miércoles, 26 de junio de 2019

Análisis de las elecciones al Parlamento Europeo 2019

Antes de entrar a valorar los resultados, tal vez sea conveniente recordar brevemente la actual configuración del Parlamento Europeo.



Comenzando por la ultraderecha, nos encontramos con que se haya dividida en tres grupos diferentes:

El más numeroso se denomina Conservadores y Reformistas, y en esta pasada legislatura era el tercer grupo más grande de la eurocámara, superando los 70 eurodiputados. En su seno se hallan partidos euroescépticos como el partido conservador británico de Cameron y May, Fianna Fail de Irlanda, la ultraderecha nórdica de Dinamarca, Suecia y Finlandia, o Ley y Justicia de Polonia, actualmente en el poder en este país, y que han tenido problemas con la UE hasta el punto de que han llegado a amenazar con sancionarles por una polémica reforma de la justicia. Además de otros partidos menores de países como la República Checa, también están integrados en este grupo los independentistas flamencos de Bélgica.

Los otros dos grupos políticos de ultraderecha contaban con unos 40 europarlamentarios cada uno. El primero se denomina Europa por la libertad y la democracia directa, y está compuesto por el partido del Brexit liderado por Farage, el Movimiento 5 estrellas italiano, la ultraderecha de Alternativa por Alemania, y partidos menores de Francia y otros países.

Finalmente, el tercer grupo de la ultraderecha, denominado Europa de las naciones y de las libertades, albergaba a Reagrupación Nacional de Le Pen, a la Liga de Salvini, y a partidos de ultraderecha de Austria, Holanda o Bélgica, entre otros.



Aclarado el panorama en la ultraderecha, menciono brevemente al resto de grupos políticos actuales:

El más numeroso es el Partido Popular Europeo, el único que superaba los 200 eurodiputados. En él se incluyen partidos de la derecha tradicional de España, Francia, Italia, Alemania, Portugal, Grecia, Irlanda, y otros. Recientemente han tenido problemas con el gobierno de Orbán, en Hungría, hasta el punto de que han suspendido a su partido del grupo político, y es posible que en esta nueva legislatura busque acomodo en una de las 3 familias políticas de la ultraderecha.
De hecho, el Parlamento Europeo aprobó iniciar el procedimiento para sancionar al gobierno húngaro -pudiendo dejar en su caso a este país sin voto en el Consejo Europeo- por su política anti-inmigración.



El siguiente es el grupo de Socialistas y Demócratas. Cuenta con partidos socialdemócratas clásicos de España, Portugal, Alemania, Italia, Reino Unido, o Suecia, entre otros. Al igual que el PPE, también tienen problemas con el partido en el poder en Rumanía, por su reforma del sistema judicial, y no sería descartable que les acaben suspendiendo de militancia.

El cuarto grupo político por importancia en la pasada eurocámara son los liberales. Ha estado comandado por las delegaciones de Bélgica, Alemania, Dinamarca, Francia u Holanda. Con la entrada del partido de Macron y el auge de Ciudadanos y los liberal demócratas en Reino Unido, gana peso y pasa a ser el tercer grupo en la eurocámara.

Los Verdes-Alianza Libre Europea es una coalición entre partidos ecologistas y nacionalistas de izquierdas. Así, cuenta con los verdes de Alemania o Francia, y nacionalistas de Escocia, Gales, o España.

Finalmente, el grupo de Izquierda reúne a partidos políticos comunistas o anticapitalistas como IU, Podemos, Die Linke, Francia Insumisa, el PCP, el Bloco de Esquerdas, Syriza o Rifonzadione Comunista, junto a algún partido nacionalista como el Sinn Feinn.


Una vez clafiricado esto, conviene coger el resultado de las elecciones del 26-M con pinzas, ya que a partir de ahora los partidos tendrán que negociar en qué grupo se integran.



No obstante, con los datos de los que se dispone, está claro que el PPE, los Socialdemócratas y la Izquierda han perdido fuerza, mientras que los liberales, los verdes y la ultraderecha ganan escaños. Así que a nivel global se puede decir que los votantes prefieren opciones claras (pro europeas o anti europeas), antes que otras más ambiguas del tipo "sí con Europa pero a mi manera".

Salvini y Le Pen han decidido cambiar de nombre a su grupo, que a partir de ahora pasa a llamarse Identidad y Democracia (ID), y se convierte en el más numeroso de los 3 de la ultraderecha, quedándose a tan solo 2 diputados de los Verdes. Alternativa por Alemania, que antes estaba en el grupo de Farage, se pasa a ID.

Habrá que ver también si el partido del Brexit y el Movimiento 5 estrellas reeditan alianza o buscan otras alternativas.

Vox finalmente se ha decidido por el grupo de los Conservadores y Reformistas, y los independentistas flamencos han optado por seguir también en el grupo. Desde Vox dicen que el grupo ampara la soberanía nacional de los Estados, pero eso no ha impedido hasta ahora a los independentistas flamencos hacer campaña a favor de Puigdemont y continuar siendo miembros del grupo. Está claro que como se suele decir, la política hace extraños compañeros de cama.





A continuación iré repasando qué resultado se ha obtenido y cómo está la situación en cada país de la UE.

Empezando por España, una lectura que se ha hecho poco es comparar los resultados de las generales con las europeas. Si lo hacemos, vemos que el PSOE incluso aumenta en porcentaje, pasando del 28 al 32%. El PP por su parte recupera algo, pasando del 16 al 20%. Y como no podía ser de otra manera, Ciudadanos y Vox retroceden. Ya dije que sucedería, tras el impacto que supuso en el votante de derechas la victoria socialista debido a la división de la derecha. Así el PP recupera posiciones a costa de los partidos que le quitaban votos a derecha e izquierda. En efecto, Ciudadanos retrocede del 16 al 12%, y Vox del 10 al 6%.

