lunes, 23 de junio de 2025

Y el PSOE se hunde en la corrupción (de nuevo)

Es una lástima que después del esperpento de corrupción que dejó el PP de Aznar y Rajoy, con el caso Gürtel, el caso Bárcenas y la financiación en negro del partido, Rodrigo Rato con el caso Bankia, el caso Púnica, las tarjetas black, o los diferentes casos de corrupción en Valencia de la mano de Rita Barberá o Eduardo Zaplana, los que llegaron para regenerar la democracia hayan caído en las mismas trampas, como estamos viendo estos días con el círculo de corrupción entre Ábalos, Koldo y Santos Cerdán, personas todas ellas muy ligadas a Sánchez, desvelado por el empresario Aldama. De hecho, hasta se ha llegado a registrar la sede del PSOE en la calle Ferraz.

Y parece que el caso no se va a quedar ahí, porque ya se está investigando la comunicación de estos tres personajes para detectar extensiones de la trama en el cobro de comisiones por la adjudicación de obras en carreteras y Adif.

De hecho, a Sánchez, Ábalos, Santos Cerdán y Koldo se les conocía como el cuarteto del Peugeot, ya que fue en esa marca de coche con la que los cuatro recorrieron buena parte de España para la campaña de las primarias en las que Sánchez volvió a encabezar el partido después de que hubiese sido apartado por un motín interno del aparato del partido. 

 
(Imagen creada por inteligencia artificial y difundida por el PP, en referencia a "la banda del Peugeot": Delante Pedro Sánchez (izquierda) y José Luis Ábalos, ex ministro de transporte y ex secretario de organización del PSOE (derecha). Detrás Koldo García, asesor de Ábalos (izquierda), y Santos Cerdán (derecha), ex secretario de organización del PSOE tras la marcha de Ábalos).

Claro que este caso tampoco debería pillar de sorpresa, porque la corrupción y el PSOE han estado unidos bastante tiempo, desde el caso de los ERE de Andalucía, hasta la época de Felipe González y Alfonso Guerra con el caso FILESA, Juan Guerra, o Roldán, entre otros. Para intentar salvar la imagen, González convenció al juez estrella del momento, Baltasar Garzón, para que se incorporase en las listas y dar una imagen contra la corrupción. Claro que luego este se enfadó cuando no le hicieron ministro, y se acabó yendo apenas 9 meses después.

 

Cuando el propio Garzón fue apartado de la carrera judicial por entre otras cosas grabar las conversaciones entre abogado y cliente en el caso Gürtel, escribió un libro titulado "El fango", en el que analizaba los casos de corrupción más sonoros en España tras la muerte de Franco.

Curioso que luego Garzón en su trabajo como abogado se dedicase a defender a clientes cuanto menos cuestionables al estar acusados de corrupción o narcotráfico.

Además de los casos de corrupción, también podríamos mencionar otras operaciones del PP y del PSOE no ligadas al enriquecimiento económico pero también cuestionables, como el caso GAL, Villarejo, el pequeño Nicolás, o la operación Cataluña, por citar algunos.

Otros partidos que han tocado poder, como CiU, también se han visto salpicados con casos de corrupción, como el famoso 3%


 (Pasqual Maragall en el momento de denunciar el caso del 3% en el Parlamento de Cataluña)

Incluso Alvise, que decía que venía a limpiar España de escándalos, y apenas es eurodiputado, ya tiene abierta una causa por financiación ilegal.

En resumen, parece que la corrupción y las operaciones encubiertas fuera de la legalidad, son algo muy habitual en España, independientemente del partido que gobierne. Pero obviamente eso no debería ser excusa para que al gobierno se le exijan responsabilidades.

Y en este caso, la posición de Sánchez, que asegura no sabía nada de todo lo que hacían sus colaboradores, deja mucho que desear. Si lo conocía, mal porque no hizo nada para frenarlo. Y si no lo conocía mal también, porque no puede ser que tengas en puestos de responsabilidad en tu partido o tu gobierno a gente que se está enriqueciendo y que tú no te enteres. De todos modos parece extraño que no lo supiese cuando hace varios años retiró a Ábalos como ministro sin darle mayores explicaciones. Algo tenía que saber.

