sábado, 26 de febrero de 2022

La agresión rusa a Ucrania y la reacción en Europa ante ella

 Estos días estoy leyendo muchos titulares y eslóganes del tipo "Guerra entre Rusia y Ucrania", "No a la guerra", "conflicto militar", "todas las partes son culpables" "no hay buenos ni malos", "todas las guerras son malas", y un largo etcétera.

Pues bien, aunque sea un asunto menor y en ocasiones de matiz, el lenguaje y lo que se quiere decir con él, importa. No es lo mismo decir "Guerra entre Rusia y Ucrania" que "Agresión rusa a Ucrania", que es lo que realmente está sucediendo. Una guerra como tal, implica responsabilidad por ambas partes. Y en este caso concreto que nos ocupa, de febrero de 2022, lo que está sucediendo es una agresión unilateral. Obviamente Ucrania se está defendiendo, como no podría ser de otra manera, pero en su propio país, sin atacar territorio ruso. Por lo tanto, no, ambas partes no son igual de responsables en este "conflicto".


(Mapa de que muestra en rojo las zonas ocupadas por Rusia tras lanzar su ataque sobre Ucrania. Fuente: Infobae).

Entre quienes emplean el lenguaje del "no a la guerra", diferenciaría al menos entre dos grupos. Uno bienintencionado, que lo único que quiere es que haya paz y que no muera nadie, y que encuentra ese eslogan como algo poderoso y que realmente no se ha parado demasiado a analizar culpas, o si lo ha hecho, no ha reparado en lo esquivo que resulta el eslogan. Para mí este grupo tiene excusa, pero les invitaría a que profundicen en el "conflicto", que aprendan sobre lo que está sucediendo, y que atribuyan responsabilidades. Porque cuando sucede algo como lo que está sucediendo, nunca es de casualidad, siempre es porque alguien ha querido que suceda así. ¿No a la guerra? De acuerdo. Pero veamos quién es el que la ha provocado, quién es el responsable, porque para pararla, hay que parar al responsable principal de ella.

Y un segundo grupo serían aquellos que sí que están muy bien enterados de lo que sucede, pero que por sus simpatías con Rusia y con Putin, y por su rechazo a EEUU y la OTAN, se escudan en un eslogan aparentemente benévolo como es el "No a la guerra" para evitar señalar a Rusia, o al menos para repartir culpas entre unos y otros.

Hay que reconocer que por lo menos la izquierda española ha quedado algo mejor que cierta izquierda latinoamericana, como los gobiernos de Cuba, Nicaragua o Venezuela, que apoyan sin fisuras a Rusia.


 La izquierda española en cambio ha criticado y condenado la agresión rusa, pero prácticamente a renglón seguido vienen a decir que una escalada con la OTAN sería catastrófico, que hay que dialogar, y que hay que buscar la paz.

No dudo que realmente quieran la paz, pero sencillamente cualquiera que conozca mínimamente a Putin, sabe que eso no es posible, al menos de momento. Y ellos le conocen, pero siempre tienden a minimizar lo que hace, o a excusarle con algo.

La cuestión es muy clara. Si en vez de una agresión rusa a Ucrania hubiese habido, por poner un ejemplo, una agresión de EEUU a Cuba, aparte de los "No a la guerra", habría habido artículos, ríos de tinta, cabreo generalizado, y protestas masivas ante las embajadas de EEUU por el atropello que se entendería que habría cometido EEUU, y con razón. Pero en vez de eso, tenemos una agresión rusa a Ucrania, y aunque hay concentraciones ante las embajadas rusas, por el momento se trata en su mayoría de ciudadanos ucranianos, más algunos españoles que acuden a mostrar su solidaridad. 


Los izquierdistas, sin embargo, se escudan en las manifestaciones del "No a la guerra", pero no se les verá frente a las embajadas rusas, ni escribir artículos demoledores contra Rusia ni contra Putin. Se escudarán en un "todas las guerras son malas", "hay que sentarse a dialogar", "no a la escalada militar", y similares.

Pues por ahí sí que no. Cuando alguien te ataca, y por poner un ejemplo, el agresor se llama Israel, y tú que eres el agredido, te llamas Palestina, ¿Qué es lo que se supone que tienes que hacer? ¿Defenderte? Según la lógica de los izquierdistas ante la agresión rusa a Ucrania, eso supondría una escalada militar y lo que tendrías que hacer es invitar a tu agresor a sentaros y hablar para llegar a un acuerdo mientras te están bombardeando. Tampoco te serviría de mucho rezar o poner flores en los cañones de los fusiles israelíes, porque desgraciadamente el mundo es más bien de color gris casi negro. Así que lo que harías sería huir, buscar refugio, o luchar, según tus condiciones familiares y personales. 