Podemos por su parte se hunde todavía más, del 14 al 10%. Puede que hayan influido factores como la candidata que llevaban -poco conocida-, o que en las generales se presentase Iglesias y consiguiese arrastrar votos. Pero lo que es obvio es que Podemos está en claro retroceso, llegando ya a niveles de voto similares a los que tenía Izquierda Unida en 2011.
Ha habido deserciones vía Ramón Espinar o Pablo Bustinduy, quien iba a haber sido el candidato para las europeas y acabó dimitiendo, pero de momento se han quedado en abandonos más o menos críticos sin consumar ninguna alternativa. A ver si con el tiempo acaba cuajando una opción que aglutine a todos los descontentos de Podemos (Errejón, Bescansa, Espinar, Bustinduy, Tania Sánchez, Carmena...) y recupera la esencia de lo que era este partido, superando la división izquierda-derecha que tanto criticaban y a la que ha vuelto sin remedio Iglesias.

Respecto a Ciudadanos, habrá que ver su evolución dentro del grupo de los liberales, que con la entrada del partido de Macron ha pasado a llamarse Renovar Europa. Y es que los pactos a los que ha llegado en diversos municipios y comunidades autónomas con el PP y con el apoyo de Vox, están siendo observados con recelo por los integrantes de este grupo, dado que una de sus máximas premisas es combatir al euro-escepticismo y los extremismos.

Valls en ese sentido ha sido coherente al combatir a Vox tanto como al independentismo. No así la dirección de Ciudadanos que parece que no le afecta tanto el nacionalismo de Vox, y que ha roto con Valls al entender que Colau era lo mismo que ERC.




Valls en cambio, por mucho que pueda criticar a Colau, sabe que no es exactamente lo mismo, y que pudiendo elegir el mal menor, hay que hacerlo, como se demostró en su día al tener que elegir entre Le Pen y Macron. Ahí se demostró quien estuvo a la altura y quien no. Y en Barcelona se ha vuelto a demostrar. Como el PSOE cuando se abstuvo para no ir a unas terceras elecciones. Y como ahora no lo está haciendo Ciudadanos, empujando al PSOE a pactar con los independentistas o a una repetición de las elecciones, en vez de abrirse a negociar con ellos, cuando el PSOE quiere, y aprovechar a poner líneas rojas.

Desde luego la estrategia cortoplacista de la dirección de Ciudadanos me parece que se les va a llevar por delante, como le está pasando a Podemos. Por suerte puede que haya una escisión pragmática como la de Errejón encabezada por la figura de Valls, y tal vez algo de Ciudadanos consiga ser salvable. En ese sentido, ya se han ido Toni Rodán, portavoz económico, y Javier Nart, eurodiputado, que ha dejado la dirección. Así que no es descartable que se empiece a formar un grupo separado de Ciudadanos en el Parlamento Europeo liderado por Garicano, quien también está en la misma línea. O por lo menos, que haya tensión entre los dos sectores claramente diferenciados.

En Castilla y León por ejemplo, el líder de Ciudadanos Francisco Igea, está también alineado con el sector de Garicano, pero se ha tenido que comer con patatas el negociar con el PP el gobierno de la Junta, sin poder siquiera sentarse con el PSOE, a pesar de que este último ganó las elecciones y de que el PP lleva 36 años gobernando la Comunidad. ¡Inaudito!

En Burgos al menos hubo algo de dignidad en Vox, quien se negó a pactar con Ciudadanos debido al desprecio manifiesto que estos le mostraban, facilitando así la investidura al PSOE. Ya salió enseguida Maroto a decir que el PP preparaba una moción de censura para el día siguiente. Algo que no era más que una pataleta infantil, teniendo en cuenta que solo se puede presentar una moción de censura durante una legislatura, y que no había cambiado nada como para hacer suponer que esta vez Vox y Ciudadanos se entenderían.
En este sentido, Vox se enfrentó a la dirección nacional de Madrid, quien defendía pactar con Ciudadanos. Pese a ello, no parece que les vaya a pasar nada de especial a los concejales de Vox, dada la importancia que tiene Burgos en la dirección del partido. No hay que olvidar que Ortega Lara, uno de los máximos referentes del partido, es de Burgos, y por lo que parece, se mostró de acuerdo con la decisión de sus compañeros burgaleses.




Ciudadanos en cambio se plegó totalmente a los intereses de Madrid y ni siquiera se llegó a sentar con el PSOE, que había ganado las elecciones. Un acto de subordinación totalmente inaceptable, desde mi punto de vista.


Volviendo a los resultados de las elecciones europeas, habrá que ver en qué grupo se integra finalmente el partido de puigdemont, que hasta ahora había estado con los liberales junto a Ciudadanos y el PNV, hasta que les expulsaron -oficialmente- por corrupción (extraoficialmente fue por presiones de Ciudadanos debido al independentismo de este partido).
Es de suponer que Ciudadanos volverá a ejercer presión para que no entren, por lo que tal vez busquen acomodo en los verdes.

Por su parte, PACMA se queda sin entrar en el Parlamento Europeo, pues se deja algunos votos desde las generales. Por primera vez pierde votantes, aunque lo más seguro es que se deba a la menor participación que se da en este tipo de comicios respecto de unas elecciones nacionales. Compromiso por Europa también se queda sin escaño por los pelos, al perder unos 10.000 votos y quedarse por debajo de los 300.000.

Al haber circunscripción única, pueden presentarse partidos que lo tienen complicado en las generales, ya que se les exige recogida de firmas. De este modo es interesante ver como Volt, partido paneuropeo que se presentaba con el mismo programa en varios países europeos, logra superar a históricos como el pcpe (por debajo de los 30.000 votos en toda España), por un mundo más justo (por debajo de los 23.000 votos), pcte (por debajo de los 20.000), corriente roja (por debajo de los 10.000), partido humanista (por debajo de los 8.000), o el sain, que ha quedado último con poco más de 5.000 votos.

Por cierto que la agrupación de ultra derecha de falange, democracia nacional y alternativa española en una única coalición, ni siquiera ha llegado a los 12.000 votos en toda España.
Actúa, el partido impulsado por Llamazares y Baltasar Garzón que llevaba a este como número 6, apenas ha conseguido 25.000 votos.
Finalmente, Izquierda en Positivo no ha llegado ni a los 13.000 votos. Este partido estaba encabezado por Javier Couso, y respaldado por Francisco Frutos. Pretende ser una izquierda no nacionalista, pero simplemente con esos dos líderes, ya se ve que es una izquierda plegada totalmente a los intereses de Putin.


