sábado, 15 de julio de 2023

23J: Pactos, propuestas y expectativas

 En mayo se celebraron las elecciones municipales en España y ya en ese momento hablé de las promesas que Sánchez se lanzó a proclamar, centrando la atención en su persona, en vez de en cada municipio. Pues bien, ante la contundente victoria del PP en las elecciones, Sánchez decidió al día siguiente adelantar las elecciones generales al 23 de julio, cuando se tendrían que haber celebrado en diciembre. La verdad es que para esto, mejor que hubiese juntado las municipales con las generales y así se habría facilitado la vida a la gente. Habrían ido a votar un solo día, no habría sido en período vacacional, y no se habría fastidiado a tanta gente para estar en mesa electoral. Además, como Sánchez planteó las municipales en clave nacional, no habría habido mucha diferencia en cuanto al mensaje político. 

Pero claro, Sánchez rara vez piensa en el bien nacional, sino en su bien propio, y algo en lo que los analistas coinciden es en que si Sánchez adelantó las elecciones es porque pensó que era la solución menos mala no para España, sino para su partido y en especial para él mismo. Si hubiese aguantado hasta noviembre - diciembre, posiblemente el PP hubiese continuado consolidándose (algo que ya está haciendo, pero tal vez aún a mayor escala), y dentro del PSOE se hubiese comenzado a exigir responsabilidades a Sánchez por centrar él la campaña de las municipales y por tanto ser el principal responsable de la derrota del partido.

Posiblemente este no sea el escenario ideal de Sánchez, ya que durante este semestre España preside el Consejo de la UE, algo a lo que normalmente se le suele dar bastante importancia, y que esto coincida con unas elecciones generales y un posible cambio de gobierno, no es la mejor carta de presentación, ni mucho menos. 

Sin embargo, ante la perspectiva de aguantar 6 meses en el poder en malas condiciones, con ruido interno en su partido, y externo de la oposición, prefirió sacrificar la baza de la presidencia del Consejo de la UE, que le habría dado mayor visibilidad internacional, a cambio de pillar a pie cambiado a la oposición y jugárselo todo a la carta de Vox.

Esto es, confiar en que los pactos de las municipales reflejen que el PP se encasilla con Vox, y que ante este temor el voto de izquierdas se movilice, ya sea por él o por Sumar, y puedan contrarrestar el avance de la derecha.

La jugada le ha salido más o menos bien, ya que el PP ha llegado a acuerdos con Vox en diferentes municipios donde ni siquiera era la primera fuerza política para arrebatarle el poder al PSOE, como pueden ser Burgos, Valladolid, Toledo y Guadalajara. Y en las Comunidades Autónomas que tenían elecciones, algo parecido, llegando a acuerdos el PP con Vox en Extremadura cuando el PSOE fue la primera fuerza en dicha comunidad.