Lo inconcebible ha sucedido. Después de años de guerra civil, y de que el régimen machacase a la oposición con ayuda de sus aliados, las tornas han cambiado, y la oposición se prepara para el asalto final estrechando el cerco sobre Homs y Damasco.
Pero antes de narrar y analizar lo sucedido en estas últimas semanas, considero conveniente hacer un pequeño repaso del contexto y de cómo se ha llegado a esta situación.
Numerosos han sido los artículos que escribí en este blog respecto a Siria, siendo el primero allá por octubre de 2011, cuando la revuelta no había hecho más que comenzar en el marco de las primaveras árabes. En marzo de 2012 me lancé a recoger firmas con un manifiesto en el que se condenaba la represión en Siria del régimen de Al Assad. Poco después daba cuenta de algunas de las firmas más notorias. Luego escribí sobre la izquierda y su ceguera a la hora de condenar ciertas dictaduras y represiones, así como sobre el principio de no injerencia, o previamente sobre el pacifismo. Tras otro artículo incidiendo en por qué había que condenar a Al Assad, escribí sobre los crímenes cometidos por los rebeldes, y finalmente escribí sobre quienes se oponían a una intervención en Siria en 2013 debido al uso de armas químicas por parte del régimen contra la oposición.
Aunque después dejé de escribir directamente sobre Siria, sí que continué mencionando lo que sucedía en otros artículos más heterogéneos, como un artículo sobre la política de Putin, otro en el que entre otros temas hablaba sobre las torturas en las cárceles sirias, u otros dos sobre el Estado Islámico.
Es decir, que continué atento a la actualidad en Siria, a pesar de que escribiese menos sobre ello en el blog.
A modo de resumen, para quien la realidad siria le quede demasiado lejana, conviene recordar que es una dictadura del partido Baaz desde que tomó el poder en 1963. 7 años después, Hafez Al Asad dio un golpe interno para situarse en la presidencia, hasta que murió en el año 2000, momento en el que le sucedió su hijo Bachar, pese a que Siria era una república y no una monarquía. De hecho tuvieron que cambiar la constitución para permitirlo, ya que solo se permitía presidir el país a personas mayores de 40 años, y Bachar tenía 34 en ese momento.
(Retratos de Hafez Al Asad, a la izquierda, y Bachar Al Asad, a la derecha)
Por supuesto había otros partidos políticos y elecciones, pero los partidos que podían molestar eran reprimidos, los opositores encarcelados, y las elecciones amañadas.
En el marco de la primavera árabe en 2011, tras los levantamientos en Túnez y Egipto, le llegó el turno a Libia y Siria. A diferencia de lo ocurrido en los dos primeros países, tanto en Libia como en Siria las manifestaciones pacíficas derivaron en una espiral violenta debido a la represión del régimen, que conllevó que la oposición se armase para defenderse y en última instancia derribar al régimen.
Si bien en Libia la situación derivó en una intervención militar occidental contra el régimen libio para proteger a los opositores, que acabó con el derrocamiento de Gadafi en pocos meses, en Siria en cambio una posible intervención occidental contra el régimen sirio tras el uso de armas químicas contra la oposición, fue frenada en 2013, principalmente por el voto negativo en el parlamento de la oposición británica liderada por Ed Miliband y de ciertos diputados del partido de Cameron, lo que provocó que Obama congelase la respuesta, pese a que sí que contaba con el apoyo de Hollande, presidente de Francia.
(Mapa de mediados de 2013 que refleja la situación sobre el terreno. En verde se puede ver las zonas controladas por la oposición. En rojo, las del régimen, y en amarillo las de las facciones kurdas).
Esta falta de intervención militar occidental envalentonó al régimen sirio, que vio cómo sus acciones quedaban impunes, y también a sus aliados, notoriamente Hezbollah, milicia chií libanesa que acudió en masa a luchar junto al régimen sirio, a Irán, que además de ojeadores e instructores militares desplegó numerosas milicias chiíes formadas por iraquíes, afganos y pakistaniés para luchar también del lado de Al Asad, y Rusia, que desde 2015 decidió intervenir masivamente a través de bombardeos aéreos para frenar los avances de la oposición sobre el terreno.