(Couso, cuando era eurodiputado, visitó Siria y se reunió con el presidente Al Assad, blanqueando así al dictador, responsable entre otras cosas de los barriles bomba o las armas químicas empleadas contra su propio pueblo).


En Reino Unido, el partido del Brexit comandado por Farage con la meta de llevar adelante la salida de este país de la UE, ha arrasado con el 30% de los votos. Conviene recordar que Farage comandó UKIP (Partido por la Independencia del Reino Unido) con la meta de lograr el referéndum sobre el Brexit. Tras lograrlo en 2016, se retiró de la vida política. Pero al ver la no materialización del Brexit decidió volver, esta vez con un nuevo partido creado al efecto (el propio nombre "Partido del Brexit" ya sugiere cuál es su único objetivo), dado que el UKIP se había escorado hacia posiciones más de ultraderecha, asemejándose al Partido Nacional Británico o a la Liga de Defensa Inglesa. El UKIP por cierto, ha sacado muy malos resultados en estas elecciones.

Así pues, hay que reconocer que Farage, aunque no nos gusten sus postulados, al menos es coherente.


Al igual que en Cataluña, la situación en Reino Unido con el Brexit se está polarizando, y los votantes se van a las opciones contundentes, dejando a los ambiguos en minoría. De esta forma, los liberales han quedado segundos, y los verdes han ascendido hasta la cuarta posición. Ambos partidos son claramente europeístas, y entre los dos superan por poco el resultado de Farage. Los laboristas de Corbyn han quedado terceros con poco más del 13%, un resultado muy pobre si realmente quieren ser alternativa a May, cuyo partido se ha hundido hasta no llegar siquiera al 9%, un resultado atroz para un partido tan importante en Reino Unido. 
Los resultados de nacionalistas escoceses, galeses, irlandeses, y otros europeístas, parece que inclinan la balanza en Reino Unido hacia el lado de los que no quieren el Brexit. May ya antes de las elecciones anunció que dimitía. Está por ver si su sucesor logrará llevar adelante el brexit o si se verá forzado a convocar nuevas elecciones o un segundo referéndum, como no dejan de reclamar los contrarios a la marcha del Reino Unido de la UE.


Si nos vamos a los resultados de Italia, vemos que el Movimiento 5 estrellas se ha hundido de manera descomunal, como era de prever por otra parte, después de su nefasto acuerdo con la Liga. Es cierto que parte de la culpa de ese acuerdo la tiene Renzi por negarse a negociar con 5 estrellas. Pero lo que está claro es que de ese acuerdo el principal beneficiado ha sido la Liga. Si en las elecciones italianas de 2018 la Liga conseguía el 17% de los votos, y 5 estrellas el 32%, apenas un año después las tornas se han invertido, y es 5 estrellas quien consigue el 17% de los votos mientras que la Liga asciende hasta el 34%.
Parece pues que la alianza con la ultraderecha no ha convencido a los votantes de 5 estrellas. Veremos si en el Parlamento Europeo se vuelven a integrar en el grupo de Farage, o buscan una alternativa.

Di Maio, líder del Movimiento 5 estrellas, convocó una consulta para ver si las bases le seguían respaldando, lo que me recuerda bastante al tipo de consultas que realiza Pablo Iglesias. Las bases dijeron que sí, con lo que de momento consigue salvar los muebles, pero veremos por cuanto tiempo, pues Conte, el primer ministro italiano, ya ha amenazado con dimitir si continúa la rivalidad en el seno del gobierno entre la Liga y el Movimiento 5 estrellas.

Por otro lado, el partido democrático se recupera algo. Forza Italia, el partido de Berlusconi, sigue con malos resultados, pero "Il Cavalieri" logra entrar como eurodiputado, y la izquierda comunista se hunde sin remedio a pesar de ir unida.



(Mural de un artista italiano que representa a Di Maio, líder del Movimiento 5 estrellas, besándose con Salvini).


El antiguo Frente Nacional de le Pen, renombrado como Reagrupación Nacional, ha ganado en Francia con más del 23%, por un 22% de Macron, incluso a pesar de que el partido de este iba aliado con los centristas de Bayrou. Pese a que el partido de Macron supone un espaldarazo a los liberales en Europa, parece que la crisis de los chalecos amarillos le está pasando factura.

Sorprende el buen resultado de los verdes con un 13% de los votos, aunque lo cierto es que siempre se les da mejor las europeas que las nacionales, al igual que les sucede por otra parte a los liberales y verdes en Reino Unido. Algo que tiene mucho que ver con el sistema electoral, al ser las europeas circunscripción única, mientras que en las nacionales las circunscripciones en Reino Unido y Francia son muy pequeñas y cuentan con un sistema mayoritario en vez de proporcional, lo que históricamente ha favorecido a los partidos tradicionales.

El partido socialista francés por contra sigue hundido, pues pese a ir en coalición con otros partidos, apenas supera el 6% de los votos. Aunque tampoco le va mucho mejor a la Francia Insumisa de Melenchón (coalición de la que por cierto se ha salido el partido comunista francés), con un resultado parecido, ni a la derecha tradicional, que ni siquiera llega al 9% y ha provocado la dimisión de su líder, incapaz de frenar la fuga de votantes hacia los proyectos de Macron y Le Pen.
Por su parte, el experimento de Hamon, que venció en las primarias del partido socialista francés para suceder a Hollande, y que tras el fracaso en las urnas fundó Génération.s, también se ha estrellado superando apenas el 3% de los votos.


En Alemania, la CDU de Merkel sigue lejos de sus mejores resultados, quedando por debajo del 30%. Los verdes se consolidan como segunda fuerza, con el 20%, y los socialdemócratas profundizan en su crisis, bajando hasta el 15%. La líder de este partido también se ha visto forzada a dimitir, con lo que el gobierno de coalición con la CDU queda en peligro.
La izquierda, como no podía ser de otra manera, sigue de capa caída con apenas un 5% de los votos. La ultraderecha por su parte logra el 11%, y los liberales el 5%. Volt, partido paneuropeíasta del que ya he hablado en el apartado de España, consigue por Alemania su único eurodiputado.