Pues aquí sucede lo mismo. Quienes puedan huirán o buscarán refugio, y quienes puedan lucharán. Pero quedarse de brazos cruzados mientras bombardean tu país y llamar al diálogo y a la desescalada, no es una opción. El presidente de Ucrania lo está haciendo, a la vez que da instrucciones a su ejército para contrarrestar la agresión rusa, porque no quiere dejar escapar esa vía para frenar la agresión, pero si tiene dos dedos de frente sabrá que Putin no se parará hasta por lo menos tener arrinconado al gobierno ucraniano.


Y aquí es donde entra la OTAN en escena. ¿Qué debería hacer la OTAN? Ucrania no es un Estado miembro, con lo que no están obligados a ayudarle. De hecho, en 2008 se celebró una cumbre de la OTAN en Bucarest, y frente a EEUU, que quería que Ucrania y Georgia entrasen en la OTAN, como obviamente lo querían los gobiernos de estos dos países, las posiciones de Francia y Alemania principalmente, fueron que no, que era demasiado pronto y que había que apaciguar a Rusia. Uno no puede evitar preguntarse qué habría pasado si hubiesen entrado en la OTAN aquel año, o al menos se hubiese planificado su entrada en serio. ¿Se habría atrevido Rusia a atacar Georgia como lo hizo en 2008 y a Ucrania como lo hizo en 2014? Tal vez sí, antes de que se consumase su entrada. Pero probablemente no si esta ya se hubiese consumado, ya que eso en principio habría supuesto una guerra entre Rusia y la OTAN, con todo lo que eso implica.

Porque ahí reside la fuerza de la OTAN. Es una alianza militar de varios países que se comprometen en acudir en ayuda del país miembro que esté siendo agredido. Eso supone una garantía de que no te van a agredir, o de que si lo hacen, acudirán en tu ayuda y le saldrá muy caro a tu agresor.


(Mapa que muestra los Estados Miembros de la OTAN y la fecha en la que se incorporaron a la Alianza).


Por ello no deja de parecerme infantil la posición de muchos izquierdistas con su "No a la OTAN" o su "Por la disolución de la OTAN". En el fondo no deja de ser más que una muestra de su postura antiestadounidense, ya que consideran a la OTAN como el tablero de juego de EEUU con sus aliados, y dicen que, por ejemplo España, no debería estar aliada con EEUU sino tener una política de defensa propia, o como mucho europea, pero soberana y alejada de los intereses de EEUU. 

Esto puede resultar hasta aceptable a simple vista. ¿Por qué no una política de defensa europea independiente, que pueda aliarse con EEUU o no, según convenga a Europa? 

Bueno, básicamente habría que ir a la realidad sobre el terreno. Y esa realidad implica que EEUU posee el ejército más poderoso del mundo, en el que invierte una barbaridad en presupuesto. Nos podrá gustar más o menos, lo podremos considerar más o menos necesario, pero la realidad es que gracias a esa inversión, EEUU cuenta con un ejército capaz y modernizado. No se puede decir lo mismo en cambio de Europa. Y ahora con el Brexit aún menos, pues Reino Unido es uno de los pocos países del viejo continente que posee un ejército digno de tal nombre. Otro ejército poderoso sería el de Turquía, que por cierto, al igual que el Reino Unido, también está en la OTAN.

Es decir, de los cuatro ejércitos más poderosos ahora mismo de la OTAN, solo uno de ellos, Francia, es miembro de la Unión Europea. Por tanto, construir una seguridad europea que gire en torno a los ejércitos de Francia, Alemania e Italia, y no cuente con el respaldo de EEUU, Reino Unido o Turquía, se antoja cuanto menos complicado. No digo que no pueda hacerse, pero ello exigiría voluntad de los Estados Miembros para realizar gastos en defensa y armar a sus ejércitos, algo que no suele ser muy popular en general. Mientras esa determinación no exista, lo lógico para garantizar su seguridad es quedarse en la OTAN, ya que te garantizas el respaldo de los ejércitos competentes de EEUU, Reino Unido y Turquía.


(Gráfico de 2018 que muestra la lista con los 25 ejércitos más poderosos del mundo. Puede que un gráfico más actual muestre alguna variación entre países, pero sirve para dar una idea general. Como se puede ver, el primero es el de EEUU, el sexto el de Reino Unido, y el octavo el de Turquía. Francia figura en quinto lugar, Alemania en el noveno, e Italia en el undécimo).