De hecho, tras acuerdo con el régimen sirio, Rusia logró una base naval y otra aérea en Siria.
Por su parte Occidente se contentó con formar una coalición militar para bombardear al Estado Islámico, que aprovechando el desconcierto de la oposición tras la falta de intervención militar occidental en respuesta al uso de armas químicas del régimen sirio, había emergido ganando terreno al territorio que previamente controlaba la oposición.
(En este mapa de agosto de 2016, se puede comprobar, en comparación con el anterior, como la oposición, en verde, perdió terreno frente a los demás actores (régimen (en rojo), kurdos (en amarillo) y Estado Islámico (en gris y negro).
En esta estratregia de bombardeo occidental contra las posiciones del Estado Islámico, la coalicción occidental se apoyó sobre el terreno en las milicias kurdas.
La represión del régimen, los bombardeos, y el auge del Estado Islámico, provocaron una crisis migratoria de proporciones bíblicas, acogiendo Líbano a 1 millón de refugiados sirios, Jordania a más de medio millón, Turquía entre 3 y 4 millones, y Europa, con Alemania y Suecia a la cabeza, a más de medio millón de refugiados sirios.
Hay quien alega que de no haber sido por la falta de intervención militar occidental no se habría producido la ola migratoria, y por tanto algunos sucesos como el Brexit, muy condicionado por el debate sobre la inmigración, podrían no haber tenido lugar. Tal vez sea aventurarse demasiado, pero tampoco me parece un análisis tan descabellado.
En cualquier caso como digo, la falta de intervención militar occidental más allá de lucha contra el Estado Islámico y apoyo a las facciones kurdas, y el apoyo decidido de los aliados de Al Asad, logró que la oposición perdiese terreno y fuese recluida progresivamente hacia el bastión de Idlib, en el norte.
El ejército sirio libre (FSA por sus siglas en inglés), que al principio de la revuelta fue la fuerza mayoritaria de la oposición, y estaba respaldado en cierta medida por Occidente y por Jordania, perdió terreno frente a otras opciones más islamistas, como Jaysh al Islam (Ejército del Islam), apoyado por Arabia Saudí, o Ahrar al Sham (Los hombres libres de Levante), al que apoyaba Qatar. Sin embargo, otro grupo más radical, el Frente Al Nusra, fue emergiendo como fuerza mayoritaria en el seno de la oposición, por la disciplina de sus combatientes.
Esto vino facilitado por una amnistía del régimen, que pese a que liberó a ciertos presos políticos, sobre todo liberó a yihadistas, que aprovecharon para infiltrarse en grupos rebeldes y hacerse con su control.
El Frente Al Nusra tenía como comandante en jefe a Al Jolani, que se había curtido combatiendo en Irak junto a Al Bagdadi, quien más tarde formaría el Estado Islámico. Cuando este rompió con Al Qaeda, Al Jolani se mantuvo fiel a esta última organización, hasta que rompió nexos con ella en 2016.
Se dedicó a consolidar su organización en Siria, enfrentándose y prácticamente eliminando a otros grupos rebeldes. La retirada de apoyo de Qatar, Arabia Saudí, Jordania u Occidente a estos grupos, facilitó dicha labor.
De este modo, el Frente Al Nusra, que tras aliarse con otras facciones islamistas pasó a denominarse Movimiento de Liberación de Levante (HTS por sus siglas en árabe), hizo de Idlib, en el norte del país, su bastión principal.
Turquía por su parte, temerosa cada vez más del poderío de las milicias kurdas en el noreste del país y de su conexión con el PKK, grupo terrorista kurdo operante en Turquía responsable de miles de asesinatos, decidió intervenir directamente en Siria para limpiar parte de la frontera de estas milicias kurdas, apoyándose para ello en lo que quedaba de grupos rebeldes no vinculados a HTS, que fueron agrupados en lo que se ha denominado como Ejército Nacional Sirio (SNA, por sus siglas en inglés).
(Mapa de la situación sobre el terreno en Siria a finales de 2019. Como se puede apreciar, tras la intervención turca, parte de la frontera norte está ahora en manos de grupos rebeldes aliados con Turquía (en morado). Por su parte el Estado Islámico ha sido prácticamentre derrotado, quedando algunos grupos (en negro) en el desierto, mientras que HTS (en gris) se queda en Idlib, y el régimen (en rojo) y los kurdos (en amarillo) se reparten el resto del país, quedando otro grupo de rebeldes (en verde) apoyado por EEUU al sureste del país, en el desierto).
