domingo, 19 de octubre de 2025

El plan de 20 puntos de Tump para la paz en Gaza

Al parecer, el último ataque de Netanyahu contra la cúpula de Hamás en Qatar, habría hecho reflexionar a Trump, mostrando a las claras que a Israel no le tiembla el pulso y no se preocupa en exceso por atacar a Hamás en territorio de un aliado de EEUU como es Qatar precisamente cuando estaban discutiendo la última oferta de alto el fuego presentada por Trump.

Ante esto, Trump al fin se ha movido para presentar un plan de 20 puntos con el que estuviesen de acuerdo los países árabes y Turquía, para que ejerciesen presión sobre Hamás, y ante el cual Israel no pudiera negarse si no quisiera dejar de contar con el apoyo inquebrantable de EEUU.

De hecho, al recibir a Netanyahu en la Casa Blanca, Trump le forzó a llamar al primer ministro qatarí Mohammed bin Abdulrahman al-Thani para disculparse por el ataque y asegurarle que no lo volvería a realizar. Esto lo que demuestra por encima de todo es que quien tiene la sartén por el mango es EEUU, ya que si en un momento dado decidiesen dejar de apoyar a Israel, estos se quedarían solos. Con lo cual, bastaba con aplicar la presión necesaria para que Israel frenase la masacre.


 (Imagen difundida por la Casa Blanca del momento en el que Netanyahu se ve forzado por Trump a llamar al primer ministro qatarí Al Thani para disculparse por el ataque que autorizó contra la cúpula de Hamás en Qatar)

En la percepción de Trump seguramente habrá influido también la sensación de que Netanyahu estaba cada vez más solo en el panorama internacional. Recordemos que hay una orden de detención en su contra dictada por la Corte Penal Internacional de la Haya, y que precisamente para evitar ser arrestado en vez de volar sobre espacio aéreo español o francés al dirigirse a la cumbre de la ONU en Nueva York, su avión voló por el Mediterráneo, alargando de este modo las horas de vuelo.

A eso hay que sumarle la investigación de la Corte Internacional de Justicia por la acusación de genocidio en Gaza, presentada por Sudáfrica, o el reconocimiento de Palestina como Estado por varios países occidentales, por no hablar del plante que muchos Estados realizaron a Netanyahu cuando le tocó pronunciar su discurso en la ONU, o de las sanciones que se están empezando a plantear contra Israel, tanto en cuestión de compraventa de armas, como en su participación en eventos culturales y deportivos.

Resulta que al final el boicot que varios grupos de activistas realizaron en la Vuelta a España contra la participación de un equipo con patrocinio israelí, ha tenido sus frutos, alterando la carrera al obligar a suspender anticipadamente el final de varias etapas como la de Bilbao o la de Mos, en Galicia, a cambiar el recorrido de la contrarreloj de Valladolid para asegurarse de que las fuerzas de seguridad podían controlar a los manifestantes, u obligando a suspender la última etapa de paseo en Madrid ante los incidentes protagonizados por los manifestantes que rompieron el cordón policial, con lo que se suspendió también la entrega de trofeos en el pódium, debiendo los ciclistas celebrarlo por su cuenta subidos a neveras portátiles.


 (Los ciclistas que lograron trofeos en la Vuelta a España se vieron obligados a improvisar un pódium con neveras portátiles ante la cancelación de la ceremonia oficial)

Había muchos periodistas deportivos indignados por la imagen que esto daba de la Vuelta a España, pero la lectura que hay que hacer es justo la contraria. Gracias a esos incidentes, se volvió a poner en cuestión la participación de Israel en competiciones deportivas y culturales, y de hecho la FIFA, la UEFA y Eurovisión ya estaban planteándose suspender la participación de la representación de este país en sus competiciones respectivas. El Giro de Emilia por su parte, vetó la participación del equipo ciclista con patrocinio israelí en su competición.

Así que el boicot que varios manifestantes realizaron en la Vuelta a España contra el equipo israelí, aunque haya podido perjudicar a la imagen de la Vuelta y su capacidad de asegurar que la carrera transcurra sin incidentes, ha sido también una lección y un espejo para otras competiciones y eventos con participación israelí.

