Preferiría no tener que escribir esta entrada. Preferiría que no se hubiesen producido los atentados de París. Que no hubiese muerto toda esa gente inocente. Que no hubiese habido discusiones y argumentos enfrentados en torno a cómo responder y a las reacciones que se sucedieron.
Pero ha pasado. Lamentablemente, ha pasado. Y me siento obligado a hablar de ello, primero por la conmoción del atentado, y segundo, por el desacuerdo con muchas de las opiniones expresadas acerca de las causas y las consecuencias.
(Bandera gigante francesa desplegada en el estadio Santiago Bernabeu en el partido Real Madrid-Barça, en solidaridad con Francia).
Como ya sabemos, el 13 de Noviembre varios hombres armados con Kalashnikov disparaban a civiles en París.
En cafeterías, en una sala de música donde se celebraba un concierto de heavy metal, en restaurantes...e intentaron entrar en un estadio de fútbol donde se celebraba el partido Francia-Alemania y donde estaba nada más y nada menos que el presidente de Francia.
En cafeterías, en una sala de música donde se celebraba un concierto de heavy metal, en restaurantes...e intentaron entrar en un estadio de fútbol donde se celebraba el partido Francia-Alemania y donde estaba nada más y nada menos que el presidente de Francia.