De este modo es como llegamos a 2020, cuando los países involucrados en la contienda, Turquía, Rusia e Irán, llegan a un acuerdo de alto el fuego. Aunque es incumplido en muchas ocasiones por bombardeos sobre Idlib, las líneas del frente permanecen estables...Hasta que llegamos a finales de 2024.
Y es aquí, en estas últimas dos semanas, cuando se han roto todos los esquemas. Al parecer, el régimen estaba acumulando soldados a las puertas de Idlib para una nueva ofensiva. Por su parte, HTS, que había mantenido tranquilo el frente durante los últimos años, comenzó a preparar por su parte una ofensiva que denominó "disuasión de la agresión", y que en principio era meramente defensiva, para evitar que el régimen entrase en el último bastión rebelde en el norte del país.
Pues bien, al lanzar esta ofensiva denominada "disuasión de la agresión", HTS ha tenido un éxito mayúsculo, y el régimen se ha retirado, permitiendo a HTS tomar Alepo, la segunda ciudad más importante del país tras Damasco.
¿Cómo es posible que la ofensiva lanzada por HTS haya tenido tanto éxito y que el régimen no haya sido capaz de plantar cara, especialmente si tenemos en cuenta la debilidad de los primeros y la fortaleza de los segundos durante los últimos años?
Hay varios factores que lo explican. Probablemente en principal sea el de los aliados de Al Asad.
Empezando por Rusia, tras haber lanzado su "operación militar especial" en Ucrania, el gobierno ruso está centrado en este país, dedicando todos los recursos militares y económicos de los que dispone para la contienda. Por tanto, aunque sigue contando con aviación en Siria, y ha bombardeado posiciones rebeldes, no es suficiente. Tendría que desviar material militar de Ucrania a Siria, y eso es algo que ahora mismo no está dispuesto a hacer, ya que su prioridad está en Ucrania, y no quiere ceder más terreno por salvar a un aliado suyo de rango menor.
Hezbolláh por su parte, la milicia chií libanesa que resultó fundamental para sostener al régimen sirio con el envío masivo de sus milicianos para luchar a su lado, está en estos momentos muy debilitada, pues Israel ha eliminado a toda su cúpula, comenzando por su líder Nasrrallah, pero también a todos los demás comandantes.
Esto ha provocado que Hezbollah esté centrada ahora mismo en sobrevivir, en recomponerse, y en evitar que Israel les acabe de eliminar del todo. Por lo tanto plantearse ahora mismo enviar milicianos a Siria para apoyar a Al Asad es inconcebible, ya que no es su prioridad en estos momentos.
Y finalmente llegamos a Irán, el nexo que une a Al Asad con Hezbolá y también con Rusia.
Irán está también muy debilitado. La operación del 7 de octubre lanzada por Hamás ha supuesto una respuesta israelí de tales dimensiones que ha dejado temblando a Irán. No es capaz de responder ante los bombardeos o asesinatos selectivos que comete Israel contra aliados de Irán. De hecho, Israel asesinó al líder de Hamás cuando se encontraba en Teherán, ¡y la respuesta de Irán fue mínima!
Irán ha presenciado cómo Israel machaca a sus aliados Hamás y Hezbollah en Gaza y Líbano, y apenas ha hecho nada para impedirlo. Por mucha retórica que tenga, el régimen iraní teme un enfrentamiento directo con Israel. Más cuando Trump ha vuelto a ganar en EEUU. Si bien la situación entre Irán y EEUU no era buena con Biden al frente, con Trump será mucho peor, ya que fue el responsable de romper el pacto nuclear al que había llegado Obama con Irán, y de imponer sanciones económicas a este país. Si bien Biden las ha mantenido y no ha vuelto al estado anterior, un posible enfrentamiento abierto de Israel contra Irán contaría probablemente con el apoyo entusiasta de Trump.
