domingo, 10 de marzo de 2019

¿Libre competencia?: El caso de los taxis, Alsa, Renfe, ACB, y otros

Estas últimas semanas han estado de actualidad las manifestaciones de los taxistas contra Uber y otras compañías VTC. Para unos, los taxistas son unos privilegiados, y para otros, las empresas VTC son unas aprovechadas que no están reguladas de igual forma que los taxistas. En realidad, ambos tienen algo de razón. 
El coste de las licencias de taxi es demasiado alto, alrededor de 150.000 euros, fundamentalmente porque no se emiten desde los años 80, y para conseguir una hay que comprársela a alguien que la tenga. Es decir, hay escasez de oferta, con lo que a poca demanda que haya, el precio se dispara.

El mercado, que no es tonto, ha visto un hueco por el que hacer competencia a los taxis mediante el sector de las VTC, que significa vehículos de turismo con conductor. Son autorizaciones que las Comunidades Autónomas (por delegación del Estado) otorgan a determinadas empresas para que puedan alquilar coches con conductor. 

Aquí tenemos parte del lío, porque como no podía ser de otra manera en España, hay diferente regulación según la Comunidad Autónoma en la que uno se encuentre. En Cataluña por ejemplo han establecido que se debe contratar un servicio VTC con al menos 15 minutos de antelación. Es decir, que dejarían de hacer la competencia al taxi para ofrecer un servicio diferente. Ante ello, las principales empresas del sector han decidido marcharse de Cataluña, con el impacto que ello supone para el empleo.

Supuestamente en España debería haber una licencia VTC por cada 30 de taxis. No obstante, esto se modificó durante un breve período de tiempo (de 2009 a 2015), en el cuál la legislación cambió y se permitió la entrega de muchas más licencias VTC. 

Al volverse al ratio 1-30, los taxistas reclaman que se retiren las licencias otorgadas anteriormente en las ciudades que superan ese ratio. Sin embargo el Tribunal Supremo ha dejado claro que esas licencias se solicitaron conforme a la ley y tienen derecho a operar.

(Manifestación de taxistas en Cataluña. Foto: El País)

Aunque hay más VTC que el ratio 1 por 30, actualmente no se otorgan nuevas licencias VTC. Solían costar 5.000 euros, pero como ahora ya no se otorgan, la ofertas escasea y la demanda es alta, lo que hace que el precio de una VTC (de alguien que la quiere vender) haya subido hasta los 50.000 euros.


En mi opinión estamos ante un sector que estaba acostumbrado a no tener competencia, y que en un breve período de tiempo ha visto cómo esta se le echaba encima. Uno de los principales problemas que veo es el coste de licencia, que efectivamente se ha disparado. Eso es algo que habría que solucionar. Se proponía que la licencia no fuese para los taxistas, sino que fuese una especie de concesión por un período x de tiempo y después volviese a la administración. De esa forma se evitaría la especulación. Desgraciadamente quienes se endeudaron para pagar la licencia, ahora ven cómo hay otros que son empleados por Uber que no tienen que pagar licencia, y lo ven injusto. Pero que antes eso estuviese mal no significa que ahora también tenga que estarlo para los demás.

Si alguien quiere profundizar un poco más sobre este tema, recomiendo leer esta entrada del blog de un buen amigo mío, en la que analiza detalladamente la cuestión.


El conflicto taxi-VTC me recuerda en parte a lo que sucedió en la liga de baloncesto ACB. Resulta que a los que se clasificaban para promocionar desde segunda división les exigían una serie de requisitos, entre ellos hacer un desembolso de unos 4 millones de euros. Había muchísimos equipos que no podían hacer frente a esos requisitos y por tanto se quedaban sin subir, mientras que los que habían quedado en puestos de descenso en la ACB, no bajaban de categoría, pues no había nadie para suplirles. Esto fue así durante varios años, hasta que al final la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia dio la razón al equipo de Burgos, diciendo que esos requisitos eran exagerados, y que tenían que disminuir. Como consecuencia, el equipo de Burgos pudo competir en primera. Pero todos los equipos que habían subido antes matemáticamente y no pudieron jugar porque estaban esos requisitos injustos, se tuvieron que aguantar.



