jueves, 21 de septiembre de 2023

La guerra en Ucrania se ralentiza

 Después del éxito de la última ofensiva en verano - otoño de 2022 que permitió a Ucrania recuperar Jérson en el sur y grandes porciones de terreno en Járkov, al este, había muchas esperanzas puestas en la próxima ofensiva una vez hubiese finalizado el invierno, sobre todo teniendo en cuenta que al fin los Estados occidentales decidieron suministrar tanques a Ucrania. Aunque con cuentagotas y poco a poco, EEUU, Reino Unido, Alemania, Polonia, Francia, República Checa, Eslovenia, y en menor medida España, Holanda, Noruega, Suecia, Finlandia, Canadá, Portugal y otros entregaron tanques a Ucrania.


Sin embargo, esta ofensiva está avanzando más lento de lo que muchos esperaban, lo que se debe a varios factores.

Por un lado, los rusos han cambiado la estrategia, y han pasado de atacar a defender. Es decir, se conforman con el territorio ganado hasta ahora, y se han dedicado a atrincherarse, al más puro estilo Primera Guerra Mundial, en una guerra de posiciones más que de movimientos. De este modo, si Ucrania quiere recuperar terreno, tendrá que hacer frente a la línea de defensa rusa "Surovikin", denominada así por el general ruso que la ideó, y que consiste en campos de minas, defensas de acero, fosos, trincheras, ríos sin puentes, o hacer frente a inundaciones después de que aparentemente Rusia volase presas de agua.


(En esta imagen se puede comprobar como los rusos han levantado trincheras y defensas cerca de la línea del frente en el sur de Ucrania para frenar la contraofensiva ucraniana).

Algo muy complicado ya de por sí. Pero si encima no tiene la supremacía aérea, como es el caso, más aún. Pese a que hay algunos Estados occidentales que ya se han comprometido a otorgar aviones a Ucrania, como pueden ser Holanda o Dinamarca, o antes Polonia y Eslovaquia, y puede que haya otros países que se les sumen en un futuro como Reino Unido o EEUU, pero entre que se los entregan, se entrenan para poder pilotarlos, y llegan a la zona de combate, puede pasar hasta un año entero como poco. Con lo cual, Ucrania ha tenido que afrontar la contraofensiva sin apoyo aéreo, más allá de algunos ataques con drones o misiles de medio alcance, que sin duda son eficaces para debilitar la logística rusa, realizar sabotajes, o meter miedo en Moscú al atacar a Rusia en Crimea y dentro de su propio país, pero que no bastan cuando se trata de una contraofensiva en toda regla ante un enemigo fortificado.

Por otra parte, los ucranianos quieren ser cautos. Saben que Rusia se ha fortificado, y que un asalto total con todo su ejército podría resultar letal en cuanto a número de bajas humanas y pérdidas de material en forma de tanques destruidos y munición empleada. De hecho, ante la falta de munición, EEUU les ha entregado bombas de racimo para que sean más eficaces. Decisión no exenta de controversia, pues al fin y al cabo esta munición no distingue civiles de militares, y está prohibida en más de 100 países. También ha generado polémica la entrega por parte de EEUU y Reino Unido de munición de uranio empobrecido, por sus posibles problemas de radiación, aunque tiene un valor importante en la batalla al facilitar la destrucción del blindaje de los vehículos enemigos.


Por lo tanto, Ucrania ha preferido ir poco a poco, sin emplear todas las unidades ni todos los tanques que tienen, sino ir tanteando el terreno por diferentes ángulos, para así obligar a los rusos a desplegarse cientos de kilómetros, en vez de concentrarse en un solo punto.

Esta estrategia les está saliendo bien a los ucranianos, que aunque lentos, van avanzando, y en algunos puntos ya han conseguido superar la primera línea de defensa rusa. El problema es que se están quedando sin tiempo, pues el verano se agota, y con la llegada del mal tiempo vendrán las lluvias y el barro que dificultan mucho el avance de material pesado como vehículos y tanques. Con lo que probablemente lleguemos al invierno con una situación de estancamiento en el frente hasta el próximo verano en 2024, cuando podrían entrar en juego los aviones prometidos a Ucrania.

Veremos cuánto territorio consigue recuperar Ucrania hasta entonces. De momento su estrategia es llegar o bien a Mariúpol o bien a Melitópol, para de esta forma dividir el territorio ucraniano en manos rusas en dos, y que Rusia tenga más complicado entregar suministros a Crimea.

También por el este está empeñada en recuperar Bajmut, ciudad que les llevó a los rusos 8 meses en conquistar.

Hay quien alega que a EEUU le interesa este estancamiento, pues ven peligroso una derrota rusa que podría acabar con Putin y llevar a alguien aún más peligroso al Krémlin. En mi opinión ese pensamiento es un tanto mezquino. Nunca se sabe lo que puede llegar después de Putin. Pero está claro que hay que apoyar a Ucrania a recuperar lo que es suyo, y que Putin es muy peligroso, no solo para el mundo exterior, sino también para los propios rusos.