Es cierto que Biden no ha hecho prácticamente nada para frenar a Israel en Gaza. Pero respecto a lanzar una guerra abierta contra Irán, ya serían palabras mayores. En cambio Trump podría ser más receptivo a la idea.
Por lo tanto Irán está en una situación de debilidad mayúscula, centrándose en la mera supervivencia de su régimen. Y eso pasa por no responder a las provocaciones israelíes, no apoyar de forma más decisiva a Hamás o Hezbollah en su lucha contra Israel, no volver al programa nuclear (lo que podría provocar la respuesta israelí con el apoyo de Trump), y no inmiscuirse de forma directa en Siria, por temor a una más que posible confrontación con Israel, que ha ya estado bombardeando posiciones iraníes en Siria.
Y es que Israel también es un actor clave a tener en cuenta en todo esto. Con la campaña de represión contra Hezbollah y contra los intereses iraníes en Siria, está debilitando sobremanera a Irán.
Hasta ahora, Irán utilizaba a Irak y a Siria como países de tránsito para llegar hasta Líbano y Gaza y suministrar armas a Hezbollah y a Hamás. Si ahora pierde Siria, ese tránsito se verá interrumpido, y por tanto las posiciones de Hezbollah y Hamás, quedarán aún más debilitadas de lo que ya están.
Entonces, ¿por qué no entrar directamente en el conflicto para salvar a Al Asad? Bueno, el régimen iraní es más endeble de lo que parece. Ya ha tenido que sofocar protestas de sus ciudadanos en más de una ocasión, e involucrarse directamente en una guerra probablemente no sentaría muy bien a su población. Ellos prefieren involucrarse de forma indirecta, como cuando apoyan a Hezbollah, Hamás o los rebeldes Houthíes en Yemen a través de armamento. Pero un enfrentamiento directo ya son palabras mayores.
Aparte, el nuevo primer ministro iraní es moderado, con lo cual intentará jugar la carta de disuasión con Occidente, es decir, no provocar a cambio de la supervivencia del régimen.
¿Y qué hay de las milicias iraquíes, afganas y pakistaníes controladas por Irán que luchaban en Siria al lado de Al Asad? Bueno, el régimen iraní las ha estado intentando movilizar, pero se ha encontrado con más resistencia de la esperada, en especial de Irak. Y es que en Irak, el clérigo Muqtada Al Sadr, cuenta cada vez con más influencia tanto religiosa como política. Siempre se ha caracterizado por su independencia, negándose a obedecer por sistema a Irán, como había sido hasta ahora la tónica habitual de los gobiernos irakíes. Y ha declarado que Irak no debería verse involucrado actualmente en el conflicto sirio.
(El clérigo irakí Muqtada Al Sadr)
Aunque hay grupos en Irak que quieren participar, parece ser que el tono general coincide con el de Al Sadr, y el gobierno irakí concuerda en que no quiere ver arrastrado al país a una guerra regional. Ya tiene bastantes líos internos como para involucrarse en un conflicto de resultado incierto. Si la situación fuese diferente, y además de las milicias iraquíes estuviesen Hezbollah y Rusia involucradas, puede que la decisión hubiese sido diferente. Pero al no ser el caso, las milicias iraquíes se encontrarían solas, con apoyo aéreo ruso limitado. Y puede que eso no fuese suficiente para frenar la ofensiva rebelde.
Y es aquí donde comienzo a analizar el éxito rebelde. Obviamente la falta de apoyo de los aliados de Al Asad a este ha sido capital. Pero también ha sido importante la preparación militar de HTS. Parece ser que aparte de la preparación de las últimas semanas, durante los últimos años de "relativa calma", HTS, con Jolani al frente, se ha convertido en una organización estructurada, disciplinada, efectiva en combate, depurando a los elementos más extremistas, y perfeccionando sus tácticas de combate.
De hecho, se ha informado de que HTS ha adquirido adiestramiento por parte de Ucrania a la hora de utilizar drones. Esto puede sorprender, pero tampoco tanto si lo analizamos friamente. Para Ucrania, que Rusia pierda a un aliado como Al Asad, y bases en el mediterráneo como las que poseía en Siria, es importante, ya que debilita la posición de Rusia. Y con poco, ha conseguido mucho. No ha enviado armas, ni militares. Tan solo ha proporcionado adiestramiento. Y como se ha comprobado en otras contiendas recientes, como en Libia, Azerbaiyán, o en la misma Ucrania, el uso de drones se está convirtiendo en un recurso muy importante en una batalla.