Sí, en un mundo ideal estaría bien ver esa defensa común europea independiente, pero estamos en el mundo real, y ese objetivo se antoja cuanto menos lejano. Si en la UE no son siquiera capaces de ponerse de acuerdo para tener una política fiscal común, para decidir qué hacer cuando un Estado se salta las normas, o para acabar con el cambio de hora (literalmente), ¿podemos esperar que se pongan de acuerdo para avanzar en una política de defensa común? Podrán hablar de ello, pero de las palabras a los hechos van muchos millones en presupuesto, y dudo que veamos eso a corto o medio plazo. Solo una presidencia de Trump y una enemistad manifiesta entre EEUU y la UE podría acelerar esa política de defensa común europea.

Así que, nos guste o no, la herramienta militar de protección de la que disponemos hoy en día es la OTAN. Podremos entrar ahora a discutir los intereses de EEUU en mantener dicha alianza, que a mi modo de ver no son otros que mantener a los aliados europeos cerca de su esfera de influencia. Pero es que muchas veces los intereses de EEUU y los de los países europeos coinciden. Porque si empezamos a discutir ahora cuáles son los intereses de los países europeos y decidimos que se tienen que salir de la OTAN, sencillamente van a quedar al alcance de Rusia.

¿Es que alguien cree, en su sano juicio, que si Estonia, Letonia y Lituania no estuviesen en la OTAN, Rusia no les habría invadido ya al igual que está haciendo ahora con Ucrania y como hizo en 2008 con Georgia? ¿Por qué si no, Finlandia y Suecia están considerando seriamente unirse a la OTAN? Porque están viendo lo que está haciendo Rusia, y prefieren estar en una alianza militar de protección cuando tienen a un agresor al lado.

No nos equivoquemos, no es posible una política de entendimiento europeo con Rusia, pese a que muchos lo deseen. Ese entendimiento no pasaría por otra cosa que ceder. Ceder en salirse de la OTAN, ceder en que sean ellos y no otros los que nos vendan el gas. Ceder en que ciertos países europeos de la supuesta influencia rusa no entren en la Unión Europea.

Yo me niego. Me niego a tratar de llegar a un entendimiento con Rusia. Al menos con esta Rusia. Con la Rusia de Putin. Ojalá llegase el día en que Rusia se integrase en la Unión Europea, pues al fin y al cabo no deja de ser un país europeo. Y que se integrase en la OTAN también, y así se terminarían las hostilidades y las preocupaciones mutuas por la seguridad, creándose una alianza militar global. Pero claro, para ello el primer paso es que Putin no continúe en el poder. 



Yo he hablado largo y tendido sobre Putin y su gobierno durante los últimos años. Alertando sobre el fraude que comete en cada elección presidencial; sobre la represión a la oposición para que no pueda presentarse a las elecciones, prohibiendo la inscripción de partidos, arrestando a dirigentes, envenenándoles; ordenando asesinar quienes le podían causar molestias; apoyando decisivamente a un dictador como Al Asad a masacrar a su pueblo escudándose en la falsa bandera de lucha contra el terrorismo; hablando sobre las tropelías que cometió en Chechenia; sobre las Pussy Riot; sobre la intervención en Ucrania en 2014, sobre la dependencia europea del gas ruso...y más cosas que seguramente me esté dejando.

Putin es un líder autoritario que quiere permanecer en el poder a toda costa y devolver a Rusia su antigua gloria, y para lograrlo no le tiembla el pulso en ordenar envenenar a alguien que pueda resultar molesto, en atacar otro país, o en amañar elecciones.

Pero eso estaba ahí, cualquiera podía verlo. Otra cosa es que se quisiera ver. Ahora algunos parecen sorprendidos. Todas las señales estaban ahí. Cuando hablé hace menos de un mes en este blog sobre el posible ataque de Rusia a Ucrania era por algo. Estaban acumulando tropas en las fronteras. ¡Y en cambio la izquierda por aquel entonces ponía el énfasis en la provocación de la OTAN y en las escalada militar de esta, en vez de en los movimientos de tropa rusos! 

Decían que Rusia no iba a atacar. Que estaban retirando las tropas. Que los informes de inteligencia occidentales mentían para crear pánico. Todo se ha demostrado falso. Putin ha atacado. Los informes de inteligencia eran ciertos. Y la izquierda fue su tonto útil siguiéndole el juego en su verborrea contra la OTAN, en vez de plantarse firmes contra él.