Por tanto esto es como si hubiese habido algún equipo que sí que logró reunir esos requisitos, y dijese, yo los reuní, vosotros que ahora subís no lo habéis hecho, no es justo, os tendríais que quedar en segunda. Pues no. Lo que no era justo eran esos requisitos. ¿Que hubo alguien que pudo cumplirlos? Bien por ellos. Pero lo que no pueden pretender es que quien pudo con esos requisitos, se blinde y no deje participar a los demás, cuando esos requisitos eran injustos.



Es bastante curioso que supuestamente estamos en una sociedad capitalista de libre mercado, y lo que vemos en muchas ocasiones es intentar blindar privilegios para que los demás no accedan a competir. Recientemente ha sido noticia una decisión de la Comisión Europea de impedir la fusión entre la empresa alemana Siemens y la francesa Alstom. Tiempo les ha faltado a los gobiernos de Francia y Alemania para ponerse a despotricar de la decisión y anunciar que estudian reformas para permitir esa fusión y poder así competir con China. Pero la Comisión no está a China. La Comisión está a los ciudadanos europeos. Y concretamente, la comisaria de Competencia Margrethe Vestager, danesa del grupo de los liberales, que por cierto suena como candidata de este grupo a presidenta de la Comisión en las próximas elecciones europeas.


(Vestager. Foto: euractiv).

Claro que esto no es nuevo. Hace poco la Comisión presentó una lista de países y territorios que tenían que mejorar en su lucha contra el lavado de dinero y la financiación del terrorismo, y en la que se incluía a Arabia Saudí, Panamá, y algunos estados de EEUU, entre otros. Pues en seguida los gobiernos europeos, a través del Consejo, echaron atrás ese documento escudándose en excusas baratas. La realidad es que son ellos quienes mandan en Europa, y hay ciertos intereses que quieren salvaguardar a toda costa.

De todos modos, volviendo a la competencia, ¿para qué si no sirven los tribunales de competencia? Si se supone que estamos en libre mercado, todos deberían poder competir en igualdad de condiciones. Sin que se formen oligopolios que impongan barreras de entrada demasiado altas para que los demás puedan acceder. Y sin que los grandes se fusionen para comerse al resto de la competencia e imponer precios y servicios, perjudicando así a los usuarios que no tienen donde elegir.

De hecho, una de las principales medidas que proponía Bernie Sanders, candidato en las primarias del partido demócrata en EEUU, era hacer más pequeños los bancos. La idea era que no fuesen tan poderosos como para que la economía estadounidense dependiese totalmente de ellos, y tuviese que acudir en su rescate si colapsaban.

Aquí en España vamos por el camino contrario. Los bancos y cajas se han ido fusionando, y ya apenas quedan una docena, cuando antes superaban el medio centenar. Se han agrupado para protegerse, pero lo cierto es que de esa agrupación quien sale perjudicado es el consumidor, pues tiene menos alternativas donde elegir. 

Lo mismo pasa con otros sectores como las telecomunicaciones, donde nadie hace sombra al oligopolio de Telefónica-Vodafone-Orange. También podríamos hablar del transporte. ¿Por qué ha nacido blablacar? Pues porque la gente estaba cansada de los precios abusivos de los autobuses, y han ideado un sistema para viajar en coche compartiendo gastos.
En el tren Renfe no tiene competencia. Y eso que en Europa los monopolios están prohibidos. Ahora se está tendiendo hacia la liberalización, y Arriva, una empresa alemana, espera poder competir con Renfe ofreciendo trayectos a diferentes destinos a precios asequibles.

Al final, lo que hace buena a una economía es la competencia. Si Renfe, Alsa, o los taxis no tienen competencia, se acomodan y ponen precios excesivos y servicios de baja calidad. Cuando surgen alternativas como Arriva, Blablacar, o Uber, primero intentan ponerles todas las trabas posibles para que no salgan adelante. Y solo cuando ven que pese a todo esas alternativas se consolidan, es cuando se empiezan a poner las pilas y a bajar los precios y ofrecer mejores servicios.

Mucho se ha hablado de todo lo que cuesta el AVE y de si es rentable. ¿Cómo va a serlo con los precios que ponen? Ahora que va a entrar la competencia, ya han anunciado que los van a bajar. ¿No lo podían haber hecho antes? No les interesaba, porque no tenían a nadie que les hiciese sombra.

