domingo, 4 de octubre de 2020

¿Segunda ola del Coronavirus?

Desde que acabó el confinamiento pasamos dos meses de relativa calma en los que parecía que se volvía a la normalidad, pero en agosto comenzaron a aumentar los contagios, y ya se está implantando en algunos sitios restricciones a los movimientos.

Se hacen más tests que antes, y la cifra de contagiados y letalidad se aproxima más a la realidad (antes se hacían muy pocos tests y la tasa de letalidad era mayor, al no detectarse los casos asintomáticos o leves). Aun así, parece que no se están haciendo tests suficientes. Solo los hacen a las personas que muestran síntomas y a su entorno en caso de que den positivo. Pero si alguien quiere hacérselo voluntariamente, tiene que pagar.

En consecuencia, los hospitales se están volviendo a llenar,, y aparte de las mascarillas, las distancias, la limitación de aforos y reuniones, en algunos municipios se han implantado medidas de restricción de movimientos. No sin polémica, pues como no podía ser de otra manera hay contradicciones. No se entiende que se restringa el movimiento entre municipios pero no se tomen medidas en los aeropuertos (tipo tests a los que llegan, cuarentena, o tests antes de volar).

 

(En este gráfico para Andalucía, pero que puede servir como referencia para España, se puede ver como los casos por COVID aumentan mucho desde agosto debido al mayor número de tests, y cómo las hospitalizaciones, ingresos en UCI y defunciones también aumentan, aunque en menor medida que el número de contagiados, lo que demuestra la letalidad del virus, que es mucho menor de lo que se decía, ya que la mayor parte de los contagiados son asintomáticos o de carácter leve. No obstante, el aumento de hospitalizaciones indica que el virus sigue presente y si no se toman precauciones puede volver a dispararse su incidencia como sucedió en primavera). 

 

Por otra parte hay un enfrentamiento entre aquellos que dicen que no se puede volver a parar el país porque sería catastrófico para la economía, y los que dicen que tal vez no quede más remedio si queremos proteger la salud.

Es cierto que la situación económica ya es muy mala, con mucha gente en ERTE, y muchos negocios y sectores sin poder funcionar (ocio nocturno, espectáculos, conciertos, deporte base) o haciéndolo a medio gas (cines, bares, turismo, restaurantes...), con todo lo que supone para la gente que vive de ello.

Está claro que hay que intentar buscar una salida para que esos sectores puedan volver a funcionar, implantando todas las medidas de seguridad que sean necesarias. Se hablaba por ejemplo de que los conciertos se celebrasen con el público sentado, con distancia entre ellos, y con mascarillas. Lo contrario sería la ruina para muchos.

 (El grupo Boikot se sumó a las protestas en el sector cultural para reclamar una vuelta a los espectáculos y conciertos de forma segura).

 

En el deporte profesional se hacen tests antes de los partidos o de las competiciones, cancelando o impidiendo participar a aquellos que den positivo, y aislando a los que hayan tenido contacto. Algo similar se podría hacer en otros sectores. En el de la educación se ha establecido aislamiento para los alumnos de cada clase una vez haya 2 positivos en la misma. Es lógico que así sea, pues la educación es un campo fundamental y no podía quedar paralizado.

También es cierto que el juego político no ayuda nada, teniendo al gobierno central y al de madrid enfrentados en vez de estar colaborando como deberían. 

Al final, el PSOE, viendo todo el desgaste que le supuso negociar las prórrogas del Estado de alarma, ha optado por ceder decisiones a las Comunidades Autónomas. Pero claro, ante la inacción de estas y las medidas contradictorias implantadas, llega un momento que tienen que unificar criterios. Y Madrid aprovecha para hacer victimismo y acusar al gobierno de interferencia y humillación. No muy diferente del discurso que podría hacer Torra desgraciadamente.

Veremos cómo evoluciona la pandemia, pero si los contagios van aumentando desde agosto y ya se empiezan a llenar los hospitales, es de prever que en otoño e invierno la situación no haga otra cosa que empeorar, volviendo tal vez a más restricciones de movimientos. Habrá que esperar a que llegue la vacuna y confiar en que el gobierno haya hecho su trabajo y haya reforzado al sistema sanitario para que no vuelva a colapsar de la forma en que lo hizo durante la primavera.

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