viernes, 15 de abril de 2016

La cuestión catalana y el giro a la derecha en América Latina

Por una cuestión de tiempo he ido dejando estos temas de lado, pero al fin he encontrado un poco de hueco para hablar de ellos.

Comenzando con América Latina, parece que pintan bastos para la izquierda. Ha perdido las parlamentarias en Venezuela, las presidenciales en Argentina, el gobierno de Rousseff está cercado por la corrupción, los Fujimori pueden volver al poder en Perú de la mano de Keiko, y Evo Morales perdió el referéndum para modificar la Constitución y poder volver a presentarse tras 2 mandatos.
Empezando por esto último...nunca me ha gustado la idea de limitar el mandato presidencial a 8 años en la Constitución. ¿Por qué 8 años? Hay países en los que los mandatos en vez de durar 4 años, son de 5, como en Francia, Reino Unido o Turquía, o de 6 como en México o Venezuela.
Por tanto, limitaría más por mandatos que por número de años, 2 mandatos para casos largos como los de México o Venezuela, y 3 para casos cortos como el de España. No lo dejaría en 2, porque de producirse algún cambio profundo que modificase la constitución, el 1º podría resultar muy corto.
Puestos a dar un nº de años, creo que 14 son suficientes. Es lo que estuvo Felipe González en el poder. Más años, aunque se gane democráticamente, cansa, y hay que dar relevo a nuevas caras, no puede ser que estén los mismos durante 20-30 años, se pasa a depender mucho de ellos, como ha pasado en Cuba, Venezuela, Bolivia...y también en España con Sánchez Gordillo, Chaves, Ibarra, Jordi Puyol...etc.

Por eso me pareció bien que Lula se fuese y diese paso a Rousseff, porque no es bueno que un país dependa tanto de una persona. Sin embargo ahora Lula quiere volver para blindarse ante la justicia.


 
La izquierda habla de que se prepara un golpe...pues mira, si es por haber robado, que le encarcelen. No puede ser que sólo haya que perseguir a los ladrones de un bando. Se persigue a todos los que roben, independientemente de qué lado estén.
En cualquier caso cada día el prestigio del gobierno brasileño baja un poco más, en especial debido a la corrupción.