También podríamos hablar del estado lamentable de algunos trayectos de ferrocarril en los que se va a 30 por hora porque no están electrificados, o porque la maquinaria es antigua, o de trenes que se quedan parados. Lo cierto es que la inversión en ferrocarril ha sido muy desigual, primando el AVE a otros trenes regionales. Hay algunos como los de Aragón o Extremadura, que están en condiciones del siglo XIX. Es lo que sucede cuando se prima una parte del territorio sobre otra.

(Manifestación en Badajoz en 2016. Foto: El Periódico Extremadura)


O de las autopistas y carreteras. Ha habido muchas protestas de conductores para que liberalizasen autopistas. Y aunque en algunas se ha conseguido, en otras parece que va para largo. Eso lleva a que la gente, como alternativa para no pagar la salvajada de algunos peajes, coge la carretera, incluidos los transportistas, lo que deriva en más accidentes de tráfico.
Y no es que sea la ley y haya que acatarla. Porque la concesión de las autopistas se realizó por un período determinado de tiempo, pero los gobiernos no estaban obligados a prorrogar esa concesión, como sin embargo se ha hecho en numerosos casos.


(Manifestación a favor de la liberalización de la AP-1. Foto: El Norte de Castilla).

Igual que con las centrales nucleares. Tampoco tienen por qué prorrogar su vida útil, porque entre otras cosas, es peligroso. Pero obviamente el sector presiona para ello. Lo que es lamentable es que el gobierno ceda.


Podríamos ir a muchos más ejemplos de sectores donde no ha habido competencia y los precios eran abusivos hasta que esta apareció.

Hace un tiempo también fueron famosas las protestas de los estibadores portuarios, es decir, de los trabajadores de carga y descarga de buques en los puertos. Este sector no tenía competencia, y como consecuencia, había conseguido unos sueldos muy elevados. Cuando desde Europa se llamó la atención a España por esta cuestión recordando que no puede haber monopolios, y el gobierno trató de reformar la legislación para permitir la entrada de la competencia, fue cuando los trabajadores se pusieron en huelga. Y como controlan un sector estratégico, al igual que los maquinistas de Renfe, los pilotos de aviones, o los controladores aéreos, consiguieron una presión suficiente como para hacer vacilar al Gobierno.

De hecho, la huelga total de los controladores aéreos en 2010 llevó al gobierno a declarar el estado de alarma. No es para menos. Sin los controladores aéreos los aviones no tienen seguridad para aterrizar o despegar, con todo lo que ello supone para los viajeros en el aire o esperando en tierra. Se tuvo que movilizar al ejército y militarizar el sector mediante el estado de alarma para obligar a los controladores aéreos a trabajar y garantizar la seguridad aérea.
Visto en perspectiva, los controladores aéreos se pasaron de frenada. Al igual que otros sectores estratégicos y sin competencia, habían logrado unos salarios muy altos. Pero como siempre, se quiere más. Y ante el bloqueo de las negociaciones decidieron dar un golpe en la mesa. Pero fue tan fuerte que la rompieron, y ahora han perdido mucho más de lo que tenían antes.



Otro sector que se ha visto afectado por el abuso de precios que tuvo durante mucho tiempo, es el del cine y la música. Los precios por ir al cine, comprar un DVD o un disco de música eran desorbitados. Por eso mucha gente empezó a grabar vídeos en su casa de películas que echaban en la tele, o a grabar cintas de música en la radio según la programación que echaban. Eran copias "piratas" para consumo propio. Aunque había alternativas como el top manta, videoclubes o bibliotecas, eran demasiado escasas para la gente. Y con la llegada de Internet, las posibilidades se multiplicaron. De repente alguien compartía una película o un cd en una página, y otra persona se lo descargaba. Eso se empezó a extender de forma masiva y a otros sectores como los videojuegos o los libros. Obviamente la gente vio que era gratis acceder a toda esa oferta, y los ingresos de la venta de discos y dvds empezaron a bajar.