En Portugal ha habido una abstención histórica en las elecciones, votando poco más del 30% de la población, aunque ya en los pasados comicios europeos, la participación de los portugueses fue extremadamente baja.
El resultado de estas elecciones puede ser un anticipo de lo que sucederá en las generales de Octubre. Así, el Partido Socialista sigue dominando la escena, con el 33% de los votos. Más a la izquierda, el bloque consigue casi el 10%, los comunistas casi el 7% y los animalistas el 5%.  La verdad es que no sorprende el predominio del Bloque sobre los comunistas, que son bastante euro-escépticos.
Los dos partidos de la derecha por su parte, se quedan con el 21% y el 6%, y tienen complicado volver al poder en las próximas elecciones.

En Irlanda el Sinn Feinn se ha llevado un batacazo importante, al pasar del 15% al 11% de los votos. Puede que haya influido la renovación en su liderazgo, que por primera vez en mucho tiempo deja de ostentar Gerry Adams. Por su parte, los partidos históricos Fine Gael y Fianna Fáil, se mantienen fuertes con el 29 y el 16% de los votos respectivamente, mientras que los verdes logran un buen resultado con el 11% de los votos. Como es típico en Irlanda, hay asimismo eurodiputados que pese a no estar respaldados por partidos políticos, han sido elegidos al presentarse de forma independiente.

En Grecia Tsipras se ha pegado la torta que todo el mundo esperaba, y ha convocado elecciones anticipadas para el 7 de julio. Así, Nueva Democracia ha superado a Syriza al obtener el 33% de los votos, por el 23% de estos. Otros partidos que obtienen representación son la refundación del pasok en forma de coalición que logra el 7% de los votos, los comunistas del KKE con algo más del 5%, y los neonazis de amanecer dorado, que pierden la mitad de los votos en beneficio de Solución Griega, otra formación de ultraderecha euro-escéptica, cristiana y pro-rusa que se opone radicalmente al acuerdo con Macedonia del Norte por el que este país modifica su nombre oficial, y que logra un eurodiputado.

Si en las generales gana Nueva Democracia, habrá que ver lo que sucede con este acuerdo, que facilita la entrada de Macedonia del Norte en la UE y en la OTAN. De echarse atrás Grecia bajo un gobierno de Nueva Democracia, paralizaría esta entrada, y perjudicaría por tanto a la UE que perdería un posible socio. Así que es de esperar que desde la UE presionen al nuevo gobierno para que mantenga el acuerdo.

Por su parte, Diem25, el partido creado por Varoufakis, se queda a las puertas del 3%, que le habría permitido obtener representación. Por cierto que Varoufakis se presentaba por Alemania pensando erróneamente que de esa forma tendría más opciones de salir elegido, al repartirse más escaños y no haber un requisito de umbral mínimo de votos para lograr representación, pese a lo cual no consiguió los suficientes votos para ello. Si hubiese ido por Grecia, donde obviamente es más conocido, tal vez lo hubiese logrado.


(Varoufakis y Hamon se presentaban por dos partidos diferentes en Alemania y Francia respectivamente, al no ser posible realizar listas transnacionales, pero pretendían unirse en un grupo común en el que también estaría el partido de Llamazares y Baltasar Garzón).

Como curiosidad decir que los comunistas son tan comunistas que no se integran en el grupo de izquierda del parlamento europeo al considerarle reformista, y los de amanecer dorado son tan radicales que tampoco se integran en ninguno de los grupos de ultraderecha de la eurocámara.

Otro partido que se queda fuera es Griegos Independientes, la formación conservadora socia de Syriza en el gobierno. Seguramente los recortes les hayan pasado factura, al igual que a Tsipras.

En Finlandia, las elecciones generales fueron en abril y los resultados dejaron un parlamento muy fragmentado, con una victoria por la mínima de los socialdemócratas sobre la ultra-derecha de los verdaderos finlandeses. Tras semanas de negociaciones se ha compuesto un gobierno de coalición entre socialdemócratas, centristas, la izquierda, verdes, y la minoría sueca.

Sin embargo, en las europeas, los conservadores y los verdes han relegado a los socialdemócratas y a la ultra-derecha a la tercera y cuarta posición respectivamente.

En Suecia sucedió algo parecido, pues las elecciones generales fueron en septiembre de 2018, y también dieron lugar a una fragmentación extrema que conllevó largos períodos de negociaciones. El resultado final es muy parecido a lo que ha sucedido recientemente en Finlandia: Un pacto entre partidos de izquierda y de centro aislando a la ultra-derecha, que había escalado posiciones.
Si bien los socialdemócratas ganaron, obtuvieron su peor resultado histórico. Al contrario que en Dinamarca, en Suecia se sigue una política de aislamiento a la ultra-derecha por sus posiciones radicales, aunque en los últimos años ha intentado maquillar su discurso. Pese a que hay partidos de derechas que se abren a negociar con ellos, los liberales y el centro se siguen negando a ello, lo que ha facilitado el gobierno de izquierdas.

En las elecciones europeas, el esquema se repitió, ganando los socialdemócratas seguidos de conservadores, ultra-derecha y verdes. Estos últimos suben del 4% que sacaron en las generales, al 11%. Tal vez haya tenido algo que ver Greta Thunberg, la adolescente que ha conseguido movilizar a miles de estudiantes en Europa para combatir el cambio climático, aunque si lo comparamos con las europeas pasadas, los verdes perdieron respaldo.



En Dinamarca los liberales ganaron las europeas por los pelos, quedando los socialdemócratas segundos. Apenas una semana después, al celebrarse las generales, fueron estos últimos quienes se hicieron con la victoria. Es de destacar que adoptaron una postura dura con la inmigración, lo que hizo que aumentasen en votos a costa de la ultraderecha del partido popular danés, quien también se ha derrumbado en las europeas.
Además, Nueva Derecha y Rumbo Firme, dos nuevas fuerzas de ultra-derecha, se han llevado parte de sus votos al tener un discurso aún más extremista. De hecho, Rumbo Firme planteaba prohibir el Islam y expulsar a los inmigrantes. Se ha quedado a las puertas de obtener representación, mientras que sí que la consigue en el parlamento nacional Nueva Derecha, que no quiere aceptar nuevos refugiados.