De este modo, la efectividad en combate de HTS, unida al nuevo armamento, y a la debilidad de los aliados de Al Asad, explica el por qué del éxito de la ofensiva de HTS y de la debilidad del régimen.
¿Y qué pasa con el régimen sirio? ¿Acaso no tiene un ejército propio que pueda combatir a HTS? Pues sí. Pero el ejército sirio (SAA por sus siglas en inglés), está poco motivado, mal entrenado, y mal equipado. Hay que tener en cuenta que en Siria el servicio militar es obligatorio, con lo que hay muchos reclutas que se enfrentan a la situación de combate por la fuerza, sin haberlo elegido. Y cuando la marea de combate es negativa, cuando tus aliados no están para respaldarte, hay muchos que a las primeras de cambio se rinden, huyen, desertan, o directamente se pasan al enemigo.
Durante los años de "relativa calma" el régimen intentó vender la idea de que la normalidad había vuelto a Siria, tratando de que volviesen los turistas. Pero no era más que un espejismo. En las zonas bajo control del régimen no había paz. Había represión. Y los rebeldes que se habían rendido y llegado a un acuerdo con el régimen, estaban descontentos con la situación. Había protestas. Connatos de rebelión. Solo faltaba una chispa para que esa rebelión se extendiese. Los motivos por los que la gente se levantó en masa contra el régimen en 2011 seguían ahí. Nada había cambiado. La represión, las políticas del régimen, son las mismas ahora que en 2011. Solo que ahora había conseguido el control sobre el terreno. Pero era un control endeble.
Ha bastado la chispa del norte para encender al sur. Tras la toma de Alepo, algo histórico que ni siquiera en los mejores momentos de la rebelión en 2013 habían conseguido, HTS ha continuado avanzando hacia el sur, tomando Hama en apenas 3 días de diferencia. Algo histórico. Tampoco durante la rebelión habían logrado tomar la ciudad pese a que fue uno de los territorios donde las protestas fueron mayores. Hay que tener en cuenta que en 1982, Hafez Al Asad, padre del actual presidente, llevó a cabo una represión brutal en Hama ante un levantamiento de los Hermanos Musulmanes, matando nada menos que a 40.000 personas.
La toma de Hama por lo tanto es histórica. Han circulado imágenes y vídeos de los rebeldes abriendo las puertas de las prisiones. ¡Había gente que llevaba en prisión desde el mismo 1982! Lo que está sucediendo es histórico. El régimen de los Asad, de Baaz, se está desmoronando después de 60 años en el poder.
HTS está llevando a cabo también una campaña de lavado de imagen. Para sacudirse la etiqueta de terrorista, yihadista o islamista, han anunciado que van a respetar a las minorías religiosas (cristianos, chiíes, alauitas, ismaelíes) y étnicas (kurdos, drusos), conviviendo todos en paz. De hecho, el único daño que han sufrido los cristianos de Alepo en los últimos días ha sido por parte del régimen, que no ha tenido escrúpulos en bombardear los barrios cristianos de la ciudad, pese a haberse catalogado en todo momento como los defensores de las minorías.
Aparte de la eficacia militar, durante los últimos años HTS ha tejido nexos con la sociedad civil, implementando los denominados Gobiernos de Salvación, formados por tecnócratas, para proveer de servicios a la población en las zonas liberadas.
Obviamente HTS sigue siendo un grupo islamista que lleva el Islam como ideología política. Este lavado de imagen que está realizando puede ser meramente táctico o estratégico, más de palabra que de corazón o de convicción. Pero de momento los hechos están respaldando al discurso. Los habitantes de las zonas liberadas de Alepo y Hama reciben emocionados a los rebeldes, destrozan símbolos del antiguo régimen (posters, estatuas), cantan eslóganes contra el régimen, acuden a recibir a sus familiares liberados de prisión. Los desplazados en Idlib vuelven a sus hogares ahora liberados y se vuelven a encontrar con sus familiares.
