martes, 16 de marzo de 2021

Acerca de las vacunas, la tercera y la cuarta ola

En 2020 nos preguntábamos cuándo podría haber disponible una vacuna para acabar con esta pesadilla. Pues bien, en un tiempo récord se han desarrollado múltiples vacunas que tienen un índice de eficacia muy alto, es decir, que al inyectarse la vacuna se previene del contagio del virus en una probabilidad muy alta.

Muchos se preguntan cómo es posible que se hayan desarrollado vacunas en un período de tiempo tan corto cuando hay enfermedades que siguen sin vacuna décadas después. Lo cierto es que el coronavirus no es una enfermedad muy desconocida ni muy letal, no deja de ser una gripe que en los casos más graves puede derivar en neumonía y dificultad respiratoria. Algo a lo que ya se lleva enfrentando la humanidad desde hace bastante tiempo, solo que en este caso el grado de contagio es mayor, y dada la globalización y la precariedad de los sistemas sanitarios, el virus ha logrado afectar a nuestra forma de vida imponiendo restricciones para evitar el colapso sanitario y la expansión del virus (toque de queda, restricción de movimientos, de reunión, cierre de establecimientos...etc).

Así pues, dado el carácter global de los contagios, sus repercusiones en la economía, y lo que ya se sabía de virus similares, no resulta tan extraño que las grandes farmacéuticas hayan logrado desarrollar vacunas efectivas en tan poco tiempo, pasando por ensayos previos y autorizaciones de los organismos competentes. En el caso de la Unión Europea, por la Agencia Europea del Medicamento.

Hay gente que mira con cierto recelo a las vacunas, por los efectos secundarios que puedan tener, la rapidez con la que se han desarrollado, y los métodos innovadores (ARN mensajero en vez de la vacuna tradicional a través de un virus). Es cierto que en algunos casos se han detectado efectos secundarios y se han suprimido algunos lotes o suministros, como en el de la vacuna de AstraZeneca con varios casos de trombosis. Otros efectos secundarios que se mencionan suelen ser dolor muscular, fiebre, mareos o vómitos. No obstante, todas las vacunas pueden registrar algunos efectos secundarios, pero normalmente la probabilidad de sufrirlos es baja, mientras que los beneficios de estar vacunado son altos.


Ya se está hablando de la posibilidad de portar un pasaporte COVID que indique las personas que están vacunadas y que por tanto pueden viajar y no estar sometidas al mismo nivel de restricciones que el resto de población que no esté vacunada. Al final, incluso aunque no impongan legalmente la obligación de vacunarse, en la práctica se requerirá estar vacunado para poder desplazarse libremente sin mayores controles o restricciones.