Parece ser que los socialdemócratas optarán por pactar con otras fuerzas de izquierda (verdes, socio-liberales y extrema izquierda) en materia económica, y con los liberales y el partido popular danés en política migratoria.

En Bélgica, donde se eligen 21 eurodiputados, la fragmentación política es extrema, con hasta 12 partidos diferentes logrando representación. Además, se celebraban también elecciones legislativas, que muestran la división del país. Mientras en Flandes ganan los independentistas flamencos amigos de puigdemont, que están en el grupo de los conservadores y reformistas (13%) y la extrema derecha, que ha subido de forma espectacular hasta un 11%, en Bruselas y Valonia hacen lo propio socialistas (10%) y verdes (7%).
Así pues, los eurodiputados de los dos partidos más votados en Bélgica irán a grupos de la ultraderecha.
También obtienen representación partidos liberales y conservadores, así como el partido del trabajo, que logra un eurodiputado para el grupo de la izquierda.

Bélgica ya estuvo en una ocasión 541 días sin gobierno, debido a lo complicado de unir a tantos partidos diferentes en una coalición. En este vídeo lo explican bastante bien:




Tras estas elecciones, es de prever que pase también bastante tiempo hasta que logren formar un nuevo gobierno, puesto que la coalición actual en el poder no se podrá mantener debido a la caída en voto de los partidos liberales.
Además, nadie excepto los independentistas flamencos se plantean negociar con la ultraderecha, que tiene un discurso duro contra la inmigración y es partidaria de salirse del euro. Por otra parte, habrá que ver si se mantiene el veto mutuo entre socialistas francófonos e independentistas flamencos.

En Luxemburgo, hubo elecciones generales en otoño de 2018. El partido popular socio cristiano de Juncker lleva gobernando el país desde la segunda guerra mundial, pero en 2013 fue desbancado por una coalición de liberales, socialistas y verdes que se repitió tras 2018. En las europeas los liberales consiguieron arrebatar el primer puesto al partido conservador de Juncker, y los verdes el tercero a los socialistas.

En Holanda, los socialistas se hacen con la victoria, casi con toda probabilidad animados porque el candidato socialista a la Comisión Europea era el holandés Timmermans. En segunda posición quedan los liberales que están al frente del gobierno holandés. La ultraderecha de Wilders que estaba alineada con Le Pen pierde todos sus representantes, pero los gana una nueva ultraderecha que también habla contra la inmigración y a favor de salirse de la UE y del euro, aunque de una forma menos burda que conecta mejor con los votantes.

En Austria la derecha gobernaba hasta ahora junto a la ultraderecha, pero un vídeo filtrado en el que se ve a uno de los líderes de este último partido negociando contratos para empresas rusas a cambio de financiación para la campaña electoral de su partido, ha supuesto la ruptura del gobierno y la convocatoria de nuevas elecciones para septiembre.
De hecho, el parlamento votó recientemente a favor de una moción de censura, con lo que actualmente el gobierno se encuentra en funciones a la espera de la celebración de las elecciones.




Es en este contexto en el que se celebraron las europeas. Aunque la extrema derecha cayó algo, la derecha aumentó en votos y escaños. Los socialdemócratas no consiguen avanzar en votos y siguen en segunda posición a bastante distancia de la derecha. Verdes y liberales también obtienen representación. Pese a que los primeros no ganan votos respecto a las anteriores europeas, sí que lo hacen respecto a las generales, con lo que es de prever que en las de septiembre obtengan también un buen resultado.

Veremos cual es el resultado de las elecciones y si vuelve a haber pacto de la derecha y la ultra-derecha o si surge otra alternativa. 

En Hungría hubo elecciones generales hace poco más de un año, con otra victoria arrolladora del partido de Orbán, que inauguraba de esta forma su cuarto mandato. Su gobierno, como he mencionado arriba, se ha caracterizado por su choque con la UE debido a su oposición a las cuotas migratorias, su cercanía a Putin, o su política contra las ONG con capital extranjero.

En las elecciones europeas el Fidesz de Orbán continúa implacable con más del 50% de los votos. Los socialdemócratas aumentan considerablemente hasta el 16%, e irrumpe Momentum, una nueva fuerza liberal y europeísta que consigue hacerse con 2 escaños.
Por contra los socialistas y la extrema derecha de Jobbik bajan hasta obtener cada uno un 6% y un eurodiputado. Estos últimos no están incluidos en ninguno de los grupos políticos de la eurocámara, seguramente debido a su extrema radicalidad, al igual que Amanecer Dorado en Grecia.

En la República Checa ganó en 2017 las elecciones nacionales el partido Alianza de Ciudadanos Descontentos (ANO por sus siglas en checo), dirigido por el multimillonario Babis, quien consiguió formar gobierno con los socialdemócratas, que desde entonces no levantan cabeza. Por otra parte, en 2018 se hizo con la presidencia -un cargo más simbólico que real- un euro-escéptico próximo a Putin e islamófobo.

Paradójicamente, ANO se presentaban como partido anti-sistema en lucha contra la corrupción, los inmigrantes y el euro, pero recientemente se ha sabido que están siendo investigados por malversación de fondos comunitarios, lo que ha llevado a miles de personas a protestar en la calle exigiendo su dimisión así como la del recién nombrado ministro de justicia, por su proximidad al primer ministro, al sospechar de una posible interferencia judicial. Unas movilizaciones que no se veían en el país desde la caída del comunismo.




Por cierto que el partido de Babis está dentro del grupo de los liberales en el Parlamento Europeo. Por mucho que se diga, en todos los sitios cuecen habas.