Ahora tienen la oportunidad de hacerlo. Condenan la agresión rusa. Bien. Pero dejen de excusarse en el "No a la guerra". Apoyen las sanciones económicas contra el gobierno ruso. Exijan más. Apoyen el despliegue de la OTAN en el Este de Europa para la protección de estos países. Porque es necesario. Si Occidente no muestra una respuesta clara ante la agresión de Putin a Ucrania, este podrá pensar en otros objetivos como atacar a un Estado de la OTAN, porque les verá débiles, desunidos, sin firmeza, y pensará que les temblará el pulso a la hora de jugarse el tipo para proteger a alguien como Letonia por ejemplo.


Y puede que no le falte razón. O Europa es firme ahora, o mañana Putin atacará y entonces ya estaremos perdidos. Si realmente queremos evitar una guerra abierta con Putin, lo que hay que hacer es mostrar firmeza, desplegar a la OTAN en el Este de Europa y mandarle un mensaje claro: Si atacas a un país de la OTAN, responderemos.

De lo contrario, si empezamos con que desplegar a la OTAN sería una escalada militar y una provocación, dejaremos indefenso al Este de Europa, Putin atacará, y entonces nos lamentaremos, no estaremos preparados, perderemos a los países bálticos, y cuando queramos reaccionar Putin estará a las puertas de Polonia.

Un buen amigo mío me decía que esta situación le recordaba a Hitler con los sudetes. Es decir, al inicio de la anexión de la Alemania hitleriana de Checoslovaquia, y como durante todos los años del nazismo previos a la segunda guerra mundial, las potencias occidentales trataban de evitar un conflicto con Alemania, permitiéndole la anexión de Austria, el armamento de su ejército, y en última instancia la anexión de Checoslovaquia. Hasta que invadió Polonia, y Occidente dijo basta.


Pues aquí es parecido. Putin está haciendo lo que quiere desde hace tiempo. Yo puedo entender el simbolismo del "No a la OTAN", en el que yo creía también. Pero hay que ser realista. Y la realidad es que tenemos a un líder autoritario en Europa, porque Rusia es Europa, dispuesto a todo. Y con él no hay diálogo ni desescalada posible. Con él hay que ponerse firmes. Porque de lo contrario nos comerá la tostada.

Así pues, en resumen, más que un ¡No a la guerra!, ¡No a la OTAN!, lo que hay que decir es ¡No a la agresión rusa a Ucrania! ¡Sí a la OTAN!

El eslogan del no a la guerra, no a la OTAN, lo siento, pero es un eslogan buenista que no lleva a ningún sitio. Hay que señalar al culpable de la situación y protegerse frente a él. Y a día de hoy, la OTAN es la mejor herramienta que tenemos para ello. Bien lo saben en Estonia, Letonia y Lituania. Bien lo están aprendiendo en Suecia y Finlandia. Y bien lo sabían en Georgia y Ucrania y por eso querían unirse a dicha alianza, pero el buenismo de Francia y Alemania y su política de apaciguamiento con Rusia lo impidió. Ha llegado la hora de poner fin a esa política de apaciguamiento. Hay que poner sanciones ejemplares, cortar a Rusia del comercio y de la política internacional. De lo contrario quedará impune, o sin apenas repercusiones, y podrá continuar haciendo lo que le venga en gana. 



Y cuando hablo de Rusia, hablo de Putin. Sé que el pueblo ruso no se merece a ese dirigente. Ya se han producido manifestaciones dentro de Rusia contra la guerra. Por supuesto con detenciones, como hace la policía rusa siempre que hay protestas. Ojalá llegue el día en que el pueblo ruso se pueda librar de Putin, y se pueda reconciliar con Europa. Sería la mejor noticia para todos. Librarse de Putin y de sus secuaces. De quienes le han estado apoyando, tanto en Rusia como fuera de Rusia. Porque no hay que olvidar a quienes en Europa y fuera de Europa aplaudían a Putin o como mínimo minimizaban lo que hacía. Basta ya. Hay que hablar claro contra él. Y quien no lo haga, estará colaborando con la agresión a Ucrania, ya sea porque actúe equidistantemente, o porque directamente le justifique. Y pesará en su conciencia.

Siempre en todos los conflictos ha habido gente que apoyaba a un bando o a otro. Gente que se mantenía equidistante. Y la historia se ha encargado de poner en el lugar correcto a unos y a otros. Aún hoy hay quien sigue glorificando al nazismo o al estalinismo, negando el holocausto, justificando el socialismo real, defendiendo a Mao o a Mussolini, a Franco o a Pinochet, a Videla o a Hoxha, a Corea del Norte o a Ceacescu. Pero por fortuna son pocos, y cualquiera con dos dedos de frente sabe que lo que dicen no tiene sentido. Pues con Putin sucederá lo mismo. Habrá quien le siga defendiendo, pero la historia se encargará de ponerle en su lugar, al igual que hizo con los que he señalado anteriormente.

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