Ya en su día se vetó la participación de equipos rusos, o sudafricanos en la época del Apartheid, así que era solo cuestión de tiempo que sucediese lo mismo con los israelíes. 

También habría que mencionar a la flotilla con ayuda humanitaria que trató de entrar en Gaza, y que una vez más fue interceptada por Israel en aguas internacionales, saltándose como de costumbre la legalidad internacional sin ninguna repercusión ante ello. La verdad es que esta acción es sin duda poco eficaz, porque no consigue romper el bloqueo que Israel impone a Gaza, y los activistas embarcan sabiendo que van a ser interceptados, pero al menos sirve para denunciar ante el mundo la carta blanca que se da a Israel.

Seguramente todo este aislamiento creciente de Israel haya influido en Trump a la hora de presionarles para que acepten su plan, ya que incluso hasta a él se le hacía difícil seguir apoyando lo que hacía Israel en Gaza sin ni siquiera rechistar.

Y es que de hecho lo que está realizando Israel en Gaza se dice que es un genocidio, no porque guste utilizar esa palabra, sino porque está bombardeando insdiscriminadamente, con lo que la mayor parte de las muertes que ha causado son de civiles, según ha publicado recientemente el periódico británico The Guardian en colaboración con otros medios y basándose en información interna de los servicios de inteligencia israelíes.

Así, según los datos disponibles, el 83% de las muertes reportadas en Gaza son de civiles. Es decir, de cada 100 personas que mata Israel, solo 17 son miembros de Hamás o de otros grupos armados, siendo las otras 83 personas desarmadas, entre ellas muchas mujeres y niños.

 

Los datos son más sangrantes si los comparamos con otros conflictos históricos, situando la masacre de civiles en Gaza solo por detrás del genocidio en Ruanda, de la toma de Mariupol por Rusia en 2022, y del genocidio en Srebrenica cometido por Serbia. El conflicto ruso-ucraniano (quitando la batalla de Mariupol), el sirio, el de Bosnia (quitando la matanza de Srebrenica), el de Sudán, o el de Afganistán quedan muy por debajo de ese porcentaje tan alto de muertes civiles, lo que demuestra que a Israel en realidad no le preocupa tanto acabar con Hamás, sino machacar al pueblo palestino para forzarle a huir de la franja de Gaza y poder colonizarla y anexionársela. 

 

 

Así pues, Trump, con su plan de 20 puntos, ha logrado por el momento parar la masacre, que los rehenes sean liberados, y que Israel excarcele a numerosos presos palestinos. Al parecer, Hamás está teniendo dificultades para entregar a todos los rehenes, ya que algunos rehenes están muertos, y sus cuerpos son difíciles de localizar entre toda la destrucción que hay en Gaza. Para ayudar en su localización ya ha entrado personal especializado de Turquía.

Por su parte, Israel se ha negado a excarcelar a algunos presos palestinos célebres que demandaba Hamás, como Marwan Barghouti, líder de Al Fatah, o Ahmed Saadat, líder del FPLP. Está claro que Israel ha aceptado el plan con regañadientes, y que intentará utilizar cualquier excusa para reventarlo. Es muy significativo que se haya negado a la entrega de los líderes palestinos más celebres que permanecen encarcelados, y que de ser liberados podrían unir a los palestinos para acabar con la división interna reinante, pero claro, eso no le interesa a Israel, quien prefiere tener a grupos palestinos operando bajo su tutela.

De hecho, tras el inicio de la tregua para permitir el canje de rehenes por prisioneros, Hamás ha comenzado una operación de represalia en Gaza contra aquellos que colaboraron de un modo u otro con Israel en el conflicto, ejecutando a varios miembros de estas bandas rivales, entre las que se puede citar a las Fuerzas de Ataque contra el Terrorismo, liderada por Hossam Al Astal en la ciudad de Jan Yunis, así como a las Fuerzas Populares liderada por Yasser Abu Shabab en Rafah, o al clan de los Doghmush en Ciudad de Gaza, liderada entre otros por Nizar Doghmush.