La industria discográfica y cinematográfica reaccionó de igual forma que he mencionado antes con Renfe, Alsa, la ACB, o los taxis. Intentó por todos los medios desprestigiar a la alternativa, diciendo que estaban violando derechos de autor, que era un robo, que estaban ganando dinero sin crear nada, y demás. Lo cierto es que de todo lo que la gente se descarga, de no existir la posibilidad de hacerlo, solo compraría una décima parte como muchísimo, con lo que las cifras que proporcionan son absolutamente falsas.
Han tenido éxitos cerrando algunas páginas web, y en algunos países multando a quien descarga ciertos contenidos. Pero como ven que es una batalla a largo plazo y que va a llevar mucho tiempo, también han empezado a ofrecer alternativas, como la televisión por cable. Ahora mucha gente está conectada a HBO, Netflix, Amazon...Son canales de televisión con una oferta muy amplia de películas y series. El siguiente paso será que integren todos esos canales en un único pack, porque si no la oferta se dispersará y la gente volverá a las descargas. 
Para la música mucha gente utiliza Spotify. En resumen, han salido alternativas que habría sido impensable sin la presión de las descargas.

(Foto: libremercado.com)



Nos podríamos ir incluso al botellón. ¿Por qué los jóvenes hacen botellón? Pues aparte de porque no les pueden servir alcohol si son menores, les resulta mucho más económico. No tienen que pagar 6 euros por una copa de whisky con coca cola cuando en el supermercado pueden comprar las botellas y hacer ellos mismos la mezcla por un precio mucho más bajo. Obviamente también se presionó contra ello alegando ruidos, suciedad, pérdidas...Es un problema que está ahí, y que va a seguir, sencillamente porque estamos en una cultura del alcohol, que está en todas partes. En las celebraciones familiares, en los anuncios de televisión, en las películas...Actualmente el raro es el que no bebe alcohol. Por tanto los jóvenes para sentirse mayores van a ir a por él, y como no tienen dinero, lo harán de la forma más sencilla que hay, a pesar de la presión policial.


En la moda, ha sido muy comentado el éxito de Primark, una tienda de bajo coste. ¿Por qué triunfa? Pues obviamente porque tiene precios muy competitivos. Igual que las tiendas de los chinos. ¿Para qué vas a ir a un sitio donde te van a cobrar 40 si en el otro lado lo tienes por 20? Hay quien alega que los trabajadores están explotados, pero para eso debería estar el gobierno y los inspectores asegurándose de que se cumple la ley.

El sector de los guías también vive su propia competencia con guías que surgen de determinadas plataformas como free tour que ofrecen visitas gratis a cambio de propinas. Es normal que la gente cuando va a visitar un sitio, prefiera una visita gratuita o a precio bajo que a precio elevado. También tiene su engaño, porque cuando acaba y la persona te dice que no tiene sueldo y que vive de las propinas, te ves moralmente obligado a darle algo, tal vez más que lo que te costaría un guía oficial. Suponiendo que haya gustado la visita, porque si no igual no se da nada. Pero suele ser más atractivo que pagar una cantidad alta por algo que no sabes si te va a gustar o no.

En internet intentaron desprestigiar a Wikipedia diciendo que podía editarla cualquiera y que no era fiable. Sin embargo ya cada vez menos gente utiliza enciclopedias. Es mucho más accesible una en Internet que habla de casi todo y que no suele fallar nunca, por mucho que se diga.



En los vuelos también hablan mal de Ryanair, y motivos habrá, pero la gente lo escoge por sus precios competitivos, al igual que otras empresas "low cost" que han hecho que las compañías tradicionales como Iberia se pongan las pilas creando su propia filial de bajo coste para poder competir.

Y por supuesto podríamos hablar de los hoteles. Anda que no han dado guerra con Airbnb y los pisos turísticos. Normal, porque les hacen la competencia. Acostumbrados como estaban a no tener demasiada competencia y a fijar precios excesivos, han visto cómo surgían alternativas en las que personas alquilaban una habitación en su vivienda para uso turístico. Por supuesto reaccionaron como fieras hablando de falta de calidad, de seguridad, de regulación...Todo eso está muy bien, pero es muy difícil de evitar que alguien acuerde con otra persona quedarse en su casa por un precio determinado. Lo que se podrá evitar es la especulación de algunos que utilizan pisos turísticos únicamente con ese fin, en vez de tener una sola habitación para turistas por ejemplo. O asegurar que lo que se ofrece es real, de calidad, y seguro. Pero prohibir no es ninguna solución.