No obstante, en las elecciones europeas, ANO ganó igualmente, con bastante diferencia sobre el segundo partido, que está integrado dentro del grupo de los conservadores y reformistas (euro-escépticos). Aunque es cierto que la participación fue tremendamente baja (por debajo del 30%), con lo que es de suponer que de haber elecciones anticipadas, acudirá más gente a votar para mostrar su rechazo a Babis.

Otros partidos que obtuvieron representación y a los que hay que tener en cuenta, son los piratas, los democristianos, la ultra-derecha integrada en el grupo de Salvini, y los comunistas. Estos últimos son de los pocos partidos comunistas que aguantan medianamente bien en Europa del Este, donde el resto de partidos comunistas están borrados del mapa.

Los piratas por su parte se están convirtiendo en una alternativa seria en este país al denunciar casos de corrupción y gobernar diversos territorios incluyendo la ciudad de Praga.

En Eslovaquia hace algo más de un año el periodista Jan Kuciak fue asesinado con su pareja mientras investigaba las tramas que unían a la mafia italiana con el partido en el poder en Eslovaquia. Las sospechas sobre la responsabilidad del asesinato son tan evidentes que la gente salió a la calle a protestar exigiendo responsabilidades. En efecto, el primer ministro socialdemócrata se vio obligado a dimitir.




Poco después tuvieron elecciones presidenciales, que ganó en segunda vuelta la ecologista Caputova frente al candidato del partido socialdemócrata en el poder. Esta votación se interpretó como un castigo a esta formación, y el resultado de las europeas lo confirma, pues ganó el partido liberal que se creó en 2017 y bajo el cual se presentó la propia Caputova.

Aunque la participación electoral puede parecer ridícula (tan solo de un 22%), lo cierto es que subió bastante respecto del paupérrimo 13% de 2014.

En Polonia, los ultraconservadores del PiS han ganado con el 45% de los votos obteniendo de esta forma 26 eurodiputados. Durante la campaña moderaron algo el discurso, aunque siguen insistiendo en que no se unirán al euro.
Una coalición de varios partidos entre los que se encuentra Plataforma Cívica, liderada por Tusk (actual presidente del Consejo Europeo) ha quedado en segundo lugar, con el 38% de los votos y 22 escaños, 17 de los cuales irán al grupo del PPE, y 5 a los socialdemócratas.
Solo consigue representación un partido más, Primavera, comandado por un activista gay, con un discurso laico. Los 3 europarlamentarios de este partido irán también al grupo de los socialdemócratas. La ultraderecha que hasta ahora estaba alineada con La Liga de Salvini, se ha quedado fuera.
El resultado de las elecciones europeas en Polonia puede servir de termómetro para las generales que se celebrarán en otoño.

En Rumanía los socialistas quedan en segunda posición por primera vez en mucho tiempo, lastrados por la polémica reforma de la justicia que pretende salvar a los corruptos. En efecto, la población rumana se movilizó para acudir a las urnas (la participación subió bastante respecto a otros comicios), y en especial los emigrantes que viven en otros países. Parece que el reinado del partido socialdemócrata en Rumanía llega por fin a su final. No es de extrañar, después de que los ciudadanos rumanos se movilizasen durante semanas en la calle para protestar contra la corrupción y la reforma judicial.

Así, la derecha tradicional se hace con el primer puesto y los liberales quedan terceros muy cerca de los socialistas, un magnífico resultado para ser un partido que competía por primera vez en estas elecciones. Su líder, por cierto, ha sido elegido portavoz del grupo liberal en el Parlamento Europeo.





En Bulgaria hubo elecciones anticipadas en 2017 tras las cuales se formó un gobierno de coalición entre los conservadores y la extrema derecha, que se caracteriza por su euro-escepticismo, su aversión a Turquía (Bulgaria cuenta con una minoría turca importante que vota a su propio partido) y a la inmigración, y su proximidad a Rusia.
Recientemente estalló un escándalo inmobiliario en el que se destapó que varios ministros del gobierno habían comprado pisos a un precio inferior al mercado, en devolución de los favores dados a constructoras, dimitiendo como consecuencia hasta 6 ministros.
Sin embargo, en las elecciones europeas, el partido conservador de Borisov, volvió a ganar con el 31% de los votos, incrementando su ventaja respecto a los socialdemócratas que se quedan a 7 puntos, frente a los 5 a los que se quedaron en las generales. La ultraderecha baja al 7% respecto del 9% que sacó en las generales, y la minoría turca (integrada en el grupo de los liberales) sube hasta el 16%.

En Malta parece que el asesinato en octubre de 2017 mediante un coche bomba de la periodista Daphne Caruana Galizia, que investigaba fraude fiscal vía papeles de Panamá del partido laborista en el poder, no le ha pasado factura a este, pues ha vuelta a ganar las elecciones. Y es que Malta destaca por ser un país con un sistema financiero bastante opaco, de lo que se aprovecha como no podía ser de otra manera, el crimen organizado.
La investigación de Caruana involucraba también negocios oscuros entre la mujer del primer ministro Muscat, y la hija del presidente de Azerbaiyán, y es que Malta compra petróleo a este país, que está dirigido desde 2003 por Ilham Aliyev, un político cercano a Putin y que junto a su familia controla los sectores estratégicos del país (banca, construcción, telecomunicaciones, energía...).



En Chipre, único país de la UE donde gobernaron los comunistas antes que Syriza, la derecha sigue por delante, después de que los comunistas perdieran el poder en 2013. Sin embargo, empiezan a recuperar terreno, y han reducido bastante las distancias con la derecha.

Es de destacar que por primera vez entra en la cámara un turcochipriota, de la mano de los comunistas de AKEL. Aunque las negociaciones para la reunificación de la isla fracasaron, según se comenta por la negativa de Turquía a retirar sus soldados, por lo menos parece que hay voluntad por partes de ciertos actores de intentar llegar a una solución antes o después. Así, los comunistas y los turcochipriotas quieren una federación, pero los conservadores y los turcos verían mejor una separación en 2 Estados diferentes, algo que podría ser difícil de digerir para la UE y la población chipriota en general. Tal vez por ello AKEL esté volviendo a recortar distancias a la derecha.


