domingo, 31 de agosto de 2025

Israel cada vez más aislado en el panorama internacional

Nos estamos acercando a los dos años desde el ataque del 7 de octubre de 2023 de Hamás, y la situación en Gaza, lejos de mejorar, continúa empeorando.

Israel está empleando el hambre como arma de guerra. Esto no es nuevo, ya desde los inicios de la ofensiva cortaron el suministro de electricidad y agua a Gaza, y bombardearon hospitales. Pero es que ahora además, en connivencia con EEUU, Israel ha reemplazado la entrada de ayuda humanitaria que organizaba la ONU por una nueva entidad denominada "Fundación Humanitaria de Gaza", con la excusa (sin prueba alguna) de impedir que Hamás se hiciese con alimentos. Y según denuncia la ONU y varias ONG como Oxfam o Médicos sin Fronteras, esta entrada de ayuda humanitaria organizada por Israel es claramente insuficiente, lo que provoca desórdenes de los palestinos desesperados por conseguir comida, y en consecuencia el ejército israelí dispara para mantener el orden, habiendo provocado ya más de 1.000 muertos de esta forma.

Todo esto por supuesto son crímenes de guerra. Pero poco le importa a Israel que Netanyahu tenga una orden de detención de la Corte Penal Internacional, o que Israel esté siendo investigado por genocidio por la Corte Internacional de Justicia, ya que mientras cuente con el apoyo de EEUU, puede sentirse a salvo. De hecho EEUU ha sancionado a miembros de la CPI simplemente por realizar su trabajo investigando los crímenes de guerra cometidos en Gaza.

Y no parece que el apoyo de EEUU a Israel vaya a disminuir. De hecho recientemente ha negado el visado a las autoridades palestinas que tenían previsto viajar a Nueva York para participar en la Asamblea General de la ONU. ¿Por qué? Pues parece ser que quieren torpedear el reconocimiento del Estado Palestino que planean realizar Francia, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Obviamente esta restricción es totalmente ilegal, ya que EEUU como país anfitrión está en la obligación de facilitar los visados. Pero como todos sabemos, a EEUU e Israel les importa más bien poco el derecho internacional.

Por supuesto Israel ha reaccionado diciendo que dicho reconocimiento al Estado Palestino es un premio a Hamás. Es la estrategia de siempre, cualquiera que ose levantar la voz contra lo que está haciendo Israel, le acusan de cómplice con Hamás, cuando una cosa no quita la otra. Se puede condenar lo que hizo Hamás el 7 de octubre al mismo tiempo que se condena el genocidio que está realizando Israel en Gaza.

 

En cualquier caso lo que esto demuestra es que Israel está cada vez más solo en el panorama internacional. Que países del calado de Francia, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda se sumen al reconocimiento de Palestina como Estado, puede tener un efecto dominó para que se le sumen países más pequeños. Por ejemplo en Bélgica está habiendo fuertes discusiones al respecto, y varios partidos políticos amenazan con romper la coalición de gobierno si Bélgica no se suma a dicho reconocimiento.

Acciones de Israel como bombardear un hospital causando la muerte a varios periodistas, y después volverlo a bombardear cuando los heridos estaban siendo evacuados, no ayudan precisamente a que el resto de la Comunidad Internacional tenga una buena imagen de lo que está haciendo Israel en Gaza. Y es que está bastante claro que los periodistas se han convertido también en un objetivo de Israel.


(En este gráfico se puede apreciar que el número de periodistas muertos en el conflicto de Gaza en estos 22 meses, 270, es mucho mayor que el número de periodistas muertos combinado de otros conflictos a lo largo de la historia, como la guerra civil estadounidense, las dos guerras mundiales, la guerra de Corea, la guerra de Vietnam, la guerra de Yugoslavia, la guerra de Afganistán, o la guerra de Ucrania).

 

Este aislamiento le está provocando Israel con su actitud hacia Gaza. No todo es homogéneo en la sociedad israelí. Continuamente se suceden las manifestaciones para pedir la liberación de los rehenes, y exigen para ello al gobierno de Netanyahu que llegue a un acuerdo con Hamás. Pero a estas alturas parece bastante claro que eso no está en los planes de Netanyahu. Hamás anunció hace unas semanas que aceptaba la oferta de alto el fuego lanzada por los mediadores (Qatar y Egipto), pero Israel ni siquiera se ha dignado a contestar, diciendo que lo que tiene que hacer Hamás es rendirse, entregar las armas y liberar a los rehenes. Esto hace que el papel de los mediadores quede en cuestión, pues está claro que una de las dos partes no quiere negociar de buena fe ni llegar a un entendimiento.

De hecho el gobierno israelí ya ha comenzado la ofensiva final sobre la Ciudad de Gaza y ha anunciado su plan de ocupar (temporalmente, o eso dicen) la franja, con el objetivo de acabar con Hamás y liberar a los rehenes. De este modo, han movilizado a miles de reservistas para ello, pues no contaban con efectivos suficientes en el ejército para una operación de estas características. 

No obstante, pretender acabar con Hamás es no conocer la realidad sobre el terreno. Hamás es mucho más que un partido político o un grupo armado. Hamás es una idea, de resistencia, de organización, que está presente en toda la sociedad. Por muchos militantes de Hamás que mueran en combate, habrá otros que se unan para remplazarlos. Porque la sociedad no puede quedarse de brazos cruzados ante la ocupación, y querrá resistir a toda costa antes de rendirse. Pero es que además, no hay alternativa a Hamás. Si Hamás desapareciese, sería la ley del más fuerte, con grupos armados mafiosos repartiéndose la franja como el lidarado por Yasser Abu Shabab, algo por cierto que Israel está apoyando, y que no deja de ser una mala solución, se mire como se mire.