Ahí tenemos si no a la okupación. Hay mucha gente preocupada de que le puedan okupar su piso, o de que alquile a alguien y luego no pague. Esa preocupación es legítima. Pero según estudios, las viviendas okupadas, en su inmensa mayoría estaban vacías y eran propiedad de bancos. Normalmente la gente que okupa una vivienda es gente organizada. Y no va a okupar una casa habitada de una persona, o de una que tenga en el pueblo o en la playa. Normalmente van a por edificios abandonados que son propiedad de bancos, empresas u organismos públicos, y los adecentan y utilizan para fines sociales. Hay edificios que acogen a personas sin hogar. Otros donde se realizan conciertos, talleres, asambleas...Es decir, edificios que nadie utilizaba, que su dueño les tenía abandonados, y que de repente se okupan para un determinado fin. Por ejemplo, la Casa de Cádiz en Barcelona.
Obviamente sus propietarios intentan recuperarlos, y tienen la ley de su mano. Pero quienes los okupan alegan que realizan un fin social y que si se van volverá a abandonarse.




Los abusivos precios de alquileres e hipotecas, la escasez de oferta, los sueldos precarios, el paro...todo eso hace que la gente opte por alternativas: compartir piso, okuparlo, alojarse en pisos turísticos más baratos que los hoteles, escoger tiendas de ropa o bazares más baratos, compañías aéreas más económicas, blablacar, uber, descargar por internet...etc.

Es lo que sucede cuando la oferta es escasa e inaccesible. Que como hay demanda, surgen alternativas. Y los anteriores intentan impedir que entren, y solo cuando ven que es imposible, ofrecen productos o servicios alternativos.



Aun hay sectores donde hay monopolios u oligopolios. En el propio Internet y en la tecnología está sucediendo. Empresas como Microsoft, Google y Apple controlan la mayor parte del mercado. ¿Cuántos ordenadores tienen instalado Windows o el sistema operativo de Apple? Más del 90%. ¿Cuántos móviles tienen instalado Android o iOS? También más del 90%.

Antes mencionaba a la Comisión Europea. Pues aquí también se ha pronunciado contra Google, alegando prácticas abusivas. Y es que en los móviles Android, las aplicaciones de google están instaladas por defecto y no se pueden desinstalar, lo que sin duda supone una merma para la competencia. Pues bien, la Comisión le impuso una multa de más de 4.000 millones de euros por ello. Google recurrió, pero me da que al final tendrá que recular y eliminar esa práctica abusiva.

Menos mal que para algunas cosas la UE sí que hace bien su trabajo. Este caso ha sido uno de ellos. No se puede permitir que las empresas tengan tanto poder que vaya en merma de los ciudadanos. El tribunal de competencia debe estar ahí para ello, para vigilar que las ofertas son justas, que los ciudadanos tienen opciones donde elegir, y que no hay fijación de precios.

Lo que sorprende es que algunos que se dicen defensores del libre comercio, estén en contra de que haya competencia, y a favor de mantener los privilegios de algunos que van en perjuicio de todo el resto.

Es increíble el poder que ha alcanzado Google, que controla las búsquedas que se realizan en internet, el sistema operativo mayoritario de los móviles, el navegador mayoritario en ordenadores y móviles, el portal de vídeos youtube, los mapas, el correo electrónico...
Y si no son ellos, es Windows, con su sistema operativo mayoritario para ordenadores, su buscador, navegador y correo electrónico alternativo a google. O Apple con su sistema operativo y navegador alternativo para móviles y ordenadores. O Facebook que además domina Instagram y Whatsapp.


Mucho poder en muy pocas manos. Por ello sería inteligente que se fomentase desde los gobiernos el uso de alternativas. Por ejemplo en las Administraciones Públicas podrían instalar Linux, para salirse de las cláusulas abusivas de Windows. O fomentar el uso de alternativas a Google, como el navegador Firefox o el buscador Startpage.




3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sigo:

El taxi, como sector público que es, puede estar monopolizado como están las farmacias u otros sectores. Eso sí, regulados en cuanto a adquisición, precios, profesionalidad... y nada de cesión a presiones ni permisiones de "herencias" o ventas fraudulentas.

