martes, 13 de septiembre de 2022

Ucrania recupera la iniciativa

 En la última entrada que escribí sobre Ucrania a principios de junio, señalaba entre otras cosas el territorio perdido por Ucrania a manos de Rusia en el sur y el este del país, y cómo Rusia estaba consiguiendo afianzar su control sobre dichos territorios.

Pues bien, ahora parece que las tornas están cambiando, y gracias al nuevo armamento recibido en Ucrania a finales de junio, están consiguiendo recuperar la iniciativa y retomar territorios que Rusia había controlado.

Este nuevo armamento, los lanzacohetes múltiples ligeros "Himars" entregados por EEUU a Ucrania se ha revelado clave, al poder moverlos con relativa facilidad y atacar posiciones rusas (especialmente depósitos de municiones) desde una distancia considerable. Oficialmente, los Himars entregados tienen un alcanze de 80 km y están guiados por GPS. Es decir, que pueden ser disparados desde esa distancia, con lo que no necesitan estar en primera línea del frente, y dada su alta movilidad, es complicado para el enemigo destruirlos, pues una vez que se ha atacado la posición, se pueden mover de sitio para evitar el contraataque.


 

Sin embargo, extraoficialmente, se sospecha que se ha entregado armamento similar a Ucrania con un alcance al menos de 200 km, ya que Ucrania ha sido capaz de atacar posiciones rusas en Crimea con gran precisión, lo cual estando tan lejos del frente solo se podría explicar con este tipo de armamento. Aunque no ha habido anuncio oficial de que se haya entregado armamento de esas características, los hechos están ahí. En este artículo de una revista especializada, especulan sobre qué tipo de armamento con un alcance tan alto podría haberse entregado a Ucrania.

Además, para contribuir a despistar el enemigo, se ha señalado que Ucrania ha fabricado réplicas de madera de este armamento. En múltiples ocasiones Rusia ha asegurado haber acabado con dicho armamento, cuando en realidad lo que había atacado eran réplicas de madera de los Himars. Una estrategia que no es nueva, ya se realizó con éxito algo parecido en la segunda guerra mundial, como se señala en este artículo.

 

El uso de este armamento ha logrado frenar el avance ruso y dar aire al ejército ucraniano, que ha podido reorganizarse y pasar al ataque. Durante semanas se estuvo anunciando una contraofensiva de Ucrania en el sur para recuperar Jerson, que no acababa de llegar. Finalmente se lanzó, y Ucrania está consiguiendo recuperar posiciones, aunque lentamente y a un alto coste. No obstante, una de las cosas que se han logrado con esta ofensiva es frenar el referéndum que los rusos pretendían celebrar en Jerson para su anexión a Rusia, lo cual ya es bastante, ya que después en unas hipotéticas conversaciones de paz, podrían esgrimir esa artimaña para tratar de quedarse con ese territorio.


 Sin embargo, lo que nadie se esperaba es que al mismo tiempo lanzasen una ofensiva en el entorno de Jarkov, al noreste del país, y quienes menos se lo esperaban eran los rusos, quienes habían desplazado a sus mejores unidades al sur del país para defender Jerson. Este ataque en el área de Jarkov cogió totalmente desprevenido al ejército ruso, lo que ha facilitado que Ucrania haya penetrado en profundidad con facilidad y rapidez, logrando entrar en las ciudades de Izium y Kupiansk, cercar a gran número de tropas rusas, interrumpir su suministro logístico para la región del Donbás, amenazar con tomar Severodonetsk, y de paso ganar en armamento que los rusos dejan abandonado al huir ante el avance ucraniano.

Con estas dos contraofensivas Ucrania ha conseguido recuperar la iniciativa y poner a Rusia a la defensiva, centrándose en defender los territorios arrebatados a Ucrania, en especial la región del Donbás y Crimea. Si ni siquiera lograse defender esos territorios, sería una derrota mayúscula para Putin, quien jujstificó la "operación especial" en Ucrania con el fin último de proteger dichos territorios "rusoparlantes".


 (En este mapa se puede observar en morado el territorio recuperado por Ucrania tras la contraofensiva lanzada en torno a Jarkov).

