un sufragio universal en el que pudiesen elegir directamente a sus gobernantes.

Aquella protesta fue reprimida y no se logró el sufragio universal, pero ahora ya han conseguido echar atrás la ley de extradición, y no descartaría que la gobernadora dimita finalmente. Si alguno creía que tras la represión de la revuelta de los paraguas las protestas se encontraban muertas en Hong Kong, estaba muy equivocado. El espíritu de esa protesta, lejos de haberse apagado, gana cada día más fuerza.



El gobierno chino ya está amenazando con enviar al ejército, pero en mi opinión una escena como la de Tiananmén sería demasiado problemática de gestionar para el gobierno chino. Y eso que desgraciadamente al hablar algunos de democracia o derechos humanos no mencionan tanto a China como sí que hablan en cambio sin parar de Venezuela, Cuba, Arabia Saudí o Irán, cuando China se lleva la palma en dictadura de partido único, ejecuciones, campos de concentración, represión de minorías religiosas y disidentes políticos, o censura.


Sudán, por su lado, también está viviendo tiempos muy interesantes. La dictadura de Al Bashir ha terminado al fin. Tras meses de protestas por el encarecimiento de los alimentos y el combustible, los militares dieron un golpe de Estado procediendo al arresto del dictador. No obstante, la gente siguió manifestándose, para asegurarse de que haya un gobierno civil y no quede todo supeditado a los militares.

Ya vemos por ejemplo lo nefasto que ha sido el poderío militar en Egipto, donde tras el espejismo de Mursi, se colocó Al Sisi que ha resultado en un dictador aun peor que Mubarak. El propio Mursi, único presidente elegido democráticamente en Egipto, falleció en prisión a consecuencia de las terribles condiciones de hacinamiento y falta de atención médica en las que están los presos políticos, que ni siquiera pueden ver a sus familiares ni a sus abogados. Y la comunidad internacional, con poquísimas excepciones, calló miserablemente sin atreverse a denunciar al régimen egipcio por semejante atropello.

Así pues, con la lección de Egipto en mente, los sudaneses siguieron presionando al ejército, pero claro, cuando presionas a los militares, estos se ponen nerviosos y comienzan a disparar. La tensión subió exponencialmente, pero parece que gracias a la mediación de Etiopía, los militares y los líderes de la oposición han llegado a un acuerdo para un gobierno de coalición. Ojalá salga adelante y pueda conducir a Sudán hacia la democracia.



No hay que olvidar que Sudán ha estado involucrado en matanzas en Darfur, así como en la guerra de Yemen. Parece evidente que esto terminaría bajo un gobierno civil, pero los militares temen investigaciones sobre lo ocurrido en Darfur, y Arabia Saudí no quiere que los sudaneses se vayan de Yemen, puesto que sin ellos su posición en la guerra se debilitaría aún más.

Quiero hacer especial hincapié en el papel de Etiopía, liderada por su primer ministro Abiy Ahmed Alí. Un país que vivió su propio ciclo de protestas hace unos años que condujeron a una democratización de la sociedad, liberando a los presos políticos, llegando a un acuerdo de paz con Eritrea, y dando esperanza por fin a mucha gente.




Pese a lo que muchos podían pensar o desear, la llama que sembró la primavera árabe no se ha apagado. Al contrario, se expande y cada vez con más fuerza y rapidez por todos aquellos lugares que siguen bajo la represión. Etiopía, Sudán, Hong Kong, Puerto Rico...y también Argelia.


Efectivamente, en este país en el que parecía que nunca pasaba nada, la gente dijo basta ante la provocación de volver a presentar a Bouteflika como candidato presidencial. Un hombre que está impedido físicamente, al que no se ha visto en público en años, y pese a lo cual seguía siendo el máximo líder del país, mientras los que estaban en la sombra manejaban a su antojo sin dar la cara.
El pueblo se hartó del circo y salió a manifestarse de forma masiva, con lo que a los dirigentes parapetados tras Bouteflika no les quedó más remedio que retirarle de la carrera presidencial.

Ahora bien, al igual que en Sudán, los argelinos aprendieron de la lección de Egipto, y siguen manifestándose para asegurarse que el país se encamina hacia la democratización, y no hacia la sustitución de un dictador por otro. Será difícil, porque en Argelia hay muchos intereses económicos y militares, pero esperemos que logren doblar el brazo de los actuales dirigentes y consigan unas elecciones realmente libres.





Aunque no tienen (de momento) la misma fuerza que en los demás países mencionados, quiero señalar las protestas que se están llevando a cabo en Moscú por unas elecciones libres, que se han saldado con cientos de detenidos. Resulta que en Rusia solo te puedes presentar a las elecciones o manifestarte si te autorizan, y esa autorización es bastante subjetiva, con lo que al final solo dejan presentarse a los candidatos que no incomodan al poder, y solo dejan manifestarse de forma controlada.

Por este motivo, aparte de por la propaganda, Putin mantiene el control. Pero las protestas son cada vez más frecuentes y más numerosas, con lo que no descartaría que la situación se le empezase a ir de las manos.


Tampoco me quiero olvidar de Irán, que hace unos meses vivió numerosas protestas contra la inflación y la mala situación económica en general. Pese a que las consiguieron paralizar, no descartaría que volviesen y con más fuerza si la situación económica de Irán sigue deteriorándose.


Por supuesto hay ocasiones en las que las protestas son reprimidas de forma descomunal, como sucedió en Siria, o está sucediendo mediante encarcelamientos en Nicaragua. Pero lo que está claro es que las dictaduras y los abusos están cada día más cuestionados, y eso es de agradecer.

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