Las cosas no suelen ser blancas o negras como algunos pretenden. Y respecto a los okupas te manifiesto mi total rechazo. Ya se trate de pisos de bancos, asociaciones o lo que sea. Y sí que se meten y han metido en segundas residencias. Y creo que hasta en primeras, con lo que eso tiene de invasión de la intimidad (fotos, cartas...). Hasta mafias han surgido que les echan ¿Y quién los mete? ¿Hay bandas? ¿Es una decisión desesperada de alguien? De todo habrá. Lo lamentable es que estas actitudes incívicas a veces son apoyadas incluso por personas que tienen ¡hasta siete pisos! ¡Y se permiten pertenecer a una coordinadora pro okupas. De pisos ajenos naturalmente.

Esto nada tiene que ver con resolver el problema de la vivienda, construcción de viviendas sociales, renta general básica garantizada, techo garantizado, salario mínimo digno, educación y sanidad garantizadas. En definitiva Estado de Bienestar mejorable respecto de lo que ahora tenemos.

Viene de la mano de la libre competencia y de la regulación estatal. Ambas se complementan pero no se excluyen. Y quizá la segunda sea mas necesaria que la primera.

¡Ah! Y mucha de la oferta de pisos turísticos, habitaciones, compartir coches etc. no viene de la mano de que hay demanda por el bajo nivel adquisitivo de muchos jóvenes sino de las posibilidades que a ese respecto ofrece internet.

En cuanto al botellón, que nació con la litrona en los años de la heroína, no tiene nada que ver con la cultura del alcohol ni los precios sino con la desaparición de las discotecas en las que los jóvenes se conocían y con la entrada entraba una consumición. Beber era un acto social en el que alguno se podía pasar pero no se buscaba la borrachera deliberadamente ni se ponían a morir como ocurre ahora. Ahora los jóvenes se conocen en torno a bebida sin límite. Son modas relacionadas no tanto con el poder adquisitivo de la juventud, que en otros tiempos fue incluso menor, sino con un modo de vida distinto, intereses de distintos sectores, permisividad social...

Ni siquiera en los guateques, discotecas improvisadas en domicilios privados en mi época joven, circulaba el alcohol como ahora se hace con el botellón. ¡Ni de lejos!

Un saludo.

Anónimo dijo...

Por si acaso no sale te repito el comienzo:

Yo creo que mezclas demasiadas cosas. El libre mercado y la libre competencia no garantizan un mejor servicio a los ciudadanos. En épocas de crisis, como ocurre actualmente, el mercado se regula cambiando el dinero o reduciendo los beneficios, porque si pierde continuadamente, el empresario cierra. Lo hemos visto en los bares. Aquí ha funcionado el libre mercado y lo ha hecho adecuadamente.

En los hoteles los bajos precios pactados con el Estado en temporada baja, permiten disfrutar a los jubilados de cierto nivel de ocio y al sector mantener la actividad y, por consiguiente, el empleo.

¿Qué ocurre en otros casos? Pues que se llegan a ofertar viviendas de ¡3 m2! Y le criticaron a Zapatero por hablar de promover apartamentos de 40 m2. Seguramente los mismos que le criticaron por las reducidísimas dimensiones y el desprecio que ello suponía hacia la persona, son los que ahora ven bien que, si hay demanda, se oferten estos habitáculos. Es el mercado, la oferta y la demanda... dirán con total desvergüenza.

El Estado debe regular y mucho la competencia para que se adapten los precios a la capacidad adquisitiva de la población. No creo que el ferrocarril sea muy rentable, o el cine, por ejemplo. A veces ha habido que recurrir a subvenciones para mantenerlo por interés general.

Es lo que puede ocurrir con el taxi, sin que ello suponga defender ventas fraudulentas, conchabeos o apoltronamientos. Incluso presiones para conseguir tarifas desproporcionadas. Y aquí entramos en otro capítulo: El de la presión de los privilegiados que denuncias en el sector aéreo pero puede extenderse a otros colectivos, por ejemplo interinos de la Administración Pública. Todos ellos afiliados a sindicatos de clase que, teniendo ahí una cantera de personal, se vuelcan en defensa de "derechos adquiridos" a veces sabe Dios cómo. No olvides que derechos son los que nosotros tenemos y privilegios lo que tienen los demás.

Jesus dijo...

No digo que haya que dejar todo en manos del mercado. Obviamente debe haber regulación indicando los límites, como en el tema de la vivienda. Pero eso no quita para que se luche contra los monopolios y oligopolios que lo único que hacen es perjudicar al consumidor. Se debe fomentar la libre competencia y la entrada de nuevos actores, dejando por supuesto claros los límites en cuanto a regulación.