Esto revela entre otras cosas que Israel ha intentado aprovechar el debilitamiento de Hamás apoyando a ciertos clanes en la Franja, y que aunque entre sus objetivos esté acabar con Hamás, no quiere tampoco que otros grupos como Al Fatah o el FPLP recobren la fuerza que antaño tuvieron, con lo que mantiene a sus líderes en la cárcel.

 

(Mural que reclama la liberación de Barghouti, apodado el Mandela de Palestina, por su comparación con el líder sudafricano que estuvo 27 años preso acusado de terrorismo antes de convertirse en presidente de su país)

 

Una de las cosas que más sorprende es que Hamás haya aceptado el plan que implicaba renunciar desde el primer momento a su principal baza, la de los rehenes, ya que en el plan se estipula que debe ser el primer paso a realizar, obligándoles a entregar a todos, ya estén vivos o muertos, con lo que se quedarían sin su principal baza negociadora.

Sin embargo, en este plan ha mediado Turquía, quien se reunió en Egipto con la delegación de Hamás enviada para negociar el acuerdo, así como con mediadores egipcios y qataríes. Al parecer, Turquía habría dado garantías a Hamás para que el acuerdo siguiese en pie una vez los rehenes fuesen liberados. ¿Cuáles son esas garantías? No lo sabemos, pero el hecho de que Turquía y varios países árabes hayan presionado a Hamás para aceptar, parece indicar que cuentan con la palabra de Trump de que no permitirá a Israel reanudar la guerra rompiendo el acuerdo si no hay una razón suficiente de peso para ello. De lo contrario, no creo que Turquía se hubiese prestado a respaldar el plan. Con el papel influyente de Turquía en la región, Erdogan busca asegurarse el beneplácito de Trump para la compra de armamento moderno, en concreto de los aviones caza F-16 y F-35.

Trump ansía ganar el nobel de la paz. Y aunque en esta ocasión se lo han dado a Corina Machado, opositora venezolana, no cabe duda de que si Trump consigue que el plan se sostenga en pie, y que Zelensky y Putin se sienten en la mesa de negociación, será un serio candidato para el premio el año que viene. Claro que la influencia que pueda tener sobre Putin es mucho más limitada, ya que a diferencia de Netanyahu, Putin no necesita a Trump para su supervivencia. Pero si Trump se empeña, podría poner las cosas complicadas a Putin y forzarle a negociar. Ya está intentando hacerlo al presionar a India, Turquía y China para que dejen de comprar petróleo a Putin.

Sin duda ya habrá hecho más méritos que otros que lo han recibido, como Obama por ejemplo, que lo recibió en 2009 cuando apenas llevaba unos meses en el cargo y sin que hubiese hecho nada de renombre para merecerlo.

Trump en cambio logró la paz entre Armenia y Azerbaiyán, algo que parecía bastante difícil de conseguir dada la enemistad manifiesta entre ambos Estados y su disputa territorial. Con lo que si consiguiese resolver estos otros dos conflictos, difícilmente podría rebatirse que le entregasen el premio. 


 (Trump estrecha la mano de los líderes de Azerbaiyán y Armenia tras la firma del acuerdo de paz en la Casa Blanca)

Además, otro de los anhelos de Trump es continuar con los acuerdos de Abraham que impulsó en su primer mandato, y que lograron que países como Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Marruecos y Sudán estableciesen relaciones diplomáticas con Israel. Esos acuerdos quedaron paralizados con el conflicto palestino - israelí, ya que Arabia Saudí se negaba a firmarlos mientras continuase la carnicería. Ahora, si el plan se concreta, no sería de extrañar que Arabia Saudí se uniese a dichos acuerdos, con lo que eso significa como país sagrado para el Islam.

Volviendo al plan, una vez que Hamás lo aceptó con reservas, y al que también se unió la Yihad Islámica, Trump telefoneó a Netanyahu, quien según se dice, se mostó escéptico precisamente por estas reservas de Hamás. Trump en cambio le echó en cara su negatividad, le dijo que la aceptación del plan por parte de Hamás era positiva, y que debía aceptarlo y dejar de bombardear Gaza. Es decir, se había cansado al fin de que Israel pusiese siempre excusas para no aceptar un acuerdo de alto el fuego, que es lo que venía haciendo desde prácticamente el principio. Ya en acuerdos anteriores de alto el fuego fue Israel quien los rompió al negarse a continuar avanzando en las negociaciones.