En artículos previos en mi blog ya señalé las dificultades a las que se enfrentaba el ejército de Rusia, como la baja moral, la escasa preparación, el exceso de confianza, o los problemas de suministros. Todo esto hizo que el avance ruso se estancase en poco tiempo, y que se tuviesen que retirar de varios frentes para centrarse en el este y en el sur, donde gracias sobre todo a su superioridad en armamento, especialmente en capacidad de artillería, lograron conectar los territorios que controlaban en el este con los del sur, e ir avanzando progresivamente a partir de ahí.

Sin embargo con la llegada de nuevo armamento para Ucrania, y del entrenamiento de sus tropas por instructores occidentales, las tornas han cambiado, y Rusia no logra de momento contrarrestar el empuje ucraniano.

Además, se enfrenta al problema de las bajas militares. Ya señalé en mi blog en su día que su ejército estaba compuesto principalmente de reclutas (es decir, soldados del ejército primerizos sin experiencia de combate) y mercenarios (de la compañía privada Wagner, y provenientes de Chechenia y otros territorios del interior de Rusia como Siberia). Se ha informado de que también estaría recurriendo a presos (ofreciéndoles a cambio la libertad). Todo ello con tal de no tener que declarar oficialmente la guerra (según ellos su ofensiva es tan solo una "operación especial"), y por tanto reclutar forzosamente a ciudadanos rusos jóvenes para que vayan a combatir.

La razón es evidente. Quieren evitar esto porque obviamente muchos jóvenes se negarían a ir para morir por una causa en la que no creen, y se generarían casi con toda seguridad protestas importantes, especialmente en Moscú y San Petesburgo, las dos ciudades más importantes del país.

Así pues, mientras puedan, Rusia y Putin evitarán declarar oficialmente la guerra y recurrir al reclutamiento forzoso. Pero puede que ante el empuje ucraniano no les quede otra salida, al no ser que decidan retirarse. Pero esto supondría una humillación difícil de explicar para Putin.

Ya hay algunos críticos con Putin por no atacar más ferozmente a Ucrania, incluso con armamento nuclear. Hay quien apuntaba que el asesinato de Daria Dugina, hija de Alexei Dugin, ideólogo cercano a Putin, podría estar oquestado por círculos cercanos a Putin precisamente debido a la actitud crítica que Dugin mantenía, al demandar mayor empuje ruso en Ucrania. 

(Alexei Dugin y su hija Daria Dugina).

Por si fuese poco, los aliados de Rusia, como China o Bielorrusia, se muestran reacios a implicarse en la guerra, ya sea entrando directamente en ella, como ha demandado en numerosas ocasiones Putin a Lukashenko (presidente de Bielorrusia), o entregando armamento significativo por parte de China a Rusia.

Si bien Bielorrusia y China apoyan a Putin, de momento ese apoyo queda en la vía diplomática y en el comercio. Militarmente en cambio, aunque Bielorrusia ha permitido a Rusia usar su territorio para lanzar ataques desde allí a Ucrania, y aunque China participa en maniobras conjuntas con Rusia, la implicación es menor, y esto ha forzado por ejemplo a que Putin tenga que recurrir a Corea del Norte (¡sí, a Corea del Norte!) para que le suministre armamento.

Las razones son también claras. Aunque China y Bielorrusia son aliadas de Rusia y no les interesa que Rusia sufra una derrota apabullante, tampoco quieren empeorar aún más sus relaciones con Occidente. Ya tienen sus propios problemas internos y muy importantes, por cierto. En Bielorrusia las protestas se suceden desde hace ya años en contra de Lukashenkov, y hubo activistas que boicotearon las vías de tren que llevaban suministros a las tropas rusas en Ucrania. Una implicación mayor de Bielorrusia en la guerra supondría casi con toda seguridad un resurgimiento de las protestas y un posible golpe de los militares contra Lukashenko. También se enfrenta a sanciones importantes desde Occidente. Y China está centrada en controlar la situación con los uighures, con Hong Kong y con Taiwán, y en tratar de ganar la guerra comercial a EEUU extendiendo su influencia por Asia y Europa a través de la ruta de la seda. 

Por lo tanto, para que estos dos países se implicasen más en la guerra a favor de Rusia, tendrían que ver una ganancia clara en ello, y de momento no la ven.