El SNA por su parte, los rebeldes sirios apoyados por Turquía, se han unido a la ofensiva de HTS, y en su caso se han centrado en luchar contra las milicias kurdas (SDF por sus siglas en inglés). Finalmente llegaron a un acuerdo por el que las SDF se retiraron de Alepo hacia el este del país. Hubo informaciones sobre saqueos, pillajes y limpieza étnica por parte del SNA en las zonas que tomaron. Al parecer, HTS acudió al lugar al recibir esta información y expulsó de allí al SNA, arrestando a los responsables de los saqueos.
Esto es un ejemplo de la disciplina que ha logrado HTS, en comparación con el SNA. A la efectividad militar y el nuevo discurso político y de cooperación local de HTS, se le suma la estrategia diplomática. Han sido capaces de dialogar con las SDF para llegar a un entendimiento, y en vez de luchar contra ellos, parece ser que se están repartiendo el territorio en Siria a costa del régimen.
De este modo, las SDF han tomado Deir ez Zor, Hasaka y Qamishli (ya estaban próximos a ellas) de manos del régimen, que se ha retirado de estas ciudades.
Esto ha agradado poco a Turquía, que teme que las SDF aumenten aún más su poder en Siria, y estudia planes para una ofensiva apoyándose en el SNA contra las posiciones de las SDF.
Había una teoría circulando que decía que detrás del éxito de la ofensiva de HTS estaba Turquía. Esto parece indicar lo contrario. Al parecer Turquía era consciente de los preparativos de HTS, y tenía una opinión contraria a la ofensiva. Es más, Erdogan había estado tratando de llegar a un acuerdo de entendimiento con Al Asad sin conseguirlo. Pero ante el éxito desmesurado de la ofensiva de HTS, Turquía se ha visto obligada a subirse al carro, de la mano del SNA, para no quedarse totalmente descolgada.
Habrá que ver que sucede con las SDF. Por lo que parece, HTS está dispuesta a colaborar con ellos, pero no así Turquía ni el SNA, lo que podría suponer un problema.
Por su lado, en el sur del país, tras contemplar con asombro la ofensiva en el norte, los rebeldes que quedaban escondidos allí se han organizado y han conseguido expulsar a las fuerzas del régimen de Daraa y Sweida. Además, el grupo rebelde del Ejército Sirio Libre (FSA) que estaba en el desierto, ha comenzado a desplazarse a Palmira, para evitar que esta ciudad caiga bajo el Estado Islámico, quien podría tratar de aprovechar la confusión del momento para expandirse. No parece ser que vaya a ser el caso, ya que los rebeldes y las SDF están atentos, y parece ser que les están rodeando por tres direcciones.
(En este mapa se puede apreciar la ofensiva de las fuerzas rebeldes desde cuatro frentes. Del norte al sur, en verde claro con flechas negras, muestra los avances que han realizado HTS y el SNA tomando Alepo y Hama y llegando a Homs. Por su parte, los kurdos de las SDF, con flechas rojas, muestra las ofensivas que han realizado para arrebatar ciudades al régimen. Finalmente, desde el sur, vemos la ofensiva del frente sur en Daraa y Sweida con flechas negras, aproximándose a Damasco. Y en el sureste, la del Ejército Sirio Libre (FSA) avanzando desde el desierto hacia Palmira. Cuando los rebeldes tomen Homs, la costa quedará cercada y sin acceso hasta Damasco.)
Es decir, que la ofensiva de HTS ha conseguido no solo hacer retroceder al régimen, sino también envalentonar al resto de grupos rebeldes, y el Frente Sur, el FSA, las SDF y el SNA se han sumado a la revuelta arrebatando grandes porciones de terreno al régimen.
Homs está siendo en estos momentos rodeada, y en cuanto sea tomada, comenzará el cerco sobre Damasco. Al régimen únicamente le queda la costa, Latakia y Tartus, donde están las bases navales y áerea rusa, y donde el régimen cuenta con mayor apoyo al ser zonas habitadas mayoritariamente por alauitas, secta a la que pertenece Al Asad.
No obstante, si Homs y Damasco caen, Latakia y Tartus no podrán resistir por sí solas. La familia de Al Asad ya ha huído a Rusia, y las deserciones dentro del régimen se mulitplican. Al parecer, Al Asad buscará probablemente refugio en Irán.
