sábado, 26 de agosto de 2023

El mercado del fútbol se tambalea ante la pujanza saudí

 Desde hace años venimos asistiendo a una transformación en el mundo del mercado del fútbol que este último año se ha multiplicado exponencialmente.

Es evidente que desde hace muchos años hay clubs grandes que han conseguido más triunfos y más seguidores, y por tanto más dinero, precisamente para poder fichar mejores jugadores, continuar ganando, y continuar acumulando seguidores y dinero, en un círculo vicioso que hace que los clubs más modestos tengan muy difícil entrar, al tener menos seguidores y por tanto menos dinero y peores jugadores.

Dentro de la liga española los clubs grandes serían el Real Madrid, el Barcelona y el Atlético de Madrid. Y fuera de la liga española podríamos citar al Bayern de Múnich, al Manchester United, al Liverpool, al Inter de Milán, al Milán, o a la Juventus de Turín.

También hay otros clubs medianos históricos que sin llegar al nivel de los grandes, se suelen mantener en un nivel intermedio, ya que cuentan con cierto número de seguidores, como pueden ser el Valencia, la Real Sociedad, el Athletic de Bilbao, el Sevilla o el Betis.

Y fuera de España podríamos hablar de la Roma, del Nápoles, de la Fiorentina, del Parma, del Arsenal, del Tottenham, del Everton, del Borrusia de Dortmund, del Olympique de Lyon, del Olympique de Marsella, del Schalke 04, o de equipos de otras ligas como el Ayax, el Feyenoord, el PSV, el Galatasaray, el Besiktas, el Fenerbache, el Olympiakos, el Panathinaikos, el Benfica, el Oporto, el Sporting de Lisboa...entre otros.

De vez en cuando hay algún club aspirante que consigue entrar o consolidarse dentro de los medianos, o al menos quedarse cerca, debido a una buena gestión económica y deportiva. Ha sucedido con el Villarreal por ejemplo, que hace 30 años no eran nadie y ahora son indiscutibles en Primera División e incluso juegan competiciones europeas.

Y está sucediendo con otros clubs a menor escala como el Girona o el Andorra, que nunca destacaron pero que gracias como digo a la buena gestión económica y deportiva, se están empezando a consolidar, el Girona en primera división, y el Andorra en segunda.

Fuera de España también podríamos citar algunos casos, como el Leicester, el Brighton, el Brentford o el Crystal Palace.

Pero lo normal son los clubs pequeños, a caballo entre primera y segunda división, e incluso en ocasiones bajando aún más, como el Deportivo de la Coruña, el Racing de Santander, el Mallorca, el Numancia, el Cádiz, el Tenerife, Las Palmas, el Oviedo, el Sporting de Gijón, el Valladolid, el Almería, el Granada, el Recreativo de Huelva, el Real Murcia, el Eibar, el Albacete, el Huesca, el Levante o el Zaragoza, entre otros.

En Europa podríamos mencionar al Aston Villa, al Nottingham Forest, al West Ham, al Fulham, al Sheffield, al Southampton, al Sunderland...etc.


Bien, esta había sido la tónica habitual hasta hace no tanto. Una división en 4 grupos: Los grandes, los medianos, los pequeños, y los pequeños que progresan y logran hacerse un hueco entre los medianos, a los que por simplificar podemos llamar "aspirantes".

Pero desde hace unos años venimos asistiendo a la irrupción de un nuevo grupo. De equipos que podrían ser en su momento medianos, y que debido a una inversión multimillonaria, han acabado colándose entre los grandes. Para simplificar podemos denominarles "nuevos ricos".

Si bien los aspirantes también han tenido inversión para llegar hasta donde están ahora, no ha sido tan descomunal como la de los nuevos ricos, que básicamente a golpe de talonario, han conseguido competir de tú a tú con los grandes.

Un ejemplo claro fue el Chelsea, que estuvo en manos del oligarca ruso Abramovich, y que pasó de ser un club bastante normalito a estar entre los grandes de Europa.