No hay más que ver lo que le ha pasado a uno de sus más estrechos colaboradores, Prigozhin, jefe de Wagner, la compañía de mercenarios rusa que ha empleado este país en diversos países africanos para contrarrestar la influencia francesa en estos países, y que no ha dudado en usar en Ucrania en el frente, dotándola de presidiarios a los que se les prometía una rebaja en la condena por combatir en primera línea.

Pues bien, Prigozhin no se cortó la lengua y expuso muy claramente toda la problemática de la ofensiva, en especial de los problemas de suministro de armamento y personal. A tanto llegó esta polémica, que cuando quisieron incorporar Wagner al mando del ejército ruso Prigozhin se plantó y dirigió una columna militar que penetró en territorio ruso y que se encaminaba a Moscú.

Nadie sabe muy bien que sucedió, pero decidió parar la marcha en Rostov y supuestamente llegar a un acuerdo con el Krémlin para no ser perseguidos y refugiarse en Bielorrusia. Sin embargo, Roma no paga a traidores, y recientemente el vuelo en que volaba Prigozhin saltó por los aires, resultando muerto.

Claro que también hay una teoría que dice que Prigozhin fingió su propia muerte, aunque resulta un tanto rocambolesca. Parece bastante evidente que se equivocó. Puede que lo de la columna que llegó hasta Rostov no fuese más que un farol, pero nos quedaremos con la duda de saber qué habría pasado si hubiese decidido continuar hasta Moscú. En cualquier caso decidió parar y llegar a un acuerdo con el Krémlin. Pero como se ha podido comprobar, con Putin no hay acuerdo que valga, pues esperará su momento para golpear a aquellos a los que cree que le han traicionado.

En este vídeo de 15 minutos se resume bien quién era Prigozhin, de dónde venía, y cómo se convirtió en alguien tan influyente en el Krémlin sin ser un líder político:


El propio Surovikin ha sido apartado de la línea de frente, al sospecharse que simpatizaba con Prigozhin.

Ha habido también bastante especulación acerca de qué podrían hacer los integrantes de Wagner ahora que están descabezados, con rumores de una posible rebelión. Sin embargo parece más cháchara que otra cosa. El aviso a navegantes es muy claro. Si se desafía al poder, se acaba muerto.

Por tanto Putin se siente cómodo en la posición de estancamiento militar. Sabe que plantear una movilización general no sería popular en Rusia, y por el momento puede vender que ha conseguido unir el Donbás con Crimea y retrasar la entrada de Ucrania en la OTAN. Sabe también que Occidente y especialmente EEUU pero también Alemania y Francia no quieren arriesgarse a una escalada mayor, con lo que de momento se siente cómodo y sin temor a que a alguien dentro de Rusia se le ocurra moverle la silla, especialmente después de ocuparse de Prigozhin, que pese a ser amigo suyo, acabó siendo demasiado independiente.

Aparte de Prigozhin, uno de los mayores aliados de Putin era (o es todavía), Kadirov, líder checheno al que Putin ayudó a auparse en el poder para frenar a la insurgencia chechena, no dudando para ello en cometer incontables crímenes de guerra. Decía era porque al parecer se ha informado de que Kadirov está mal de salud y de que incluso podría estar en coma. Por ahora no hay confirmación sobre esto, pero si así fuese, Putin perdería a otro aliado muy importante que le ha suministrado muchos hombres en el frente.

No deja de ser curioso que Putin se las dé de antiterrorista en África y Siria para justificar sus aventuras militares en estos países y luego cuando va a Ucrania no le tiemble el pulso de enviar a los chicos de Kadirov con el discurso de la guerra santa. Pero claro, si son aliados suyos ya eso no importa. Lo mismo vimos con quienes luchan al lado de Irán en Siria, que también lo hacen por motivos religiosos, pero si son los de mi lado, no es relevante. En fin...

En este vídeo de unos 20 minutos se explica bien quién es Kadirov y su lealtad a Putin:

Por lo tanto en esas estamos. Tendremos que esperar al año que viene a ver si con la llegada de los aviones el ejército ucraniano consigue dar un golpe definitivo a las posiciones rusas. También estará interesante ver cómo evoluciona la economía rusa, pues el rublo se encuentra en problemas frente al dólar, y por mucho que quieran vincularse con los BRICS, que recientemente se expandieron, la tecnología puntera sigue estando en manos de Occidente, y Rusia por el momento no puede acceder a ella.

Asimismo habrá que vigilar las elecciones en EEUU, que se celebrarán a finales de 2024. Pues de ganar un populista republicano como Trump, Desantis o Ramaswamy, el apoyo a Ucrania podría comprometerse mucho si no del todo. Pero esperemos que vaya bien, que Trump sea inhabilitado, y que Desantis o Ramaswamy pierdan por mucho contra Biden. Tal vez sea la única forma para que el votante republicano vuelva a la cordura y opte por la moderación en vez de por la exaltación, con opciones que pueden atraer a indecisos, como Mike Pence o Chris Christie.

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