La verdad es que todo esto resulta increíble. Después de 13 años de una guerra cruel, el régimen sirio se está desmoronando en apenas dos semanas, debido a la debilidad de sus aliados y la eficacia de los rebeldes, que de momento están luchando todos a una para derribar al régimen.
Ahora cabe plantearse qué es lo que pasará después. ¿Serán capaces de convivir HTS, el SNA, el FSA, los rebeldes del Frente Sur, y las SDF en paz? Se me antoja muy difícil de creer, en especial en lo que se refiere a la convivencia entre el SNA y las SDF. Si miramos al pasado, HTS no se ha caracterizado por querer compartir el poder, con lo que no descartaría que pudiesen realizar movimientos contra el SNA, el Frente Sur y el FSA para hacerse con todo el territorio.
Ojalá que no. Ojalá que la retórica que está empleando HTS y Al Jolani estos días se mantenga tras la caída del régimen, y sea capaz de vencer su ego y sus ansias de poder, se eche a un lado, y permita que sean los sirios quienes decidan su propio destino, sin tratar de imponer por la fuerza sus ideas y su posición. Sería bonito de ver. Tal vez sea soñar demasiado. En Libia, tras derrotar a Gadafi, las diferentes milicias no lograron salvar sus diferencias y la situación empeoró hasta derivar en una guerra civil que aún hoy continúa. En Egipto y Túnez, tras la revolución llegó un período democrático que se ha visto truncado por las diferencias políticas, lo que ha llevado a nuevas dictaduras en ambos países.
Ojalá Siria siga un camino diferente. Ojalá sea una lección para el mundo. Lo contrario, peleas entre facciones, imposición de una de ellas en el poder, sería triste de ver después de tanto sufrimiento para derrocar a Al Asad.
Vencer en una guerra nunca es fácil. Acertar tras haber vencido tampoco. Ojalá aprendan de los errores de sus países vecinos y de la historia, y sepan vencer con dignidad, sin represalias, sin humillar al bando enemigo, y sin enfrentamientos entre las diferentes ideología y posiciones de los vencedores. Por el bien de Siria y de los sirios, así lo deseo. De lo contrario, un Jolani aferrado al cargo sin permitir oposición interna, o una lucha fratricida entre las SDF y el SNA, sería como digo muy triste de presenciar. Ojalá no se llegue a eso, y todo el mundo sea capaz de apartar sus egos y de dialogar y llegar a un acuerdo en el que aunque no todos consigan lo que desean, sí que puedan todos vivir en paz.
Porque al final de eso es de lo que se trata, de ser capaz de vivir en paz, de convivir con otras personas pese a tener diferencias políticas o religiosas sin tener que matarse por ello. Ojalá los sirios puedan recorrer ese camino. Se lo merecen después de tanto sufrimiento. Ojalá sean un ejemplo para los demás, que haga reflexionar a aquellos izquierdistas que apoyaron durante tanto tiempo a Al Asad y que lo siguen haciendo a día de hoy con Irán, Rusia, China, Corea del Norte, Cuba, Nicaragua, Venezuela, Correa o Morales.
En cualquier caso, si no es así y hay gente que sigue empeñada en defender a dichos países o líderes y las acciones que cometen, se definen ellos mismos, y está bien que así lo hagan, para que sepamos diferenciar a quien merece la pena y quién no. Quién realmente lucha por los derechos humanos, y quién solo los menciona cuando los defienden los suyos, y se olvidan de ellos cuando son los suyos quienes los pisotean.
La guerra en Siria ha quitado muchas caretas y ha dejado ver a quién se posiciona en cada lado. Probablemente haya sido el mayor reto al que se ha enfrentado la izquierda. Y en general no ha salido muy bien parada. Pero como digo, ha servido para ver quién realmente es válido, y quién no es más que un farsante.
Siria ha sido un ejemplo para todo. Tanto para lo bueno como para lo malo. Ha sido una verdadera lección de historia, que no podemos olvidar.
Al fin podemos gritar con el entusiasmo de la victoria, los eslóganes de la revolución siria: ¡Viva Siria libre! ¡Justicia y dignidad!
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