Se señala que para Ucrania es importante recuperar territorios cuanto antes (y para Rusia mantenerlos), ya que cuando llegue el invierno los movimientos de tropas serán más complicados por el frío y la nieve, y posiblemente habrá más presiones para que se lleven a cabo negociaciones de paz, en particular debido a que se prevé que el coste de la energía suba aún más.

Ya he hablado en múltiples ocasiones en mi blog sobre la dependencia energética de Europa respecto a Rusia (por ejemplo, aquí y aquí), y los peligros que esto conllevaba. No era el único. Otros como el presidente Trump, el parlamento europeo, o los gobiernos de Polonia, los estados bálticos y Eslovaquia, ya advirtieron también acerca de esto, y de hecho trataron de bloquear el gasoducto que Rusia estaba construyendo en el mar báltico para conectar con Alemania. Sin embargo, Alemania estaba más preocupada por asegurarse su suministro energético que por la dependencia energética a manos de Rusia que esto le pudiese causar. Craso error, como se ha visto, pues ahora han tenido que paralizar la puesta en marcha de dicho gasoducto y comenzar a buscar fuentes de energía alternativas. Se habrían ahorrado mucho dinero y muchos quebraderos de cabeza si en su día hubiesen escuchado a Trump y a todas las demás voces que advertían (advertíamos) sobre depender tanto energéticamente de Rusia.

Uno de los "ideólogos" de esta estratagema para que Europa dependiese tanto del gas ruso ha sido Gerhard Schröder, quien fue canciller de Alemania de 1998 a 2005, y después pasó a ser asesor de Gazprom, compañía energética rusa. Fue uno de los impulsores del controvertido gasoducto, y se ha mostrado comprensivo con las acciones de Rusia en Ucrania.


 

No es únicamente Schröder. Hay otras voces en Europa que dicen que no hay que implicarse en la guerra, que eso solo nos perjudica como se está viendo con la energía y con los precios. De lo que no se dan cuenta (o sí se dan, pero les da igual) es que depender energéticamente de un país te convierte en su esclavo, ya que te puede manejar a su antojo, abriendo y cerrando el grifo según le convenga, para presionarte.

Es evidente que la solución no es sencilla, pues si bies no es bueno depender del gas de Rusia, ¿sí que lo es depender del de Argelia, Catar, Nigeria o EEUU? Está claro que hoy en día la energía es un arma. Por eso, cuanto antes la UE consiga la soberanía energética, mejor le irá, porque no dependerá de la voluntad o el capricho de otros países.


 

¿Y cómo se consigue esa soberanía energética? Pues ahí hay diversidad de opiniones. Algunos apuestan por volver al carbón, como Alemania. Otros, como Francia, insisten en la energía nuclear, y tiene partidarios en otros países, como el PP en España, Reino Unido, o Alemania, que tras anunciar el cierre de sus centrales, se está replanteando volver a ellas.

A mí personalmente, se diga lo que se diga, la energía nuclear no me acaba de convencer. El riesgo de un accidente nuclear tipo Chernobyl, Bhopal (India) o Fukushima, aunque improbable, es demasiado severo, no ya solo a nivel ambiental, que también, sino a nivel de la salud humana. Y no se trata solo de que pueda haber un accidente por problemas técnicos o causas naturales (terremotos o tsunamis como el de Fukushima). Es que son blancos claros para ataques terroristas, por la catástrofe que supondrían, repito, no solo ambiental, sino también para la salud, por el efecto de la radiación.

A modo de ejemplo, en Ucrania se está combatiendo en los alrededores de la central nuclear de Zaporiyia, ciudad ocupada por el ejército ruso, que utiliza las instalaciones de la central nuclear como base militar. Esto no es algo nuevo. Ya en su día hicieron algo parecido en Chernobil, al asentarse allí previendo que nadie les fuese a atacar por lo peligroso de la zona. Claro que no hizo falta. Se tuvieron que ir ellos solos por contaminarse por radiación. Desde luego muy listos no son. Y ahora utilizan la central de Zaporiyia para evitar que los ucranianos les ataquen, ante la posibilidad de un accidente nuclear. Es decir, chantajeando, como hacen siempre. 


Por no hablar de los residuos nucleares que tardan miles de años en descomponerse. Anda que no ha habido pueblos en España de los que no se acordaban de ellos para nada más que para cuando había que montar un cementerio nuclear.