En Alemania podemos irnos al Leipzig, que con el apoyo de la empresa Red Bull, han conseguido situar al equipo entre los mejores de Alemania.

De todas formas que empresarios y/o multimillonarios presidiesen equipos no era nada nuevo. La inmensa parte de los presidentes y propietarios de los equipos son hombres de negocios. Véase Florentino Pérez con el Real Madrid, Enrique Cerezo con el Atlético de Madrid, Berlusconi con el AC Milán, o Fernando Roig con el Villarreal, entre otros.

Es más, en ocasiones algunos empresarios o multimillonarios se hacían con equipos y parecía que iban a lograr grandes cosas, y luego se cansaban, desinvertían, y dejaban al club en una situación muy mala tanto económica como deportivamente, como les pasó o les está pasando al Málaga, al Valencia, al Racing de Santander, o al Alavés.

Así pues, la irrupción de los nuevos ricos no causó gran alarma al principio. Todo llegó cuando esos nuevos ricos empezaron a contar, no con el apoyo de grandes empresarios, sino con el de Estados, denominándoles así clubs Estado. Y en Europa el ejemplo más claro hasta ahora han sido el Manchester City, y el PSG. El primero controlado por los Emiratos Árabes Unidos. Y el segundo por Qatar.

Han invertido tanto en jugadores, que han logrado dominar sus competiciones domésticas. Raro es el año que el City no gana la Premier League o el PSG la Ligue. En la Champions les ha costado más, pero finalmente este año el City ha logrado hacerse con ella.

Dominan tanto el mercado, que los demás clubs, a pesar de ser fuertes, no pueden competir con ellos.

Por esa razón la liga española les ha denunciado, ya que considera que no es justo que esos clubs estén apoyados directamente por los Estados.

Sin embargo, las denuncias ante la UEFA no han tenido mayor repercusión. Hay quien alega que la celebración del mundial de fútbol en Qatar en 2022 tuvo mucho que ver, ya que no querían sancionar a un club dominado por Qatar como es el PSG, a las puertas del mundial. En parte porque para que diesen el mundial a Qatar, hubo mucho dinero de por medio, como se ha informado.


Ante la inacción de la UEFA, Florentino Pérez ideó la Superliga, para lo que en un principio contó con el apoyo del Barça, del Atlético de Madrid, y de los principales clubs de Italia e Inglaterra.

Si bien la Superliga ideada tenía muchos fallos que la hicieron naufragar, como por ejemplo que fuese una liga cerrada en la que no había ascensos ni descensos y únicamente se entrase por invitación, o el riesgo que veían algunos de que pudiese acabar con las ligas nacionales, la idea fundamental detrás de la Superliga era un contrato televisivo que permitiría a los clubes que la jugasen repartirse el dinero y poder competir entre ellos de forma más equitativa.

Además competía directamente contra el formato de la Champions League, de la que Florentino Pérez considera que ha perdido interés, ya que cada vez la juegan más equipos, y la fase de grupos o los octavos de final no generan demasiado interés, y es solo a partir de los cuartos de final cuando la gente empieza a interesarse por la competición

En cambio con la Superliga se aseguraba de tener un partido de primer nivel en cada jornada, con lo que aumentaría el interés y por lo tanto los derechos televisivos.

En el fondo era toda una estrategia para incrementar la recaudación, ya que consideraban que la otorgada por la Champions era insuficiente.

Finalmente como digo la idea no prosperó, aunque sigue guardada en un cajón y no descartaría que se reactivase en algún momento, seguramente cambiando algunas cosas.

También cabría preguntarse por qué los clubs ven mermados sus ingresos. Es evidente que la pandemia les golpeó fuerte, al paralizar la competición y frenar en seco la venta de entradas. No hay más que ver la situación de extrema debilidad económica que vive el Barça, al haber gastado en salarios por encima de sus posibilidades, al contrario que el Real Madrid, que incluso con la pandemia logró tener unas cuentas saneadas, al no volverse loco con los salarios y mantenerlos dentro de cierta normalidad.