En Estonia tuvieron elecciones generales poco antes de las europeas, dejando como ganador (34 escaños) al partido reformista, de centro derecha, liderado por Kallas. Por su parte, el partido popular conservador (EKRE), de extrema derecha y eurófobo, dobló sus votos hasta alcanzar la tercera posición (19 escaños), quedando los segundos el partido del centro (26 escaños), actualmente en el poder y encabezado por el primer ministro Ratas. Este partido ha recibido históricamente los votos de la población ruso parlante. Cabe recordar que un 25% de la población de este país tiene el ruso como lengua materna, y la enseñanza de este idioma en las escuelas fue uno de los puntos fuertes de la campaña, queriendo el partido reformista que únicamente se emplease el estonio (idioma cercano al finlandés).

En abril llegaron a un acuerdo de coalición para que el partido del centro continuase en el poder (pese a haber quedado segundos), con el apoyo de la extrema derecha y de Pro Patria, un partido conservador que quedó en cuarta posición (12 escaños). Se repite así la coalición que había gobernado Estonia previamente, sustituyendo a SDE (socialdemócratas que bajaron de 15 escaños a 10) por la extrema derecha. En el acuerdo de gobierno se recogió, entre otras cosas, no acoger a ningún refugiado que viniese determinado por las cuotas establecidas por la UE, además de otorgar ministerios a políticos de la extrema derecha, quienes por cierto, realizaron gestos racistas en su juramento.


(Martin Helme, miembro de EKRE y ministro de finanzas, hace el gesto de OK, que cada vez más está siendo usado por los supremacistas blancos). 

Afortunadamente, parece que en las elecciones europeas los votantes castigaron a esta coalición. Reforma volvió a quedar en primer lugar y los socialdemócratas del SDE escalaron hasta la segunda posición. El partido del centro bajó hasta la tercera posición y la extrema derecha a la cuarta (se integran en el grupo de Salvini). Ojalá ese guión se mantenga en el tiempo.

Por cierto que tanto Reforma como el partido del centro están en el grupo de los liberales. Es decir, un partido que gobierna en coalición con la extrema derecha. Los líderes de Renovar Europa deberían estudiar con lupa a quien admiten en su grupo.

En Letonia tuvieron elecciones a finales de 2018, quedando vencedor Harmony, un partido prorruso. Ya había ganado en ocasiones anteriores, pero no encontró aliados para formar gobierno. Obviamente este partido está respaldado por la minoría rusoparlante que habita en el país (un 25% de la población).
La coalición de 3 partidos conservadores que hasta ese momento gobernaba el país, sufrió un varapalo histórico, sumando entre los tres tan solo un 27% de los votos. No obstante, Harmony volvió a quedar aislado, y se formó un gobierno de coalición conservador formado por 5 partidos, incluyendo a los euroescépticos del nuevo partido populista de derechas "¿A quién pertenece el Estado?", que habían quedado en segunda posición (un magnífico resultado al ser un partido totalmente nuevo). Paradójicamente, el gobierno está liderado por el partido menos votado, fruto de las rivalidades de los otros partidos que no lograban ponerse de acuerdo.

Sin embargo, en las elecciones europeas "¿A quién pertenece el Estado?" se ha desplomado al no obtener ninguna representación. Los prorrusos de Harmony (integrados en el grupo de los socialdemócratas) han quedado segundos, pero otro partido prorruso ha logrado también representación. Los conservadores de Nueva Unidad, que en las generales quedaron en el último puesto y a pesar de ello se hicieron con el gobierno, logran hacerse con el primer puesto, mientras Alianza Nacional (conservadores nacionalistas) suben hasta la tercera posición y los liberales de Desarrollo mantienen el cuarto puesto.

En este vídeo se describe bien la tensión entre Rusia y los países bálticos:




En Lituania, a la vez que las elecciones europeas se celebraron elecciones presidenciales, a las que no se pudo presentar la actual presidenta Gribauskaite por limitación de mandatos, pese a ser una  de las políticas más valoradas, caracterizada por su discurso duro contra Rusia. En Lituania hay un 6% de rusoparlantes, un porcentaje bastante menor que en Estonia o Letonia.
Tal vez por ello haya más consenso en el país frente a las políticas de Putin en los tres principales partidos del país: Unión de Verdes y Agricultores (integrado en el grupo de los verdes en el parlamento europeo, quedaron terceros en las elecciones a esta institución); Unión por la Patria/Alianza Cristianodemócratas (integrado en el PPE, quedó primero en las elecciones europeas); y los socialdemócratas (quedaron segundos).

En Eslovenia se celebraron elecciones parlamentarias en junio de 2018, quedando como partido ganador el partido demócrata esolveno (SDS), conservador, euro-escéptico y anti-inmigración, comandado por Janez Jansa, admirador de Orbán y de Trump.
En segunda posición quedó la lista de Marjan Sarec, un humorista convertido a político, como estamos viendo ya a varios en otros países. El partido moderno del centro del hasta entonces primer ministro Miro Cerar, se desplomó del 35% de los votos hasta caer por debajo del 10%.

Como en otros países, se formó una coalición de numerosos partidos para aislar al partido vencedor, al tener el resto diferencias irreconciliables con este. En este caso, la coalición estuvo liderada por Sarec.

En las elecciones europeas volvió a ganar el SDS, pero los socialdemócratas arrebataron el segundo puesto a la lista de Sarec, que quedó en tercera posición (están integrados en el grupo de los liberales).


(Sarec a la izquierda, y Zelenski, presidente de Ucrania, a la derecha. Dos humoristas reconvertidos a políticos).

En Croacia se vivió una situación similar a la de España al celebrarse elecciones en 2015 teniendo que volver a repetirse un año después. Pese a que en este país sí que fueron capaces de llegar a un gobierno tras las elecciones de 2015, este duró poco por escándalos de corrupción, y de ahí que se repitiesen. Bastó con sustituir al líder del partido ganador, la Unión Democrática Croata, por otro más moderado (Plenkovic), para que Most, el partido centrista, le volviese a dar su apoyo y dejase a los socialdemócratas de nuevo en la oposición, pese a lo cual siguió habiendo inestabilidad por diferencias entre la UDC y Most.