Buscar rutas alternativas al gas es lo que también se está haciendo. De ahí el proyecto de poner un marcha un gasoducto entre España y Francia para abastecer de gas a Europa. Sin embargo Macron no está por la labor, alegando que sería demasiado costoso, que tardaría demasiados años, y que ellos ya proveen de energía al resto de Europa sin que esta tenga que venir de España.

Como alternativa ha surgido crear un gasoducto bajo mar entre Italia y España. La idea es que este tipo de infraestructuras pueda transportar también hidrógeno en un futuro. Habrá que ver en qué queda definitivamente. Está claro que no se va a hacer de la noche a la mañana, pero cuanto más tarden en ponerse de acuerdo, más tardarán en liberarse de la dependencia energética de Rusia.


 

A todo esto no ayuda nada obviamente el posicionamiento del gobierno de Sánchez con las tesis de Marruecos respecto al Sáhara Occidental, lo que además de suponer una afrenta a los saharauis y al ordenamiento jurídico internacional que establece que se tiene que realizar un referéndum de autodeterminación, ha supuesto que Argelia, que respalda a los saharauis frente a Marruecos, se enfrente con España y le venda cada vez menos gas, lo que paradójicamente hace que España tenga que comprar más gas a otros países, entre los que está...¡¡¡tachán...Rusia!!!

Es decir, cuando toda Europa está tratando de comprar menos gas a Rusia para evitar de ese modo que Rusia pueda financiarse y cubrir los costes que le supone la "operación especial" en Ucrania, España se mete un tiro en el pie al enfrentarse a Argelia, y camina en sentido contrario.

Algún día alguien tendrá que estudiar en profundidad la relación del PSOE con Marruecos. Como es posible que altos cargos del PSOE, como Zapatero y Moratinos (ex presidente del gobierno, y ex ministro de exteriores respectivamente) estén tan cerca de los postulados de Marruecos. Por no mencionar a la infame ex ministra de vivienda Trujillo (la que propuso como solución a la crisis de la vivienda construir pisos de 30 metros cuadrados), a quien no se le ocurrió otra cosa que decir que España tendría que renunciar a Ceuta y Melilla en favor de Marruecos.

Desde luego a uno le da por pensar que si durante la crisis del Perejil hubiese estado el PSOE en vez del PP en el poder, ahora el islote sería marroquí en vez de español. 


Aparte del gas, también se está mencionando el fracking, otra técnica de sacar el gas de las piedras, a través de inyectarlas agua y sustancias químicas, que ya se está utilizando en EEUU, y que sin embargo enfrenta numerosas críticas, y no tan solo de los ecologistas o de la izquierda, sino de científicos y gente de a pie que alertan de la contaminación de los ríos y de los temblores sísmicos que esta técnica generan.

Pues bien, ante la crisis energética, ya hay voces que están reclamando que se invierta en esta técnica, como el PP y Vox en España, o Liz Truss, la nueva primera ministra del Reino Unido. A mí en principio no me parecería mal que se obtuviese gas de esta forma, pero es evidente que si es a costa de contaminar ríos y de generar pequeños terremotos, hay que buscar otras alternativas.

Lo más lógico, evidentemente, son las energías renovables. Sin embargo se enfrentan a varios problemas. Uno de ellos es el almacenamiento de la energía. Otro su extrema volatilidad (funcionan cuando hay sol y viento, pero si no lo hay, mal aunto...). Seguramente más pronto que tarde se de con una solución técnica que permita almacenar energía renovable para cuando haya escasez. Parece ser que el hidrógeno puede ser clave en este asunto.

Mientras tanto, y ante la previsión de un invierno duro, los gobiernos de Europa ya están impulsando medidas de ahorro energético, para consumir menos, y también buscando vías para frenar la escalada de los precios. Por ejemplo Reino Unido va a congelar el precio de la factura eléctrica, y Alemania va a implantar un impuesto a los beneficios de las empresas energéticas. En la UE se está hablando de reformar el mercado de electricidad, algo que España viene reclamando desde hace tiempo, para que no dependa tanto del precio del gas, así como poner un precio máximo a esta energía, aunque habrá que ver qué es lo que finalmente se lleva a cabo.


