sábado, 20 de abril de 2024

La guerra fría sigue presente

 Nos creíamos que con el derrumbe de la Unión Soviética y del bloque comunista en Europa del Este el mundo ya era unipolar y se agrupaba bajo la democracia y la economía del mercado, pero nada más lejos de la realidad.

Si bien ciertos países de Europa del Este se han incorporado exitosamente a la Unión Europea o van camino de ello, aún persisten en algunos de ellos tendencias prorrusas, como se puede comprobar con los actuales gobiernos de Hungría, Serbia y Eslovaquia, o con ciertos partidos políticos en Croacia.

Tras el espejismo de Yeltsin, Putin ha devuelto a Rusia a la época de la URSS, en cuanto a enfrentamiento con Occidente se refiere, así como en cuanto a control interno de la población. Lo ha ido haciendo progresivamente, eliminando a los opositores molestos, y comprando voluntades de otros opositores que han reducido el nivel de sus críticas para secundar el discurso y hacer de Putin en los grandes temas. Así por ejemplo, el partido comunista, que era la principal oposición a Putin, ha ido cada vez más graduando su discurso, hasta el punto de que sus resultados en las elecciones presidenciales (nunca exentas de fraude) no llegan ni siquiera al 5%, cuando antaño rozaban el 20%.

De este modo, uno de los opositores más molestos en los últimos tiempos para Putin, Alexander Navalny, murió en prisión en circunstancias poco claras, donde cumplía condena en el Ártico en condiciones realmente duras por "extremismo", tras haber sido envenenado en 2020, hecho que casi le costó la vida. Pese a ello, y aunque estaba claro quien era el autor del envenenamiento tras otros precedentes como el del ex espía ruso Litvinenko, asesinado por envenenamiento en Reino Unido tras enfrentarse a Putin y revelar en un libro que el FSB (los servicios secretos rusos) estaban detrás de la ola de atentados en los años 90 que llevaron a Putin al poder con la promesa de "limpiar" Chechenia, Navalny decidió volver a Rusia para continuar su campaña contra la corrupción y ofrecer una alternativa política a Putin a los rusos. Nada más aterrizar fue encarcelado, y 4 años más tarde, ha muerto.


Boris Nemtsov, líder político que aspiraba a enfrentarse a Putin, y también muy popular entre los rusos, fue asesinado a tiros en 2015. Otras opositoras, como las feministas Pussy Riot, pasaron por la cárcel tras cantar sin autorización en una iglesia, y al final acabaron exiliándose, o como Kasparov, campeón mundial de ajedrez, que también trató de enfrentarse políticamente a Putin, y se topó, al igual que Navalny, con la muralla burocrática del régimen ruso, que impide con excusas, trabas y requisitos imposibles a nuevos partidos políticos que pueden resultar molestos para el régimen, presentarse electoralmente. Temiendo por su vida, decidió exiliarse en el extranjero. Como ha tenido que hacer la última prensa libre que quedaba en el país, el diario Novaya Gazeta, donde por cierto publicaba Anna Politkovskaya, periodista muy crítica con el régimen, quien fue asesinada en 2007 en circunstancias muy extrañas.

sábado, 24 de febrero de 2024

Israel entre la paz y el genocidio

 Desde que escribí mi última entrada sobre la ofensiva de Israel en Gaza, las cosas no han mejorado. Más bien al contrario. Israel ha continuado empujando a los ciudadanos de Gaza hacia el sur, y desde hace unas semanas está anunciando que va a atacar también Rafah, que es la última localidad de Gaza antes de llegar a Egipto.

¿A dónde van a ir el millón y medio de personas que se han refugiado en Gaza provenientes de otras ciudades de la Franja? A Egipto no parece probable, pues el gobierno egipcio bien que se está apresurando a levantar un muro de contención para asegurarse de que no entren.

Esto puede parecer inhumano, y seguramente lo sea, pero hay que entenderlo desde dos vertientes. La primera, que Egipto no quiere aceptar un millón de refugiados a los que tiene que alimentar y cuidar, por todos los problemas de gestión y económicos que conllevaría. Y la segunda, y si cabe más importante, es que si entran, no hay ninguna perspectiva de que vayan a salir. Es decir, Israel habría conseguido su objetivo de expulsar a palestinos de ese territorio y anexionárselo, con lo que los refugiados en Egipto lo serían de forma permanente, no temporal.

Israel en cambio sigue con la retórica de querer acabar con Hamás y para ello insiste en que debe atacar Rafah. Poco le ha importado la resolución de la Corte Internacional de Justicia después de que Sudáfrica presentase el caso por posible genocidio, en el que se le insiste a tomar todas las medidas necesarias para evitar daños a civiles. Si decide bombardear Rafah, estará claramente incumpliendo la resolución de la Corte.