sábado, 30 de octubre de 2021

La estafa de las eléctricas

Por todos es conocido que el precio de la luz está subiendo estratosféricamente. Varias son las razones. 

En primer lugar, un aumento del precio del gas, debido principalmente a cuatro factores:

-La recuperación de la demanda tras la pandemia. En efecto durante la pandemia se paralizaron o bajaron su actividad muchos sectores, incluido el de la energía, ya que había menos desplazamientos. Ahora al reactivarse la economía, la demanda de energía se incrementa.

-La escasez de producción de gas y por tanto de oferta, debido también a la menor demanda durante la pandemia, y que aún no se ha acabado de reajustar. Algo similar sucede en otros sectores como el de los microchips, que no se ha acabado de reajustar ante la recuperación de la demanda.

-La mayor demanda de este recurso desde China, que está también intentando reducir emisiones contaminantes de carbón y quiere utilizar el gas como apoyo a las energías renovables, tal y como se hace en Europa.

-La menor oferta desde Rusia, que está esperando a que entre en funcionamiento el gaseoducto que llega directamente a Alemania, para poder influir más sobre Europa y perjudicar a Ucrania.


(El nuevo gaseoducto ruso a través del mar Báltico que llega hasta Alemania, sin tener que pasar como hasta ahora por Ucrania, acaba de ser finalizado).

A todo esto hay que añadir que Argelia ha entrado en conflicto con Marruecos, y el gas argelino que llegaba a España vía gaseoducto marroquí, lo hará ahora vía barco, lo que posiblemente haga también incrementar los precios.

En segundo lugar, por los precios de emisión de carbono, que los países de la UE deben pagar, dado el compromiso de reducción de emisiones. De este modo se pretendía que sustituyesen las energías contaminantes por energías limpias. Obviamente eso no ha sucedido, o no al menos al ritmo que debería, con lo que al contaminar, deben pagar, lo que acaba encareciendo más el precio de la energía.

Es decir, que si la estrategia era que la industria se modernizase y contaminase menos bajo pena de mayores costes, no se ha conseguido, ya que la industria se moderniza muy lentamente y lo que hace es derivar el incremento de los costes al consumidor.

En tercer lugar, por el sistema europeo de compra de energía. Las empresas que suministran energía a los hogares y las empresas, la compran a los productores, pagando un determinado precio por cada hora del día siguiente. Así por ejemplo, el lunes hay una subasta para comprar la energía que se va a utilizar durante las 24 horas del día siguiente, martes, según las previsiones de demanda que habrá en cada hora. Los productores por su parte, ofrecen su energía a un determinado precio, calculando también la demanda y a qué precio la van a ofrecer sus competidores. Normalmente, la energía proveniente de renovables o de energía nuclear, es más barata que la proveniente del gas. 

El problema radica en que pese a que la oferta por energía renovable o nuclear sea más barata, toda la energía se compra al precio de la energía más cara. La denominación oficial de este tipo de mercado es "marginalista". Y esto es así por regulación europea, por increíble que parezca. De este modo, si para el martes a las 4 de la tarde se ha comprado un 30% de renovables a 50 euros el kilowatio, un 40% de nuclear a 60 euros el kilowatio, y un 20% de gas a 100 euros el kilowatio, en vez de pagar el 30% de 50 euros, el 40% de 60 euros, y el 20% de 100 euros, se paga el 100% de 100 euros. Lo cual, se mire como se mire, es un atraco en toda regla.

Pero no contentos con eso, los productores de energía, sabiendo cómo funciona el sistema, ofrecen su energía más cara de lo que podrían ofrecer, sin sobrepasar el precio que se va a ofrecer por el gas, para de este modo incrementar más sus beneficios. Porque aunque ya tengan asegurado que la energía que ofrezcan se va a pagar al precio de la más cara, hay determinadas horas que debido a la baja demanda energética, no van a necesitar de gas. Por ejemplo a las 3 de la madrugada. Pero aún bastando para esa hora con energía renovable y nuclear, la ofrecen a precio de gas, sabiendo que la van a comprar. Especulación de toda la vida, vamos, con tal de sacar el máximo beneficio. 

En este vídeo se explica perfectamente:

Por eso se habla de estafa de las eléctricas, de regular precios, y de recortarles beneficios. Porque además han realizado comportamientos vergonzosos, como vaciar embalses para generar energía hidroeléctrica y poder venderla, con el riesgo que eso supone a nivel de consumo de agua.

Y ahora la pregunta del millón. ¿Por qué diantres la UE no cambia este sistema? No será porque Sánchez y otros presidentes de otros Estados de la UE no lo hayan intentado, por ejemplo proponiendo una compra conjunta del gas a nivel europeo. Pero al parecer hay ciertos Estados que ofrecen resistencias. Básicamente porque creen que reformar el sistema conduciría a un retraso del objetivo climático de llegar a la neutralidad de emisiones (ya hay países que abogan por ello, como Polonia, que depende mucho del carbón), y que el incremento actual del precio de la energía es algo coyuntural y que se puede paliar con medidas nacionales para los más vulnerables. E inciden en que España debe mejorar sus interconexiones eléctricas con otros países europeos para aprovechar mejor las energías renovables y no depender tanto del gas, o en realizar la factura de la luz anualmente en vez de mensualmente, para que no haya tanta incidencia en los hogares.

Sánchez ha propuesto otra media excepcional, que es salirse del sistema de mercado energético marginalista europeo temporalmente, fijando precios nacionales para la energía (es decir, estableciendo precios máximos para la compra de energía, regulando el mercado). Podría ser una medida acertada, pero necesita el visto bueno de los demás Estados, y no parece que eso vaya a suceder. Además, abandonar el sistema marginalista podría suponer que las empresas ofreciesen la energía a unos precios aún más elevados, sobre todo si hay oligopolio como en el caso español.


Y entonces, ¿Cuál es la solución a todo esto? Pues a largo plazo, apostar por las energías renovables para dejar de depender del gas, y por tanto de los vaivenes externos de Rusia, China o Argelia. Y además, dejar así de pagar derechos de emisiones de CO2. Ahora mismo está habiendo un lobby muy fuerte a favor de la energía nuclear, argumentando que es una energía limpia, que no contamina, y que puede ayudar en la transición verde. Yo no lo veo tan claro, porque aunque no emita CO2, sí que emite residuos radioactivos que están presentes durante miles de años, y el riesgo de un accidente, aunque sea bajo, es demasiado grave.

Y a corto - medio plazo, intentar salirse del mercado europeo marginalista o comprar conjuntamente el gas, como propone Sánchez. Y si eso no es posible, pues poner coto a las empresas privadas que especulan con los precios, como ya están haciendo recortando sus beneficios o hablando de precios máximos. Y asegurarse de que ese recorte en los beneficios no repercuta en los ciudadanos. Cuando hay unas empresas que lo único por lo que miran es por su beneficio propio y les da igual el impacto que tenga en la factura que han de pagar los ciudadanos, o en los embalses que vacían, está claro que algo no funciona, y tal vez la nacionalización o la creación de una empresa energética al servicio del bien público aprovechando el fin de las concesiones a las hidroeléctricas, no sea tan mala idea. Endesa era una empresa pública hasta hace no tanto tiempo.

Otras medidas de las que se hablaba no hace mucho, como eliminación de impuestos, ya han sido implementadas, y a la vista está que no han sido suficientes. Lo cierto es que es un problema que no soluciona un partido u otro cuando está en el gobierno, sino que requiere de una actuación decidida y contundente.

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