Volviendo al conflicto militar, esas voces que reclaman que Europa no se implique en el envío de armamento a Ucrania, que no se aumente el presupuesto de Defensa, que no se contribuya a la estrategia de la OTAN...en realidad lo que están diciendo es que Putin debe tener vía libre para hacer lo que quiera. Porque si se siguiesen esos postulados y no se hubiese enviado armamento ni apoyado militar y económicamente a Ucrania, Rusia ya se habría hecho con Kiev.

Por tanto, o quienes defienden esos postulados están alineados con Putin, o son unos ingenuos. También está quien comprende, o calla cuando está acostumbrado a hablar alto. Me vienen a la mente gente como Noam Chomsky, Michael Moore, Oliver Stone, Edward Snowden, Julian Assange...Personas que para muchos (y me incluyo) eran referentes, por sus artículos, sus documentales, o por la desvelación de hechos deplorables. Pero ahora sin embargo culpan a la OTAN de la situación (Chomsky), reclaman que EEUU no se implique en la guerra (Moore), o tienen buenas palabras para Putin (Stone). Algo verdaderamente alucinante, y que confirma lo que se venía sospechando desde hace algún tiempo. Que sus ataques o críticas, son únicamente unidireccionales, contra EEUU (Snowden, Assange). Que puede que esas críticas tengan razón, pero que deberían complementarse con críticas cuando corresponde, a otros países como China, Rusia, Irán o Corea del Norte, por citar algunos ejemplos. Y eso no ocurre. Ya se vio en su día con los partidos de izquierda que callaron ante la situación en Siria, cuando no respaldaron abiertamente a un dictador, y se confirma ahora con denominados "intelectuales" que al final de lo único que sirven es de munición ideológica para Putin.

Por no hablar de españoles como Javier Couso, Pascual Serrano o Pedro Baños, de los que hacía tiempo que se sospechaba de su filiación con Rusia y que con la "operación especial" no ha hecho más que confirmarse. O de las posiciones "pacifistas" de partidos como Podemos o IU, que no son más que alfombras rojas para Putin. O de Miguel Ángel Revilla, a quien se le ocurrió decir que Ucrania debería rendirse y que la guerra había sido creada por EEUU para sus intereses. No se le ocurrió criticar a Putin, claro. Un político que debería ir pensando ya en la jubilación, a mi entender.

Frente a estos "intelectuales" que se han autodesacreditado, conviene destacar a otros que lo han dado todo, incluso la vida, por enfrentarse a Putin. Personas como Alexandr Litvinenko, ex espía del FSB (servicios secretos rusos) que fue asesinado mediante envenenamiento en 2006 en Londres por agentes rusos como represalia por sus críticas y acusaciones a Putin y al FSB (entre otras cosas les acusaba de haber orquestado los atentados con bomba en septiembre de 1999 en Moscú que mataron a cientos de personas y que sirvieron como pretexto para lanzar la segunda guerra sobre Chechenia). 

Como Anna Politkovskaya, periodista rusa asesinada a tiros también en 2006, muy crítica con Putin en sus artículos y libros, denunciando casos de corrupción o tropelías en la guerra de Chechenia.

Como Boris Nemtsov, político ruso asesinado a tiros en 2015, en un momento en el que estaba ganando en popularidad por su oposición a Putin, especialmente en Moscú y San Petesburgo.

 
(De izquierda a derecha, Nemtsov, Litvinenko y Politkovskaya).

Como Alexei Navalni, político ruso que actualmente se encuentra en la cárcel por acusaciones de fraude fiscal, y que sobrevivió a un intento de envenenamiento. Muy popular en Rusia por su oposición a Putin y sus denuncias de corrupción. Pese a ello nunca ha podido presentarse a las elecciones por las numerosas trabas que el sistema político ruso impone a quien puede representar un mínimo de oposición a Putin y sus acólitos. 

Como Mijail Jodorkovski, oligarca ruso que se enriqueció en época de Yeltsin al adquirir Yukos, una petrolera rusa, y que por no seguir una línea obediente con Putin y plantearse entrar en política en 2003, fue condenado a 10 años de prisión por fraude fiscal.