Por no hablar de los asentamientos claramente ilegales que Israel tiene previsto construir en Cisjordania con el objetivo de hacer inviable geográficamente un futuro Estado Palestino.

Encuestas políticas en Israel muestran que el partido Likud, de Netanyahu, estaría bajando, y que el partido de reciente creación del ex primer ministro Bennett podría superarle en escaños. Tampoco es que Bennett sea un pacifista ni quiera lograr la paz con Hamás, pero parece que prioriza la liberación de los rehenes a acabar con Hamás, al contrario que Netanyahu.

Así, una coalición de Bennet con los partidos árabes, de izquierdas, centristas y de derecha secular, podría lograr una mayoría frente a la alianza del Likud de Netanyahu con los partidos ultraortodoxos y de extrema derecha sionista. No es algo nuevo, pues ya gobernaron juntos en el pasado, aunque acabaron rompiendo por diferencias internas.


 (De izquierda a derecha: Avigdor Lieberman (líder de Israel Beitenu, derecha secular), Benny Gantz (líder de Blanco y Azul, derecha), Yair Lapid (líder de Yesh Atid, centrista), y Naftali Bennett (líder de Nueva Derecha). Foto: The Times of Israel).

Todo esto obviamente es muy volátil y puede cambiar mucho de un día para otro hasta que haya elecciones, pero tal vez podría ser la solución para acabar con esta pesadilla en Gaza, porque está claro que ni Netanyahu ni Trump tienen voluntad de llegar a un alto el fuego.

Hay algunas voces dentro del partido demócrata que levantan la voz contra el apoyo sistemático de EEUU a Israel, como Bernie Sanders o Zohran Mamdani, candidato a la alcaldía de Nueva York. Pero de ahí a que sean una voz mayoritaria dentro del partido y que puedan competir de igual a igual con Trump, queda bastante.

Por su parte, Trump parece bastante desinteresado respecto a lo que está sucediendo en Gaza, que parece no ser su prioridad, estando ocupado con su política arancelaria y el poner fin a la guerra en Ucrania.

A todo esto, Israel sigue a lo suyo conocedor de su impunidad, y ha castigado el lanzamiento de misiles por parte de los houtíes bombardeando la capital yemení y causando la muerte a su primer ministro. Por supuesto no se ha escuchado ningún tipo de condena internacional al respecto. Del mismo modo que decide actuar impunemente en el sur de Siria bombardeando a su antojo, sabedor de que el nuevo gobierno sirio no se puede arriesgar a un enfrentamiento abierto con Israel si no quiere ser destruido.

Esta impunidad de Israel debe terminar. Y para ello está claro que hay que actuar como se hizo con Sudáfrica en su día, boicoteando, sancionando y rompiendo relaciones. Algunos como Urtasun o Almodóvar ya han exigido a Sánchez que rompa relaciones con Israel. Tampoco conviene hacerse falsas ilusiones. Obviamente aunque rompiesemos relaciones con Israel, eso no implica que fuesen a detener el genocidio. Pero es el camino a seguir si queremos presionar y aislar a Israel. Esperar una respuesta conjunta de la UE es una utopía, dadas las diferentes sensibilidades que hay al respecto en su seno. Por tanto no queda otra que ir por libre y marcar terreno. Otros países como Turquía han restringido severamente el comercio con Israel.

La sociedad civil ya está dando sus pasos, con una nueva flotilla que marcha para Gaza tratando de romper el bloqueo, con Greta Thunberg y Ada Colau a bordo, entre otros. Por su parte en la Vuelta a España se están sucediendo las protestas a favor de Palestina. 

 

(Momento en el que los manifestantes pro palestinos cortan el paso al equipo israelí "Israel - Premier Tech" en la contrarreloj por equipos disputada en Figueres en la Vuelta a España 2025).

 

En el Reino Unido es curioso que se está reprimiendo a quienes se manifiestan a favor de Palestina, calificándoles en algunos casos como cómplices de terrorismo, como al grupo civil Palestine Action, o a los raperos de Kneecap. Lo que debería hacer Reino Unido es dejar de ser cómplice con Israel, que está cometiendo un genocidio, en vez de dedicarse a perseguir a quienes protestan contra dicho genocidio. 

Porque además, según la Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio, los Estados están obligados a prevenir y detener el genocidio por todos los medios a su alcance. Y es evidente que eso no se está haciendo a día de hoy, tal y como denuncia Francesca Albanese, relatora especial de la ONU para los derechos humanos en Palestina, por cierto también sancionada por EEUU precisamente por sus denuncias sobre el genocidio que está realizando Israel en Gaza, acusándola falsamente de antisemitismo. Sin duda mucho mejor candidata a premio nobel de la paz antes que Trump. Entre otras cosas, Albansese ha destacado por hacer hincapié en las empresas que se lucran con el genocidio que se está cometiendo en Gaza.


(Campaña llevada a cabo por Alianza Verde y de Izquierda, partido político italiano, para conceder el premio nobel de la paz a Francesca Albanese por sus esfuerzos para documentar y denunciar el genocidio israelí que se está cometiendo en Gaza).

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