Esta vez han aceptado por la presión de Trump, pero habrá que ver cuánto tiempo aguanta el plan. Yendo en concreto a los 20 puntos del plan, hay muchos condicionantes y cosas que pueden salir mal por diversas razones.

El plan estipula que el ejército israelí se retirará de Gaza, pero en fases graduales. De momento, se ha retirado de la primera línea para facilitar la liberación de rehenes, y durante ese tiempo ha suspendido su campaña de bombardeos. El intercambio de rehenes por presos, como decía, se está llevando a cabo, y de momento faltan por entregar los últimos rehenes muertos (han entregado 20 rehenes vivos, y 12 muertos, quedando 16 cuerpos de rehenes muertos por entregar), si es que son capaces de localizar sus cuerpos.

Por otra parte, el alto el fuego es endeble, y ya se han denunciado numerosas violaciones a este, tanto por parte de Hamás como de Israel. Hamás acusa a Israel de mantener cerrado el paso de Rafah a la entrada de ayuda humanitaria, e Israel asegura que no lo abrirá hasta que todos los cuerpos de los rehenes sean devueltos.

Es una vez que se haya completado esta fase de intercambio de rehenes por presos donde comenzarán realmente los verdaderos problemas. El plan promete en su punto número 6 una amnistía para los miembros de Hamás que entreguen las armas, facilitándoles abandonar Gaza si así lo desean. Este punto me parece bastante difícil que se cumpla. No veo a muchos miembros de Hamás dispuestos a dejar las armas, al menos no hasta que la paz se haya consolidado.

El plan también prevé la entrada de ayuda humanitaria y la reconstrucción de la franja, mediante Naciones Unidas y la Cruz Roja. Algo básico que debería estar sucediendo sin la necesidad de este plan.

El punto 9 del plan es también uno de los más polémicos, ya que estipula que la franja de Gaza será administrada por un gobierno temporal de tecnócratas, sin afiliación política, y bajo la supervisión de un organismo internacional denominado "Junta de Paz" liderado por el propio Trump y que contará con el ex primer ministro británico Tony Blair como miembro de la misma, entre otros. Esta Junta velará por las reformas en el seno de la Autoridad Nacional Palestina, para cederle la supervisión de Gaza una vez considere que estas han sido acometidas. 


 (Tony Blair, ya ex primer ministro, en una de sus múltiples reuniones con Netanyahu en 2016. Blair siempre ha estado implicado de una forma u otra en tratar de lograr una solución al conflicto palestino-israelí. No en vano fue enviado especial para Medio Oriente del cuarteto compuesto por la ONU, la UE, EEUU y Rusia entre 2007 y 2015).

Esto puede pintar bien sobre el papel, pero de ahí a llevarlo a cabo me parece que va un trecho. Según algunas informaciones, los miembros del nuevo gobierno tecnócrata palestino podrían venir de la diáspora palestina. Pero esto plantea muchos interrogantes. ¿Cómo se va a elegir a ese gobierno tecnócrata? ¿A dedo? ¿Quién lo va a elegir? ¿Dónde queda la soberanía de los palestinos para decidir su propio gobierno? Al plan le falta mucho desarrollo, al menos en este punto. 

Al parecer, la implicación de Tony Blair se venía trabajando desde hace tiempo, y habría negociado sobre ello con Jared Kushner, yerno de Trump y con intereses empresariales en Oriente Medio, y Steve Witkoff, empresario multimillonario amigo de Trump y enviado especial por parte de este para Oriente Medio. No está claro aún quien formaría parte de dicha Junta, aunque un documento filtrado señalaba a los empresarios multimillonarios estadounidenses judíos Aryeh Lightstone y Marc Rowan, así como al empresario multimillonario egipcio Naguib Sawiris, y la tecnócrata holandesa de la ONU Sigrid Kaag. De todos modos esto no es aún oficial. Pero si lo fuese, no indicaría nada bueno para los intereses de los palestinos, al estar parte de la Junta claramente orientada hacia el lado israelí.