Como Garry Kasparov, campeón mundial de ajedrez, que se involucró en la política rusa para articular una oposición a Putin en 2008, elecciones a las que le impidieron participar. Desde 2013 no ha vuelto a Rusia, pero sigue criticando el régimen de Putin desde el exterior. En 2015 escribió un libro alertando del peligro de Putin y por qué Occidente no se debía fiar de él.

Como Novaya Gazeta, periódico ruso independiente en el que escribía Politkovskaya, que no ha dudado en criticar a Putin cuando creía que tenía que hacerlo, y que bajo excusas burocráticas ha sido recientemente clausurado. Era el último reducto de prensa libre que quedaba en Rusia, estando todos los demás medios controlados bajo la esfera del régimen.

O como las Pussy Riot, un grupo de música punk que fue encarcelado por cantar en una iglesia sin permiso, y que han mantenido siempre una actitud muy crítica hacia Putin.

Y de muchos otros que me estaré dejando.

(Navalni en Berlín tras recuperarse del intento de envenenamiento).


Esto no quiere decir que ahora únicamente haya que seguir o fiarse de los que critican a Putin y dejar de seguir a los que no lo hacen. Siempre se podrán hacer análisis críticos de la situación. Pero en una guerra, el tratar de estar equidistante o de comprender al agresor cuanto menos resulta sospechoso. Fue muy criticado por ejemplo un informe de Amnistía Internacional en el que acusaban al ejército ucraniano de utilizar a la población civil como escudos humanos. A mí esto siempre me ha resultado un tanto curioso. ¿Cómo se supone que alguien debe defenderse? ¿Yendo a campo abierto y señalando aquí estoy para que me disparéis, no ataquéis en otro sitio que podéis provocar daños colaterales? Es evidente que en una guerra es fundamental que el enemigo no conozca tu posición. También es obvio que en la medida de lo posible tienes que tratar de evitar posicionarte en un lugar donde un bombardeo pueda generar muchas bajas civiles.

Por lo tanto, estas cuestiones son siempre complicadas. Cuando se bombardean escuelas u hospitales, se suele alegar que se estaban utilizando como refugio de soldados, o como almacén de municiones. En algunos casos ha resultado cierto y en otros no. En cualquier caso a Amnistía Internacional le llovieron las críticas por este informe, al servir, según quienes lo criticaban, como pretexto para Rusia.

Yo imagino que en Amnistía Internacional tratar de trabajar con toda la neutralidad posible, señalando los crímenes que pueden cometer ambos bandos en un conflicto armado. Y por supuesto en una guerra, cuando estás con uno de los bandos, no te va a gustar que venga alguien a decirte lo que supuestamente haces mal.

En cualquier caso creo que se le dio más importancia de la que tuvo. Porque un informe de Amnistía Internacional es eso, un informe. No va a cambiar nada. Que algunos lo pueden utilizar como propaganda no implica que Amnistía Internacional tenga que dejar de hacer su trabajo o deba edulcorar la realidad para ajustarse a unos determinados pretextos, ni que tampoco sirva a unos intereses determinados. Simplemente intentan llevar a cabo su trabajo de la mejor forma posible, pese a que haya gente a quien pueda no gustarle.

Dicho lo cual, no está claro qué es lo que Ucrania podría hacer para disminuir las bajas de civiles, más allá de rendir ciudades o de sacar tropas de estas, lo que sería un suicidio militarmente. Creo que es por este lado por el que vienen las críticas más sensatas al informe. No por lo que dice o por la propaganda que pueda servir para un bando, que también, sino por la imposibilidad en el frente de actuar de una forma diferente. Claro que el cometido de Amnistía Internacional no es el de proponer soluciones específicas (más allá de marcos generales difíciles de llevar a cabo en contextos concretos), sino el de denunciar hechos.

 

También ha tenido críticas recientes el medio online "Descifrando la guerra", que informa de política de actualidad internacional, con especial hincapié en conflictos armados o situaciones de inestabilidad en el mundo. Hay quien les ha acusado de prorrusos. Yo no iría tan lejos, pero sí que es cierto que no se posicionan abiertamente del lado de la OTAN, EEUU, o Ucrania. Según ellos se limitan a informar. A mí me parece bien que no se quieran posicionar si no desean hacerlo. Pero es evidente que los lectores van a buscar aquello que les genera más simpatías, y los que buscan un posicionamiento claro con Ucrania dejarán de seguir a ese medio, lo que provocará que la mayor parte de sus seguidores sean prorrusos, críticos con la OTAN, o escépticos con Occidente en general. 

