viernes, 21 de marzo de 2025

De Ucrania a Gaza pasando por Turquía y Siria

Los acontecimientos se suceden estos días a velocidad de vértigo.

Comenzando por Ucrania, fue muy comentada la bronca en directo y ante las cámaras que Trump y Vance echaron a Zelenski en la Casa Blanca, instándole a aceptar un alto el fuego cuando él estaba tratando de explicarles que Putin no cumple los acuerdos.

Una imagen sin duda bochornosa, que muestra a las claras cómo EEUU con Trump a la cabeza, quiere dictar a los demás lo que deben hacer. Por cierto que Marco Rubio, secretario de Estado (equivalente a ministro de exteriores) también estaba presente y su cara durante la bronca era un poema, aunque luego no dijo ni mu más allá de respaldar la posición de Trump y Vance, lógico por otra parte si no quiere perder su puesto. 

De hecho, poco después de esa reunión, EEUU paralizó el suministro de armas a Ucrania y dejó de compartir información de inteligencia con este país, además de amenazar con cortar el suministro del uso de Starlink (comunicación vía satélite) como medida de presión para que Zelenski aceptase el alto el fuego, cosa que acabó sucediendo.

Putin por su parte dio largas mientras seguía bombardeando plantas energéticas y recuperaba la región de Kursk, y al final ha acabado aceptando un alto el fuego tan solo para las infraestructuras energéticas. Además, para la mesa de negociación en Arabia Saudí ya ha dicho que Rusia debe obtener todos los territorios del Donbás, pese a que parte de ellos siguen bajo control ucraniano, e insta a un cambio de gobierno en Ucrania y a un desarme de su ejército.


 (En este mapa se puede comprobar el territorio ucraniano actualmente en manos de Rusia. Como se puede apreciar, no controla en totalidad las regiones de Jersón, Zaporiyia y Donetsk, pero aún así reclama su control total en la mesa de negociación).

Está por verse cómo se desarrollan esas negociaciones, y si finalmente Ucrania y Europa consiguen sentarse a la mesa. La idea de que tropas europeas se desplieguen en el frente para vigilar la paz es rechazada categóricamente por Rusia. Además, los números varían, ya que según Ucrania tendrían que ser entre 100.000 y 200.000 soldados, mientras que Francia y Reino Unido hablaban de 30.000 y ahora lo han bajado a 10.000. Es decir, de desplegarse, sería una fuerza bastante pequeña. 

También hay que entender que sin la participación ni apoyo estadounidense, estos soldados europeos estarían solos frente a Rusia. Pero claro, la logística de tener permanentemente a 100.000 soldados en la línea de frente es gigantesca, mientras que una cifra como 10.000 es mucho más manejable.

Por cierto que se habla de que podrían participar en ese despliegue países no europeos como Australia, Turquía o Canadá. De hecho en Canadá, un efecto imprevisto de la política de Trump que insiste en que Canadá se convierta en el 51º Estado de los EEUU y en imponer aranceles, es que el partido liberal gobernante, muy bajo en las encuestas, ha remontado espectacularmente, al adoptar su nuevo líder un tono desafiante contra Trump.

Mientras Francia y Reino Unido están dispuestos a enviar tropas, hay algunos países como Polonia o Italia que se muestran reticentes. En el caso polaco se alega que al tener frontera con Rusia en Kaliningrado y con Bielorrusia, no pueden descuidar esos flancos enviando soldados fuera. Mientras que en el caso italiano son más prudentes y quieren ver a dónde conduce la negociación antes de mostrarse voluntarios a enviar tropas al frente.

viernes, 14 de febrero de 2025

La vuelta de Trump al poder

El partido republicano de EEUU ha cambiado tanto desde que adoptó el populismo con el tea party y Sarah Palin, que hoy en día Bush hijo parece hasta un moderado si se le compara con Trump. Quien nos lo iba a decir.

Cómo ha llegado el partido republicano a esto sería algo que convendría analizar, pero no está tan lejos de lo que sucede en otros países con el auge de los partidos de extrema derecha. La diferencia es que en EEUU, al estar el bipartidismo tan arraigado, la ola populista ha llegado a tomar el poder en el principal partido conservador, en vez de surgir otro partido a su derecha que le hiciese sombra y eventualmente le adelantase, como ha sucedido en Italia (Fratelli d'Italia de Meloni y la Liga Norte de Salvini adelantando por la derecha a la Forza Italia de Berlusconi y Tajani), Francia (Reagrupación Nacional de Le Pen adelantando por la derecha al partido republicano de Sarkozy y Chirac), o Polonia (el PiS de Kaczynski adelantó a la derecha tradicional de Tusk, aunque estos alineándose con otros partidos consiguieron recuperar el gobierno).

En otros países, si bien no les han adelantado, tienen una fuerza no despreciable y en auge, como Alemania con AfD, España con Vox, Portugal con Chega, o el Reino Unido con UKIP.


 (De izquierda a derecha, Orbán, Abascal y Le Pen, en una cumbre reciente celebrada en Madrid de la familia política de buena parte de los partidos de ultraderecha europeos).

Si bien hay diferencias entre estos partidos, les suelen unir algunas cosas en común, como un patriotismo exacerbado unido a la defensa de la soberanía nacional frente a otros órganos de decisión supranacionales como la UE o la ONU, un rechazo general a la inmigración relacionado especialmente con la población musulmana, y cierta nostalgia por el pasado y los valores y costumbres tradicionales que se pueden traducir en políticas restrictivas en cuanto a la diversidad de género, menor esfuerzo por luchar contra el cambio climático, o un ensalzamiento de regímenes y épocas pasadas históricas.

Aunque todo eso ya se daba en los partidos de derecha tradicionales, la diferencia es que estos nuevos partidos y líderes llevan estos temas por bandera, acusando a los partidos o líderes tradicionales de haber sucumbido al sistema y haber aceptado políticas de la izquierda.

Razón en parte no les falta. La derecha tradicional en España se opuso al divorcio, al aborto, o al matrimonio homosexual. Pero cuando gobernó, no hizo nada por cambiarlo.

Así pues, estos nuevos partidos y líderes, al poner el acento en temas candentes y señalar a quienes dicen estar en contra pero que no hacen nada por cambiarlo, consiguen arrastrar a cada vez mayor número de votantes.

También ayuda, por supuesto, que en estos nuevos partidos aparezcan líderes carismáticos y con buena oratoria. Y Trump en el caso del partido republicano, es el mejor ejemplo.

Antes de entrar en política, era un conocido empresario por protagonizar su propio programa de televisión, en el cual había varias personas que trabajaban para su empresa, y Trump las iba despidiendo una a una hasta que al final uno conseguía quedarse con el puesto. 

 

(Anuncio en la Torre Trump del programa de televisión de la NBC "The apprentice" en la que Trump es el protagonista anunciando a los empleados concursantes que están despedidos con su demoledora frase "You're fired").

 

Por tanto, era bien conocido por el público en general, y la cualidad que tiene al hablar y hacer captar la atención de la gente, manejando el tono de voz, haciendo sentirse partícipes a la gente que le escucha, y hablando claro y sin rodeos, es desde luego innegable. 

Como decía al principio, el terreno en el partido republicano estaba ya preparado desde que John McCain cometiese el error garrafal de elegir a Sarah Palin como su futura vicepresidente en caso de que ganase las elecciones frente a Obama en 2008. Sarah Palin, que era gobernadora de Alaska, lideró un movimiento conservador dentro del partido republicano, el conocido como Tea Party, que apoyaba a los congresistas y senadores más conservadores dentro del partido republicano frente a otros más moderados.