Antes mencionaba que Hamás había aceptado el acuerdo con reservas. Pues bien, este punto sobre la Junta de Paz, junto a su negativa al desarme, es una de ellas. En un comunicado conjunto, las facciones palestinas (Hamás, la Yihad Islámica, y el FPLP) han rechazado esta tutela internacional, incidiendo en que deben ser los palestinos quienes deben decidir sobre su futuro. 

Por otra parte, en el plan se estipula que para ayudar en la reconstrucción de Gaza se buscará atraer inversión extranjera y establecer una tarifa especial de aranceles. Esto tampoco está muy especificado, pero algunos analistas sugieren que habrá quien haga negocio con esto. De todos modos tiene narices que sea Israel quien destruye, y sean otros Estados quienes tengan que poner el dinero para la reconstrucción. Y todo para que Israel lo vuelva a destruir al cabo de x años. Ojalá me equivoque, pero es lo que ha venido sucediendo tras cada conflicto en Gaza, porque este no ha sido ni de lejos el único que ha habido desde que gobierna Hamás en la franja.

El punto 12 del plan al menos es positivo, ya que asegura que no se obligará a nadie a abandonar Gaza. Puede que la mediación de Turquía y los países árabes haya tenido que ver para asegurar la inclusión de este punto, que echa al traste la pretensión de Israel de anexionar Gaza.


 (Los máximos dirigentes internacionales se dieron cita en Egipto para acudir a la firma del acuerdo de paz entre EEUU y los mediadores -Turquía, Qatar y Egipto-. En la foto podemos ver en el centro a Donald Trump, con el presidente egipcio Al Sisi a su derecha, y el primer ministro qatarí Al Thani a su izquierda. Erdogan,, presidente turco, se encuentra a la derecha de Al Sisi, y el rey Abdallá II de Jordania por su parte, se encuentra a la izquierda de Al Thani. Entre los líderes europeos destacan el presidente francés Macron, los primeros ministros británico y alemán Keith Starmer y Friedrich Merz, o el presidente húngaro Víktor Orbán. Aunque no salen en la foto también acudieron el presidente español Pedro Sánchez y la primera ministra italiana Giorgia Meloni. Por parte de Palestina acudió el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás. Así mismo acudieron el presidente azerbaiyí Ilham Alíyev, el secretario general de la ONU Antonio Guterres, el presidente del Consejo Europeo Antonio Costa, o el presidente de la FIFA Gianni Infantino. La presencia de Netanyahu fue vetada por Erdogan, quien aseguró que no acudiría en caso de que este fuese invitado)

 

El punto 13 es en mi opinión el más complicado y por el cual todo el plan puede saltar por los aires, ya que dictamina que ni Hamás ni los demás grupos armados desempeñarán ningún papel en el gobierno de Gaza, y que se destruirá su infraestructura militar, incluidos los túneles, así como que se llevará a cabo un desarme de la franja bajo supervisión internacional. 

Hamás ya ha mostrado sus reticencias ante esto. E Israel no quiere que la Autoridad Palestina recupere el control de la franja.

Con lo cual, veo muy complicado que tanto Hamás como los demás grupos armados accedan a que este punto se lleve a cabo, al menos, como decía antes, que haya garantías fiables de que Israel no reanudará sus ataques. Porque la existencia de Hamás y de los demás grupos armados obedece principalmente a la ocupación y la agresión israelí, y creo que no me equivoco al decir que estos grupos continuarán existiendo y ejerciendo influencia política y militar mientras la ocupación siga en pie. Por lo cual me parece que el plan se estancará en este punto, y que no será posible continuar mientras no se asegure una retirada completa y definitiva de Israel de la franja de Gaza.

El resto de puntos intentan contrarrestar al punto 13, o al menos asegurar su cumplimiento. Así, el punto 14 asegura que los socios regionales velarán porque Hamás y los demás grupos armados cumplan con dicho desarme. Es decir, Turquía y los países árabes. Pero en mi opinión no presionarán demasiado al menos mientras Israel siga ocupando parte de la franja.

El punto 15 también se me antoja muy complicado, ya que prevé la creación de una fuerza internacional de estabilización, para la cual EEUU colaborará con sus socios árabes e internacionales, y que se desplegará en Gaza para formar y apoyar a la policía palestina, asegurando las fronteras e impidiendo el tráfico de armas. Es decir, una fuerza internacional para asegurar la situación sobre el terreno y de algún modo intimidar a Hamás y el resto de grupos armados de la franja. Queda por saber qué países se prestarán a ello, y si podrían enfrentarse al ejército israelí en caso de que este decidiese llevar a cabo operaciones por su cuenta. Mucho me temo que no, y que sería algo parecido a la misión de la ONU en Líbano, que no ha impedido los bombardeos israelíes sobre Hezbollah. Con lo que me temo que esta fuerza de estabilización no serviría de mucho, al no ser que se la dotase de poder real, no solo contra las milicias palestinas, sino también contra la ocupación israelí. Lo que me temo que no será el caso. 

En todo caso habrá que estar atentos a la formación de esta fuerza. Si Turquía se une a la misma, podría ser que Israel se lo pensase mejor antes de atacar. También se está hablando de que podrían participar tropas de otros países musulmanes como Egipto, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia o Azerbaiyán.

En el punto 16 se asegura que Israel no ocupará ni anexionará Gaza, y que a medida que la fuerza internacional de estabilización se haga con el control y el desarme de las milicias palestinas se lleve a cabo, el ejército israelí se retirará progresivamente salvo por un perímetro de seguridad hasta que esté asegurada la pacificación de Gaza. 



 (Mapa que muestra la retirada progresiva del ejército israelí. Antes del inicio del plan Israel controlaba toda la franja salvo por la zona roja oscura próxima al mar. Tras la primera fase, en la que nos encontramos actualmente, para facilitar la liberación de los rehenes el ejército israelí se ha retirado de la franja naranja oscuro. Tras la segunda fase, con la implantación de las fuerzas internacionales de estabilización, el ejército israelí se retiraría de la franja marrón oscura, y cuando considerase que la seguridad estaba garantizada, se retiraría al perímetro de seguridad amarillo).

Eso está bien, porque se vincula con los puntos 13, 14 y 15, pero demasiadas cosas pueden salir mal e Israel podrá decir que permanece ya que no se ha conseguido el desarme de las milicias. Además eso del perímetro de seguridad al final es hacerse con el control de un territorio que no le correspondía. ¿No pueden establecer el perímetro de seguridad en territorio israelí?

Finalmente, el plan de Trump acaba con algunos puntos generales mencionando el diálogo interreligioso y la aspiración del pueblo palestino a la autodeterminación y la creación de un Estado palestino, sin duda una concesión de Israel y Trump a las presiones de los países árabes, pero que queda lo suficientemente vaga en el texto como para no comprometer a Israel a reconocer a Palestina como Estado.

 

En resumen, no es un mal plan sobre el papel, pero ya sobre el terreno es otra cosa. Será interesante de ver la conformación de esa fuerza internacional de estabilización así como del gobierno tecnócrata de Gaza y de la Junta de Paz que lo supervisará, junto a las reformas planteadas para la Autoridad Nacional Palestina, el desarme de las milicias y la retirada de Israel. Estaría bien que todo se lograse y pudiesen convivir, pero me temo que Israel no tiene la menor intención de reconocer a Palestina como Estado, y que el gobierno tecnócrata de Gaza, el desarme de las milicias, la retirada israelí y la implementación de la fuerza internacional de estabilización serán muy complicadas. Incluso aunque todo saliese bien, eso no resolvería la situación, ya que Cisjordania seguiría bajo ocupación israelí.

El problema de Israel, ya lo he dicho en más ocasiones, no es Gaza ni Hamás, sino la propia existencia de Palestina. Israel en sí mismo es un Estado colonial, que crece gracias a la ocupación ilegal de territorio. Mientras favorece la emigración judía a Israel, expulsa a palestinos de sus tierras, que se ven obligados a convertirse en refugiados en Siria, Egipto, Líbano, Jordania, u otros países, y que ven impedido su regreso a su hogar. Mientras todo eso siga sucediendo, la paz entre Israel y Palestina estará muy lejos de lograrse, pese al plan de Trump para Gaza, que no deja de ser una parte minúscula del conflicto entre ambos pueblos.  

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