En las elecciones europeas, los socialdemócratas lograron reducir diferencias con la UDC, y Most se hundió al no lograr representación. Otros partidos como Zivi Zid (anti-desahucios), Soberanistas (nacionalistas de derechas), o la lista de Mislav Kolakusic, un juez que se presentó con una campaña anti-corrupción, también lograron representación.



Hasta aquí el análisis por país. Se puede comprobrar claramente como la situación dista mucho de ser ideal, habiendo gobiernos corruptos o bajo sospecha en varios casos (República Checa, Eslovaquia, Rumanía, Malta), así como países gobernados por la ultraderecha (Polonia, Hungría), cohabitando con ella (Austria, Italia, Bulgaria, Estonia), o formando alianzas amplias para intentar aislarla (Finlandia, Suecia, Eslovenia). Por no hablar de otros casos más específicos como los partidarios del Brexit en Reino Unido, los contrarios al acuerdo con Macedonia del Norte en Grecia, los pro-rusos en Letonia, la frágil estabilidad política en Alemania y España, o los independentistas flamencos de Bélgica.

Y también está claro que todos los grupos tienen a su oveja negra. El PPE a Orbán, los socialistas al partido en el poder en Rumanía, y los liberales al partido en el poder en la República Checa. Para hacérselo mirar.


Si atendemos a la participación electoral, la media europea supera el 50%, algo que es de agradecer dado el desinterés mostrado en las últimas citas electorales europeas por parte de los ciudadanos. En España ha sido del 64%, pero nadie que no se quiera dejar engañar se engaña, sabiendo que esa buena participación tiene que ver sobre todo con que coincidía con las elecciones municipales y autonómicas. Si no lo más probable es que hubiese estado en torno a la media europea.



Salvando Bélgica y Luxemburgo, donde el voto es obligatorio, ha habido buenos datos de participación en Malta, Alemania, Austria o Dinamarca. En cambio sigue siendo increíblemente baja en países como Eslovaquia, donde solo votó el 22% de la población, República Checa (28%), Eslovenia (28%), Croacia (29%), Bulgaria (30%), Portugal (31%), o Letonia (33%).

Me pregunto qué legitimidad se puede tener con una participación electoral tan baja. Sin duda en esos países la desafección política es muy elevada, si no no hay otro modo de explicar esos datos.


Estos días estamos contemplando el "juego de tronos" para la elección del presidente de la Comisión Europea y otras figuras importantes de la Unión Europea.
Es el Consejo Europeo (compuesto por los jefes de gobierno de los Estados Miembros) quien debe proponer un candidato, teniendo en cuenta los resultados de las elecciones, y es el Parlamento Europeo quien debe aprobarlo. Ahí es donde está el problema. En la anterior legislatura se eligió a Juncker, cabeza de lista del Partido Popular Europeo, que fue el grupo más votado, pese a la oposición de algunos líderes como Cameron u Orbán. En el Parlamento Europeo recibió el apoyo de los suyos junto a socialistas y liberales.

Sin embargo ahora, parece que ese sistema no convence a muchos, y socialistas y liberales están maniobrando para dejar fuera de juego a Weber, cabeza de lista del partido popular europeo, que sigue siendo el grupo más votado, por mucho que les pese a algunos.
Los socialistas y liberales alegan que el dominio del partido popular europeo ha sido excesivo en los últimos años, y quieren un cambio. Para ello los socialistas hablan de su candidato, Timmermans, y los liberales de la suya, Verstager. El problema es que incluso aunque el Consejo Europeo se mostrase favorable a uno de estos dos candidatos, posteriormente el Parlamento Europeo debería aprobarlo, y no veo cómo podría hacerlo sin el apoyo del Partido Popular Europeo. Tampoco veo a estos cediendo en su candidato, puesto que, repito una vez más, su grupo ha sido el más votado.

En resumen, nos dirigimos a un choque de instituciones entre el Consejo Europeo y el Parlamento Europeo, y en definitiva, entre facciones políticas, con los populares por un lado, y los socialistas, liberales y tal vez los verdes por otro. Veo tres escenarios posibles: O los populares ceden y se llega a una solución de consenso, o son los socialistas y liberales los que ceden a cambio de mayor representación, o se da una situación de bloqueo no beneficiosa para nadie.


(De izquierda a derecha, Vestager, Timmermans y Weber).

Yo lo tendría claro. Hay que respetar el resultado de las urnas, y si el más votado ha sido Weber, debe ser él quien presida la Comisión, teniendo en cuenta que integre a socialistas y liberales en puestos importantes. Si hubiese ganado cualquiera de estos dos, seguramente querrían lo mismo para ellos. Pero claro, eso de respetar la lista más votada solo se dice cuando ganan los tuyos. Cuando no es así (caso de madrid con el pp), ya parece que no está tan mal hacer un pacto "de perdedores" para desbancar al ganador. Cuánta hipocresía.

Además de la presidencia de la Comisión, se negociarán otros cargos. Por ejemplo el de Borrel, que suena para una vicepresidencia importante, o tal vez para representante de la UE en política exterior. Veremos qué consigue finalmente, pero seguro que puede aportar mucho.
Para ese poder de negociación resulta especialmente importante la fuerza de cada delegación en el seno de su grupo. Y es que el PSOE es el partido que más eurodiputados tiene dentro del grupo de los socialdemócratas, con lo que su influencia será mayor. Al igual que la CDU es mayoritaria en el PPE, o Macron, Farage y Salvini en sus respectivos grupos.


En definitiva, será una legislatura interesante, que tendrá que lidiar con el Brexit y otros asuntos importantes, como a dónde se dirige la Unión Europea, en la forma de si habrá unión en cuanto a política fiscal, seguro de desempleo, salario mínimo, o ejército europeo. También si se acabará finalmente con el requisito de la unanimidad en la política exterior.

Con Merkel en retirada, habrá que estar atentos a los nuevos liderazgos que surjan en Alemania, pero con Italia dominada por Salvini y Reino Unido más fuera que dentro, parece que Macron y Sánchez tendrán más influencia que nunca.

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