Ya en El Confidencial sacaron varios mensajes intercambiados entre Ábalos y Sánchez, y según Koldo hay registros también de conversaciones suyas con Sánchez. Está claro que Pedro se ha equivocado de amigos. No solo por los líos de corrupción que han establecido, sino también por sus oscuros vínculos con la prostitución, cuando precisamente el PSOE se declara abolicionista de esta práctica. Claro que ya tuvimos indicios de la calidad de energúmenos que hay en el PSOE con el caso del Tito Berni.

Eso por no hablar de los casos que han aparecido también últimamente sobre la esposa de Sánchez y el hermano de este. Conviene recordar que Sánchez montó un teatro de 4 días para decidir si seguía como presidente o no alegando sentirse perseguido por la justicia envalentonada por las acusaciones particulares vinculadas a la derecha política. Me pregunto si ahora hará algo parecido.


 (De izquierda a derecha, David Sánchez (hermano de Pedro Sánchez), José Luis Ábalos, Pedro Sánchez y Begoña Gómez (esposa de Pedro Sánchez)).

Una de las cosas que todo esto demuestra es que si hay algún organismo público del que nos podamos fiar en España, es de la UCO (Unidad Central Operativa de la Guardia Civil), que como se está demostrando, hace muy bien su trabajo, todo ello pese a que desde el propio gobierno la quisieron desprestigiar, con la defenestrada Leire Díaz junto a Óscar López, Pilar Alegría y María Jesús Montero a la cabeza, tergiversando informaciones.

La monarquía también ha sufrido lo suyo con la corrupción, con el caso de Juan Carlos I, y su hija Cristina y Urdangarín, el marido de esta. Por ahora parece que Felipe VI está al margen de los escándalos, y es a día de hoy un nexo de unión más que de desunión entre los españoles, como lo puede ser su padre.

Si nos vamos a los altos cargos de la justicia, vemos que el fiscal general del Estado, nombrado recordemos por el gobierno, está contra las cuerdas, al haber sido imputado por revelación de secretos debido a la filtración a la prensa de detalles sobre el caso del novio de Ayuso. Un ejemplo de libro de cómo el PSOE intentó usar las instituciones para perjudicar a su rival político. Por no hablar del Tribunal Constitucional, que con los nuevos nombramientos está en la órbita del PSOE y parece dispuesto a aceptar la ley de amnistía.

Todo esto hace que la ciudadanía española cada vez mire con más desconfianza a los políticos y a instituciones en las que están imponiendo sus intereses, como la fiscalía, la justicia, el CIS controlado por Tezanos, o la clara tendencia política que marca cada gobierno de turno a RTVE.


 (Broncano (derecha), junto a Belén Esteban (izquierda), las nuevas apuestas de RTVE)

Lo único bueno que puede pasar de todo esto es que el sector moderado del PSOE despierte de su letargo y comience a organizarse para intentar plantear una alternativa a Sánchez. Hay quien apunta a que Sánchez tendría que dimitir o adelantar elecciones, sobre todo cargos intermedios que no quieren que las elecciones municipales estén demasiado cerca de las generales para no verse arrastrados por el descontento general, pero no parece probable que lo haga, pues lo que más interesa a Sánchez es conservar su puesto.

Es increíble que hace bien poco Óscar Puente, ministro de transporte y verdadero atizador del PSOE al más puro estilo Pepe Blanco, recriminaba a Eduardo Madina no defender al PSOE frente a la derecha, cuando Madina lo único que había hecho era criticar los casos de corrupción que comenzaban a verse en torno al PSOE.

Cuanto mejor nos habría ido si Madina hubiese ganado aquellas primarias de 2014 que hoy se sabe fueron en parte alteradas según indicios de la Guardia Civil, por parte de Santos Cerdán y compañía para favorecer a Sánchez. 

 

 

(De izquierda a derecha, Eduardo Madina, Pedro Sánchez y José Antonio Pérez Tapias, los candidatos en las primarias del PSOE en 2014)

O si Susana hubiese retenido el poder en 2016. Claro que nada hacía intuir entonces lo que iba a venir después, y lo mucho que iba a estar dispuesto Sánchez a ceder ante los nacionalistas para continuar en el cargo.