No iría tan lejos como calificar de propaganda prorrusa a cualquier medio o a cualquiera que haga un análisis no tan venerable con Ucraia, pero lo cierto es que la propaganda entra por donde menos se lo espera uno, y si no que se lo pregunten a Almeida, el alcalde de Madrid, quien tuvo una conferencia con quien creía que era el alcalde de Kiev cuando en relidad era un humorista ruso, que entre otras cosas le preguntó si sería posible deportar a refugiados ucranianos en España para que luchasen en Ucrania, a lo que Almeida contestó que sí.

Lo grave a mi parecer del asunto no es que un humorista ruso llamase a Almeida haciéndose pasar por el alcalde de Kiev, porque eso no es ni siquiera novedoso, ya ha habido varios humoristas que han realizado "hazañas" similares, llamando al rey de España o a otros personajes públicos. Lo grave en mi opinión es la reacción que hubo cuando se conoció el hecho, que en vez de solidarizarse con Almeida y denunciar la propaganda rusa, fue de atacar a Almeida por "aceptar" deportar a refugiados ucranianos para que luchasen en Ucrania.

Esto demuestra que el objetivo real de la propaganda rusa no es que Almeida pique, sino lograr una reacción negativa de la población no al hecho de que la propaganda rusa haya interferido con un alcalde electo, sino a lo que este alcalde ha respondido. Esa es la estrategia rusa. Generar confrontación interna en los países "hostiles" para que se peleen entre ellos y no acudan al verdadero culpable, que es Rusia generando cizaña.

Habría que reprochar algo a Almeida si esa reunión se hubiese producido con el verdadero alcalde de Kiev. Pero no fue el caso. E incluso aunque se comprometiese a ello con un alcalde falso, ese compromiso verbal no supone nada. Tendría que haber habido un acuerdo por escrito, y en ese caso sí que sería denunciable. Pero se ve a las claras que esa proposición inesperada coge a Almeida por sorpresa y no sabe bien como reaccionar. Con toda seguridad de tenerla por escrito habría sido muy diferente.

Todo esto para decir que la propaganda rusa surgió efecto, y logró que se generase crispación en torno a Almeida, dejando en un segundo plano lo que debería estar en el primero, que no es más que interfirieron con un alcalde electo con el objeto de dejarle en ridículo y de generar polémica en el país, cosa que consiguieron.


Hablando de equidistancias, uno no puede evitar preguntarse qué habría pasado si en vez de estar Biden al frente del gobierno de EEUU lo hubiese estado Obama. Si bien es cierto que Biden dejó caer Afganistán de forma nefasta, también lo es que se ha implicado a fondo para no dejar caer a Ucrania. ¿Habría hecho lo mismo Obama? Parece difícil, dado que fue durante su mandato cuando Rusia se anexiono Crimea y los territorios del Donbás se rebelaron. También fue durante su mandato cuando se negó a ir contra Al Assad y dejó vía libre a Putin en Siria. Por lo tanto, creo que hay que poner en valor la firmeza de Biden en este asunto. 

Hay quienes le critican sencillamente porque le tienen manía, no solo a él, sino a EEUU, y que tienen cierta nostalgia de Trump por su postura más aislacionista. Por fortuna son una minoría, y Biden está demostrando ser un buen presidente. Al igual que lo ha sido Johnson en relación con Ucrania (cuestión aparte son sus políticas internas en las que no voy a entrar ahora), y se espera que Liz Truss siga el mismo camino.

No se puede decir lo mismo de Sánchez y otros líderes europeos que apoyan a Ucrania con palabras pero no con hechos. La entrega de armamento por parte de España a Ucrania resulta ridícula. Pero es que ridícula también es la situación en la que se encuentra el ejército español, con falta de material en todos los ejércitos (marina, tierra y aire). De ahí la necesidad de aumentar el presupuesto de defensa, pese a lo que puedan decir pacifistas ingenuos que creen equivocadamente que una guerra en el siglo XXI es imposible, y que si la hay es culpa de la OTAN. Menos mal que cada vez quedan menos.

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