Pero no solo es eso. En general, la gente ha perdido interés por el fútbol. Y tiene bastante que ver con la economía. Antes se podían ver bastantes partidos sin tener que pagar, ya que se emitían en abierto varios partidos de Champions y de Liga. Desde hace unos años esto no es así, y para ver un partido de liga o de Champions, hay que subscribirse a un canal de pago, o ir a un bar que lo tenga instalado.

Pero es que además, no es un único canal, sino que dependiendo de la competición deportiva que quieras ver, o del equipo que quieras seguir, puede que te tengas que suscribir a 2 o 3 canales. Y la subscripción no es precisamente barata, pudiendo oscilar según los partidos que se quiera ver y la combinación con la operadora telefónica que se quiera realizar, entre unos 20 euros al mes hasta más de 100.

Esto puede no parecer mucho, pero si a esas suscripciones le sumas las que tiene la gente a otros canales de televisión como Netflix, HBO, Amazon Prime, Apple, Disney, Filmin, o incluso a periódicos digitales como El País o El Mundo, pues todo acaba sumando y la gente puede encontrase pagando cerca de 200 euros de suscripciones al mes, lo que sin duda es una barbaridad, al menos tal y como están los salarios en España y los gastos de alquiler y de vida. Con lo que la gente tiene que elegir y recortar suscripciones. Y piensan que para ver, con todos los respetos, un Getafe - Cádiz, mejor se quitan la suscripción y el partido que les interesa ver se bajan al bar y listo.

Por eso por ejemplo la Kings League que ha creado Gerard Piqué está dando muy buen resultado, ya que se transmite en directo por internet de forma gratuita, y combina fútbol con espectáculo. Ya que es cierto que hay muchos partidos de fútbol tradicional que son muy tediosos, lo que han hecho en la Kings League es innovar, con un campo más pequeño, menos jugadores, partidos más cortos, más ocasiones de gol, y más emoción en forma de gol doble, armas secretas (como penaltis a favor o quitar a un jugador del equipo contrario por 2 minutos), o dos minutos en los que pueden jugar 3 contra 3, 2 contra 2, o 1 contra 1, por ejemplo.


No creo que vaya a reemplazar al fútbol tradicional, pero sí que le está dando un aviso de cómo tendría que hacer las cosas, empezando por la retransmisión gratis de los partidos. No tengo ninguna duda de que si hubiese que pagar para ver la Kings League, no la vería ni la décima parte de la gente que la ve ahora. Y que la vea mucha gente al final tiene repercusión en los patrocinadores, empresas que dan dinero a la Kings League para que se vea su nombre. Por ejemplo cuando se recurre al videoarbitraje sabemos que está patrocinado por Xiaomi. El nombre oficial de la liga es "Kings League Infojobs". Los árbitros salen con una camiseta en la que pone "Grefusa", o el estadio donde juegan se llama "Cupra", una marca de coches.

Estoy seguro de que todas estas marcas no darían el dinero que dan si la Kings League fuese de pago y apenas lo siguiese la gente.

Entonces el fútbol tradicional debería plantearse si quiere seguir como hasta ahora, perdiendo audiencia y por lo tanto ingresos y nivel competitivo frente a los denominados "clubes Estado", o pensar otra forma de volver a atraer a la gente al fútbol, emitiéndolo por abierto y dándole más emoción, por ejemplo evitando las pérdidas de tiempo y las polémicas por tiempo añadido jugando a tiempo fijo, como se hace en baloncesto.

Pero es que además la necesidad es urgente, porque ya no solo compiten contra clubes Estado, sino que ahora además van a empezar a competir contra un Estado, que es el reino de Arabia Saudí.