Ahí está por ejemplo el uso de pinganillos en una conferencia de presidentes autonómicos. Ridículo a más no poder, cuando todo el mundo es capaz de entenderse en castellano sin ningún tipo de problema. Ayuso fue la única que se levantó y se negó a formar parte de esa pantomima. Los demás presidentes autonómicos del PP optaron por no utilizar el pinganillo o incluso pronunciar algunas palabras en sus idiomas regionales. Con razón la base del partido popular está con Ayuso, a quien ven con las ideas más claras y firmes que Feijóo, quien bascula entre el temor a parecer demasiado cercano a Vox, y la necesidad que tendrá de ellos de gobernar llegado el momento. Ayuso en cambio se ha demostrado en Madrid capaz de conseguir unas mayorías muy amplias sin prácticamente tener que depender de Vox.

Volviendo al tema de las cesiones, otro asunto en el que el PSOE quiere contentar a los nacionalistas, es con el tema de la oficialidad del catalán, euskera y gallego en la Unión Europea. Algo que costaría bastante caro, pero como siempre, es un tema de prioridades. Al gobierno no le tiembla el pulso para contratar traductores en el Congreso de los Diputados cuando todo el mundo podría entenderse a las mil maravillas en castellano, pero en cambio alega que no hay dinero suficiente para los hospitales, las pensiones o las carreteras. Pues con esto es lo mismo. Parece que les sobra el dinero para proponer asumir en su totalidad el coste de convertir a estos idiomas regionales en lenguas oficiales en la UE. Por suerte hay países que se resisten por el precedente que podría crear respecto a otras lenguas regionales en otros páises, pero veremos hasta cuánto llega la insistencia del gobierno y la resistencia de los países contrarios.

También se podría mencionar el hecho vergonzoso de que aceptase la oficialidad de la selección de Euskadi de pelota mano, y se celebrase un partido entre esta selección y España, todo por contentar a los nacionalistas. España ganó el partido, pero la afición pitó el himno, y eso que las jugadoras de la selección española eran también vascas. El colmo de los absurdos. 

 
(Arai Lejardi (izquierda) y Erika Mugartegui (derecha), las jugadoras vascas que decidieron jugar con España en vez de con la selección vasca)

En cualquier caso, parece evidente que una de las señas de identidad de Sánchez es aferrarse al cargo, como un náufrago se agarra a una tabla de madera, sin importar lo fuerte que sea el oleaje. Independientemente de lo que tenga que ceder ante Puigdemont, los nacionalistas, las causas de la justicia, lo difícil de aprobar los presupuestos, él sigue ahí, porque sabe que de lo contrario se le acabaría el chollo.

Ya lo demostró en 2023 al adelantar las elecciones a pleno verano, viendo una oportunidad de ganar el relato con el miedo a Vox, para movilizar a sus votantes. Le salió medianamente bien, porque aunque quedó por detrás del PP, le bastó con venderse ante Junts para continuar en el poder. Ahora no puede repetir la misma jugada, porque Podemos y Sumar están en una bronca constante, y si acuden divididos a unas elecciones, apenas sumarán escaños, con lo que Sánchez no podría apoyarse en ellos para gobernar.

Así que solo le queda aguantar, y rezar para que los partidos a su izquierda se recompongan. Mientras tanto el PP, pese a la movilización que intenta generar en la calle y su llamada constante a unas elecciones anticipadas, no puede hacer otra cosa que esperar, e ir pensando en si podrá pactar con Vox o no. Parece bastante claro que Feijoo no es partidario de esa opción, pero puede que no le quede otra. Un PP liderado por Ayuso lo tendría más fácil para entenderse con Vox, pero podría movilizar al electorado de izquierda en su contra.

Veremos lo que sucede, pero está claro que a la decepción de muchos con el PSOE por sus cesiones al nacionalismo, se le acaba de sumar sus líos de corrupción, lo que sin duda dice muy poco en favor de Sánchez y de su capacidad de gestión y ejemplaridad.

Como señalaba alguien, el dilema del PSOE o Vox es falso. Si el PSOE quiere evitar que Vox llegue a tocar poder, le basta con negociar con el PP su abstención. Obviamente eso con Sánchez no va a suceder, pero alguien con sentido de Estado es lo que haría si realmente le preocupase la llegada de Vox al gobierno.

No hay comentarios: