Una cosa está clara, y es que Trump es impredecible. Un día dice una cosa, y al siguiente la contraria. Un día te pone aranceles, y al siguiente te los quita. Con lo cual, hay que extremar la precaución cada vez que habla, porque no se puede saber si al día siguiente continuará manteniendo la misma postura o no.
En el caso de Ucrania y Rusia, todo parecía indicar que Trump se estaba posicionando con Rusia, o al menos era complaciente con Putin, comprando muchos de sus argumentos, congelando la ayuda a Ucrania, e instando a Zelensky que aceptase negociar y ceder territorios ante Rusia.
No obstante, parece que en los últimos días algo está cambiando. Tal vez Trump haya despertado por fin de su letargo y se haya dado cuenta de que a pesar de que Putin le puede decir buenas palabras, en realidad no tiene ninguna intención de poner fin a la guerra o sentarse a negociar de buena fe, al menos a corto plazo.
En agosto fue muy comentado el encuentro que tuvieron Trump y Putin en Alaska, dados los temores existentes a que Trump acordase a solas con Putin una salida para Ucrania sin contar con Zelensky ni los líderes europeos. Sin embargo, pese a las buenas palabras, no fueron capaces de llegar a un acuerdo sobre un posible alto el fuego en Ucrania, lo que bloqueó cualquier otra negociación.
Pocos días después, Trump recibió a Zelensky y a un nutrido grupo de líderes europeos, compuesto por los primeros ministros de Reino Unido, Alemania, Italia y Finlandia, el presidente francés, el secretario general de la OTAN, y la presidenta de la Comisión Europea. Sorprende la inclusión del primer ministro finlandés, ya que no es un peso pesado en la UE, pero a quien se decidió incluir debido a su buena relación personal con Trump, con quien suele jugar al golf a menudo.
(De izquierda a derecha: Úrsula Von der Leyen (presidenta de la Comisión Europea), Keir Starmer (primer ministro británico), Alex Stubb (primer ministro finlandés), Volodímir Zelensky (presidente de Ucrania), Donald Trump (presidente de EEUU), Emmanuel Macron (presidente de Francia), Giorgia Meloni (primera ministra de Italia), Friedrich Merz (primer ministro alemán) y Mark Rutte (secretario general de la OTAN) durante el encuentro en la Casa Blanca que ofició Trump a los líderes europeos junto a Zelensky).
Esta vez no hubo bronca pública a Zelensky como sucedió la última vez que Trump le recibió en febrero de este año, sino que todo fueron buenas palabras. Posiblemente ayudó que los líderes europeos decidieron acompañar a Zelensky para arroparle y marcar líneas rojas, como la importancia de declarar un alto el fuego antes de sentarse a negociar con Putin, o de mantener la soberanía ucraniana sobre su propio país, así como asegurar la protección ucraniana y europea tras la firma de un posible acuerdo de paz.