Este país ha visto como Qatar organizaba el mundial de fútbol de 2022 y controlaba el PSG, y gracias a ello lograba gran influencia política en el mundo, y como Emiratos Árabes Unidos hacía lo propio con el Manchester City, y ha decidido no quedarse atrás. Empezó comprando el Newcastle. Pero no contenta con ello, empezó a pujar por organizar el mundial de fútbol 2030. Sin embargo, la alianza de España y Portugal con Marruecos para organizar ese mismo mundial, hizo que desistieran, ya que los países africanos se dividirían al votar, lo que complicaba las posibilidades de la candidatura de Arabia Saudí de salir elegida.

Ante ello, la monarquía saudí ha decidido tirar de talonario. Quieren cambiar su imagen mediante el fútbol, como ha hecho Qatar. Es cierto que durante el mundial se habló de derechos humanos, especialmente de la comunidad LGTBI o de los obreros que murieron construyendo los estadios. Pero finalmente se jugó, como se hizo en Rusia en 2018 sin que apenas nadie dijese nada, o como se celebraron los juegos olímpicos en China en 2008. Al final los derechos humanos importan más bien poco, y lo que prima es el dinero.

Por eso por ejemplo Arabia Saudí llegó a un acuerdo con la federación española de fútbol para albergar en este país el torneo de la Supercopa de España, mediante un sistema de clasificación en el que se aseguraban que el Real Madrid y el Barcelona prácticamente participasen siempre, para así contar con un estadio repleto de aficionados. A nadie se le escapa que un Osasuna - Betis, por decir algo, no generaría la misma expectación en Arabia Saudí que un Real Madrid - Barcelona.


De esta forma, en una final a cuatro en la que juegan los finalistas de la Copa del Rey y los dos primeros clasificados de la liga española, se aseguran que al menos el Real Madrid o el Barcelona la jueguen, ya que sería muy raro que ninguno de los dos quedase entre los dos primeros de la liga. Lo normal es que la jueguen los dos más otros dos equipos, y que a la final llegue al menos uno de ellos. Con lo que casi siempre la va a ganar uno de ellos.

Esto puede ser muy bueno para Arabia Saudí, y tal vez para la federación de fútbol de España, que se embolsa unos cuantos millones de euros a cambio de ello. Pero desde luego es fatal para la afición de España, que no puede desplazarse para ver la competición. Corrijo. Podría desplazarse, pero evidentemente no es lo mismo viajar a Sevilla, Madrid, Barcelona o Zaragoza para ver un partido, que viajar a Arabia Saudí.

Y sobre todo es malo para los clubs humildes de España. Antes la Supercopa de España la jugaban el campeón de Copa del Rey contra el campeón de Liga. Si era el mismo club, contra el finalista de la Copa del Rey. Por tanto, sí, había muchas posibilidades de que de todas formas la competición la acabase ganando el Real Madrid o el Barcelona. Pero ahora esas posibilidades son aún mayores.

Por ejemplo, imaginemos un año que el Atlético de Madrid gana la liga, y el Espanyol la Copa del Rey. La final de la Supercopa sería un Atlético - Espanyol. 

Sin embargo, con el actual formato, si el Barça hubiese quedado finalista de la Copa del Rey y el Real Madrid segundo en la Liga, ambos jugarían el torneo junto al Atlético y el Español, con lo que es evidente que las posibilidades de que el Madrid o el Barça jueguen y ganen la competición aumentan mucho.


Pero Arabia Saudí no se ha conformado solo con la Supercopa de España. Oh no. Eso ha sido solo el comienzo. Ahora ha decidido potenciar su liga y fichar a grandes jugadores.

Que hubiese jugadores que al final de su carrera se fuesen a países exóticos a ganar dinero pese a que la competición deportiva fuese menor ha pasado siempre. Raúl y Xavi se fueron a Qatar, Villa y Beckham a EEUU, Fernando Torres e Iniesta a Japón, e incluso ha habido jugadores en China.

Por lo tanto, fue medianamente normal deportivamente hablando que Cristiano Ronaldo decidiese irse a Arabia Saudí con un contrato de 200 millones de euros por temporada a sus 37 años. Incluso Benzema con 35, porque al fin y al cabo tal vez le quedasen 2 o 3 años buenos. Pese a que ambos jugadores estaban a buen nivel, también es cierto que estaban mayores y ya no les quedarían muchos años de juego. Como Messi, con 36 años cuando decidió irse a EEUU, a quien después han acompañado Busquets y Jordi Alba, ya en el ocaso de su carrera.



Pero todas las alarmas han empezado a saltar cuando se han empezado a unir a la liga saudí jugadores más jóvenes, que todavía tienen muchos años por delante y que podrían optar por ganar títulos en Europa. Ahí tenemos a Neymar con 31 años; a Bono, de 32 años, que era portero en el Sevilla y con la selección marroquí, y al que se considera uno de los mejores en su puesto; a Laporte, de 29 años, que era central en el City; o a la joven promesa del Celta, Gabri Vega, con solo 21 años.

Y es que la marcha de Cristiano Ronaldo al fútbol saudí ha abierto la puerta a que vayan muchos otros jugadores. Es cierto que económicamente las ofertas que reciben son muy difíciles de rechazar, porque superan por mucho a lo que cualquier club puede ofrecerles en Europa.

Y cuantos más jugadores de primer nivel haya en el fútbol saudí, más se revalorizará su competición. Hasta están en conversaciones para jugar la Champions League, y ya han acordado retransmitir partidos de la liga saudí en abierto en España.

Es el no va más. Se van a poder ver partidos de la liga saudí en abierto en España, pero no así de la liga española.

Está claro que los saudíes saben lo que se hacen. Aún hay jugadores que se les resisten, por diferentes razones. Por ejemplo Kroos y Modric, que han recibido suculentas ofertas del fútbol saudí, y que tienen ya bastantes años, pero que han declarado que se quieren retirar en el Real Madrid y que para ellos el dinero no es lo más importante.

Sin embargo, los casos de Kroos y Modric son más excepciones que la norma. La norma es que los saudíes están fichando muy caro y muy bien, sobre todo este verano, y me atrevería a decir que en los siguientes veranos será aún peor para los clubes europeos.

Con lo cual, los clubs europeos están ante una amenaza nunca vista hasta ahora. Tienen a otra liga que a golpe de talonario se va a ir llevando cada vez a mejores jugadores y cada vez más jóvenes, y de aquí a pocos años competirá de tú a tú con los clubes europeos.

Ante eso, ¿Qué salida les queda a los clubs europeos? Pues económicamente lo tienen muy difícil. Es imposible que compitan contra los sueldos que ofrece el fútbol saudí. Deportivamente pueden intentar aguantar algo, porque los títulos europeos a día de hoy siguen siendo más importantes. Pero eso a medio plazo puede dejar de ser así.

Tal vez puedan intentar una Superliga 2. Es decir, crear una competición que sea más llamativa que las ligas nacionales o que la Champions, que genere más dinero, y que la gente lo pueda seguir en abierto para retener a la afición. Creo que es la única solución para poder competir contra la pujanza saudí. Porque si no lo retransmitiesen en abierto, por mucho que fuese una buena competición, habría mucha gente que no lo vería, sencillamente porque no se lo pueden permitir, y eso haría que los ingresos decayesen.

Y está claro que los actuales formatos de liga y champions no invitan a que la gente siga el fútbol asiduamente. Además tienen que cambiar el calendario, pues cada vez hay más partidos y más lesiones graves como consecuencia de la falta de descanso, como les ha pasado a Courtois y Militao. Probablemente deberán sacrificar alguna competición para que los jugadores no se lesionen tanto y de tanta gravedad.

Así pues o cambian la dinámica, y mejor pronto que tarde, o a medio plazo me temo que el mayor interés futbolístico estará en la liga saudí y en la Kings League, pero no en la liga española ni en la premier ni en la bundesliga.

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